PRÓLOGO A LA VERSIÓN EN ESPAÑOL
Aquellas personas que se interesaron antes de 2013 o 2014 por la
tecnología y que siguieron involucrados con el transcurrir del tiempo han
podido conocer directamente la comunidad Bitcoin en sus orígenes, pero para
los más recientes el mundo de las criptomonedas podría parecerles un
gigantesco casino. La generación anterior a pesar de las bajadas drásticas de
precio, tenía como motivación principal, en muchos casos, la posibilidad que
brindaba la descentralización como instrumento de cambio social, aunque
obviamente también existían muchos especuladores. En 2017 la
descentralización ha pasado a segundo plano y el foco ha sido la especulación.
Ambos objetivos son legítimos, pero ha habido un secuestro del discurso
de la descentralización, el bien social y el progreso a través de la colaboración
y compartir experiencias y conocimientos, para llevarlo a un nivel de egoísmo
cortoplacista que, en muchos casos, se convierte en casi sólo ruido, con poca
substancia. Esto es un fenómeno global, pero divide a la comunidad y va en
contra de lo que a algunas personas nos habría gustado ver, un entorno
colaborativo sustentado en el respeto y la causa del progreso en común.
En su origen más purista “Comunidad Blockchain” representaba para
muchos un interés por una tecnología que podría permitir recrear modelos
sociales más justos y descentralizados pero la subida de los precios de los
cripto activos ha diluido este concepto original de comunidad. Quizás
tengamos que esperar, tras una larga y pronunciada bajada de los precios, para
volver a hablar de comunidad como lo hayamos podido vivir en el pasado.
España, y muchos otros países de habla hispana, tienen una magnífica
oportunidad para desarrollar y utilizar la tecnología Blockchain y posicionarse
en este incipiente mercado global, además de poder fomentar otras tecnologías
exponenciales. Tenemos el talento, las infraestructuras y el capital para
lograrlo. Pero nos falta coordinarnos y tener una predisposición por invertir,
experimentar e innovar con Blockchain. Para eso, sólo se necesita un marco
regulatorio favorable y proactivo que permita que muchos de estos proyectos
puedan nacer y desarrollarse en España y latinoamérica porque, de lo contrario,
lamentablemente tendrán que emigrar.
Como siempre sucede, cada vez que asistimos a una revolución
tecnológica, los países más avanzados del mundo ya se están posicionando. Así
que, de nosotros depende si queremos formar parte del siglo XXI o ser parte de
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