Diálogos Revista Electrónica de Historia ISSN 1409- 469X
Vol. 9 No. 2 Agosto 2008 - Febrero 2009.
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( página 284 de 291) p. 284
Es importante tener claro el nivel de integración de los mercados monetarios regionales,
para poder interpretar de manera atinente los tipos de cambio internacionales, tanto como
para promover o desincentivar, como política económica, la posibilidad de circulación de
monedas extranjeras libremente. El encarecimiento del dinero en sistemas monetarios
basados en moneda metálica no se explica, solamente, por factores internos: por ejemplo,
en economías en las que circuló la moneda de plata, el encarecimiento de la plata
provocaba efectos evidentes.
En economías con un sistema monetario bimetálico, como el caso de Florencia en el siglo
XVI, la “...existencia de dos sistemas monetarios dio pie a dos sistemas paralelos de
precios. Inevitablemente, el sistema de precios interiores siguió vinculado al sistema
monetario del dinero picciolo, esencialmente por dos razones: 1) la moneda de oro tenía
un valor unitario muy elevado para poder servir de medida de valor y medio de cambio
en muchas de las transacciones interiores; 2) si se hubiera permitido que el sistema de
precios interiores se basara en la moneda de oro, todas las presiones inflacionistas que se
descargaban en la moneda pequeña habrían pasado a la moneda de oro”.
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Tradicionalmente se ha considerado que existen tres fuentes principales para la creación
monetaria, las que corresponden a las operaciones de financiamiento del sistema bancario
con el exterior, el Estado y la economía, o sea, las empresas y los gobiernos.
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En
general, los economistas están de acuerdo sobre los factores que inciden en la evolución
de la velocidad de la circulación monetaria, pero existe debate sobre las variaciones en la
velocidad de circulación: según los monetaristas, partidarios de la teoría cuantitativa de la
moneda, la velocidad de la circulación es relativamente estable y depende de la renta;
mientras que los keynesianos remarcan que la velocidad es inestable, dado que depende
de la especulación y de influencia de las tasas de interés.
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Cipolla, op. cit., p. 163. Según este autor, en la economía de Florencia en el siglo XVI: “A la muerte de
Lorenzo el Magnífico en 1492, en Florencia el sistema de moneda metálica todavía era de carácter
medieval, en el sentido de que prácticamente er el mismo que había existido cien o doscientos años antes.
Había tres clases de monedas: 1) la moneda de oro, representada por el florín de oro; 2) la moneda de plata,
representada por el grosso; 3) la moneda de vellón (con ley de plata muy baja), representada por el
quattrino y el dinero (llamado vulgarmente picciolo, pequeño). Además circulaban otras monedas más o
menos toleradas de estados vecinos o no tan vecinos”. Ibid., p. 11.
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Cfr. Plihon, op. cit., p. 44