Según la teoría cinético-molecular de la materia, sabemos que a medida que aumenta la temperatura, aumenta también la energía cinética de las moléculas. Es razonable pensar que si aumenta la velocidad de las moléculas, también aumente el número de choques por unidad de tiempo entre ellas y, por consiguiente, lo haga la velocidad de una reacción.
La ecuación de Arrhenius liga la constante cinética (y, por tanto, la velocidad) de las reacciones químicas con la temperatura y su expresión es:
Donde k es la constante cinética de la reacción, A es una constante llamada factor de frecuencia (representa la frecuencia con que se producen las colisiones), Ea es la energía de activación (la mínima energía que deben tener las moléculas para que al chocar se produzca la reacción), R la constante de los gases ideales (8,31 J/(K·mol)), y T es la temperatura absoluta.