Hay dos grandes teorías que intentan explicar las cinéticas de las reacciones químicas: la teoría de las colisiones y la teoría del estado de transición.
La teoría de las colisiones se usa para pronosticar la cinética de las reacciones químicas, particularmente para los gases. La teoría de las colisiones está basada en la suposición de que para que se dé una reacción es necesario que las especies choquen (átomos o moléculas). No todas las colisiones conllevan un cambio químico. Una colisión será eficaz si las especies que chocan lo hacen con una energía igual o superior a la llamada energía de activación. Además, en la colisión las especies tienen que estar orientadas de una manera favorable a la necesaria reagrupación de sus átomos. Así, según la teoría de las colisiones, la velocidad con que una reacción química avanza estará relacionada con la frecuencia con que se producen las colisiones eficaces. Debido a que la frecuencia con que átomos y moléculas chocan sólo se puede calcular con cierto grado de exactitud en gases (por aplicación de la teoría cinético-molecular), el uso de la teoría de las colisiones está limitada a reacciones en fase gaseosa.