El Gobierno ha decretado en Estado de Sitio a la Provincia de Santa Marta, donde los trabajadores de la United Fruit Company sostienen desde hace días una huelga. Ha sido nombrado Jefe Civil y Militar el General Carlos Cortés Vargas 49 . Por su parte, los periódicos nacionales, en especial los de la capital colombiana expresaban: No ha habido en el país una huelga más numerosa y más larga que ésta la de los trabajadores del Magdalena. Treinta y dos mil obreros se han mantenido por más de treinta días en absoluta inactividad en toda la región bananera y no hay indicios de que la situación tienda a modificarse favorablemente 50 . La matanza de los trabajadores obreros Las cosas sucedieron porque una vez concentrados los trabajadores obreros en los distintos puntos de congregación en los cuales se reunían como acto de manifestación y protesta pacífica, siendo las once de la noche del día miércoles 5 de diciembre llegó la noticia que el Dr. Núñez Roca, gobernador del departamento de Magdalena, acaba de emitir un decreto, por medio del cual ordenaba la dispersión de los grupos de huelguistas. El decreto hacía varias consideraciones, entre ellas la de que la huelga había generado una asonada. Norma que para los huelguistas fue de muy mal gusto, pues el Gobernador expidió dicho decreto sin consultarles a ninguna comisión que los representara, sólo lo hizo desde la óptica de la multinacional, de las autoridades militares que defendían los intereses de ésta compañía norteamericana y de la “bananocracia” criolla; lógicamente, los obreros irrumpieron en manifestaciones de protestas. El ejército allí acantonado fue comisionado para hacer cumplir las disposiciones del Gobernador del departamento, y con ese motivo se ordenó a los huelguistas se disiparan. Muchos de ellos estaban acostados en los playones, otros en los alrededores de la estación del tren y otros dormían al aire libre. Una vez los soldados llegaron a la plaza leyeron el texto completo del decreto y dieron quince minutos para que la muchedumbre obrera acantonada en la plaza- que estaba conformada por más de 1.500 personas- se dispersaran. Como éstos no quisieron obedecer las órdenes dadas por los jefes militares, y por el contrario los huelguistas cada vez más agitaban las banderas del tricolor nacional y pancartas alusivas al movimiento obrero y en contra de la explotación laboral, al grito de “viva Colombia”, lo siguiente que hicieron los soldados fue tocar a ritmo de tambores una corneta por tres veces, previo aviso de que harían tocar el instrumento de viento en un lapso de un minuto entre toque y toque; si al cabo de una tercera no se había disipado el grupo, se procedería a disparar en contra de las personas que se encontraran en mitin. En efecto, al sonar la tercera corneta, los manifestantes se mantuvieron en pie de lucha en sus protestas y por ende no se dispersaron; instantes después sólo se escuchó la voz de un militar que decía “fuego” y con ello, segundos después, se sintió el rugir de las ametralladoras y las descargas de la fusilería disparadas en contra de los obreros que se encontraban en huelga. El espectáculo que ofreció la estación de Ciénaga fue realmente pavoroso. Los cadáveres, 49 La Prensa, Nº 251, Barranquilla, jueves 6 de diciembre de 1928, p. 1. 50 United Press, Reporte, New York, Hora de emisión 8:25 p.m. del miércoles 5 de diciembre de 1928.