En el punto anterior hemos visto cómo podemos deducir la constante cinética de una reacción si conocemos de algún modo cómo varía la concentración de los reactivos en función del tiempo. Otra manera de abordar esta misma situación es partir de los logaritmos de la ecuación de velocidad. Supongamos que estudiamos la velocidad de una reacción respecto del reactivo A:
Si representamos el logaritmo neperiano de la velocidad de la reacción en función del logaritmo neperiano de la concentación de A, obtendremos una recta cuya pendiente será el orden de la reacción respecto de A y cuya ordenada en el origen será el logaritmo neperiano de la constante cinética.
En el laboratorio, esto se hace preparando varias reacciones con diferentes concentraciones iniciales de A (manteniendo el resto de concentraciones de los reactivos constantes) y midiendo la velocidad inicial de cada una de ellas.