MUCHO TEATRO
Cuatro versiones estúpidas
(De y para instituto)
Paco Torres
Profesor de lengua castellana
y literatura y disfrutón del
teatro en horario lectivo y personal.
Córdoba (España)
2023
Título de la obra:
Mucho teatro
Cuatro versiones estúpidas
(De y para instituto)
Autor:
Paco Torres
Portada:
Imagen de la escenografía realizada por José Antonio Rosales para la obra La Cazuela
Diseño del libro: José Antonio Salgueiro González y Juan Guillermo Rivera Berrío
Código JavaScript para el libro: Joel Espinosa Longi, IMATE, UNAM.
Recursos interactivos: DescartesJS
Fuentes: Lato y UbuntuMono
Fórmulas matemáticas: $\KaTeX$
Red Educativa Digital Descartes
Córdoba (España)
descartes@proyectodescartes.org
https://proyectodescartes.org
Proyecto iCartesiLibri
https://proyectodescartes.org/iCartesiLibri/index.htm
ISBN: 978-84-18834-76-9
LICENCIA
Creative Commons Attribution License 4.0.Paco Torres entró a nuestras vidas como un profesor más cuando apenas teníamos 14 años. Pero Paco no era un profesor más, él se abrió camino en nosotros con su forma de ser y de explicar. Nos hacía aprender a diferenciar entre “por qué”, “porque”, y “porqué” con los “porkemon”, y nos enseñaba sintaxis con una diapositiva en la que aparecía una parada de taxis vacía. Cuando alguien le preguntaba que para qué servía la sintaxis, él respondía: “para que el profesor pueda comer”.
Para muchos, fue el primer profesor al que empezamos a llamar por su nombre. Sabía cautivar la atención y hacer que 30 alumnos diferentes sintieran interés por una asignatura que, aunque para nosotros fue el origen de interesarnos por las humanidades, a muchos le resultaba tediosa.
Paco Torres nos enseñó algo más que lengua y literatura, sobre todo a los que tuvimos la suerte de coger Alternativa con él. Lo que en otro instituto habría sido una hora muerta para charlar o adelantar tareas, para nosotros se convirtió en un viaje. En el “teatro de Paco”.
El teatro de Paco no era Shakespeare, ni Calderón de la Barca, ni siquiera era Lope. Era algo rocambolesco y divertido, un poco canalla incluso.
Y ese era uno de sus sellos propios. Una anécdota recurrente como ejemplo es nuestra
graduación de 4° de ESO. Paco nos dio el discurso más original que podíamos haber esperado y al final nos repartió unos "exámenes" en los que la prueba era un análisis sintáctico de alguna frase ingeniosa en la que nos daba la enhorabuena.
Tuvimos también la suerte de que fuera nuestro tutor durante varios cursos. Gracias a eso, solíamos tener información privilegiada sobre la asignatura de libre configuración que estaba empeñado en sacar adelante: "Mucho teatro". Aunque por vicisitudes académicas no podíamos elegirla, nosotros, que nos apuntamos hasta a un bombardeo (como dirían nuestras madres), conseguimos entrar. Pedíamos bocadillos en la cafetería del instituto (gracias por tanto, Santi) para ensayar después de clase. Y Paco estaba ahí, quedándose a comer en el patio del recreo con un puñado de adolescentes, aguantando que no nos hubiéramos aprendido los textos (normalmente ideados por él), llevándonos en bus a Sevilla a certámenes solidarios de teatro, o ayudándonos en los nerviosismos previos el día que representábamos para nuestras familias. Siempre estaba ahí con un chiste malo, apoyándonos.
El teatro que Paco llevaba al Blas Infante era tan especial que, con el tiempo, incluso sus propios compañeros (principalmente profesoras) quisieron dejarse dirigir por el profesor de lengua, y subirse a un escenario delante de sus alumnos. Todo el mundo se lo
pasaba en grande con las representaciones que solíamos hacer a finales del curso académico, muchas veces incluso más los que actuábamos que los propios espectadores.
Paco nos enseñó muchas cosas dentro de las aulas, pero nos enseñó aún más fuera de ellas. El teatro fue, sin duda y durante muchos años, una forma divertida de aprender, de crear comunidad y de entender que había más vida aparte de los comentarios críticos de los exámenes.
Eva Rodríguez
Agustín Ramírez
Javi Arias
Córdoba, mayo de 2023
Siempre me ha divertido escribir versiones de todo tipo: de canciones, de poemas, de textos en prosa… Algunos de mis compañeros las han sufrido en sus jubilaciones. Cuando me planteé hacerlo con obras clásicas, no tenía ninguna otra intención que la de pasarlo bien. Pero fui descubriendo que tenían muchas posibilidades para trabajar con el alumnado. Sobre todo, dos de ellas: El Bernardo y la Juana. Porque cambiar los roles masculino y femenino en muchos momentos dan juego para una reflexión interesante. Así lo ha visto gente que me lo ha comentado.
Sin embargo, como mero disfrute valen ya mucho. Y, si a alguien le interesa este disfrute y lo consigo, bienvenidas sean estas cuatro obras que aquí os presento. Las otras dos: Luces de pandemia e Historia de un ascensor son el relleno ideal de aquellas horas que todos vivimos encerrados durante la pandemia y que tanta creatividad desarrolló en tantas personas y tantos campos (destacando quizás el culinario, o el musical; pero también hubo otros).
Ponerlas en escena fue aún más divertido porque contar con la maravilla actoral de alumnado y blasraqueñas es un lujazo para los que nos apasiona este mundo. Ahí quedan reflejadas Bernardo y Juana para aquellos que la recordarán con el mismo cariño que yo.
Si alguien se decide a llevarlas a escena, las va a gozar porque darán momentos inolvidables como los que quedan en nuestras retinas a los que ya lo hicimos. No sé dónde andaréis muchos de vosotros; pero, si os llega esto, sabed que contáis con el recuerdo permanente de vuestra actuación en este que os dirigió un poquito porque el resto ya lo traíais de serie. Un besazo para todos.
Termino. Os dejo con estas cuatro versiones estúpidas, que lo son; pero que encierran mucho cariño. El que se puso en escribirlas, en leerlas, en trabajarlas, en representarlas y en verlas sobre las tablas del IES Blas Infante de Córdoba (España).
Córdoba, febrero de 2023
PERSONAJES
Doña Juana. Doña Luisa (La rival). Doña Mercedes (Madre de Juana). Doña Gonzala (Madre de José). José (hijo de Doña Gonzala y prometido de Doña Luisa). Pepa (amiga de Juana). Toñi (amiga de Luisa). Señora Martina (Dueña del bar). Doña Josefina Zorrilla (autora). Bernadette (secretaria de doña Josefina)
Escenario: Dividido en tres partes la primera un bar actual (mesas y sillas) sonido de máquinas tragaperras. De espaldas estarán unas mujeres simulando jugar a las máquinas. La segunda un banco de parque con su farola y la tercera la casa de doña Gonzala, una mesa de casa con sus sillas.
INTROITO (Con perdón)
Doña Josefina sentada en la mesa del bar como si fuera un escritorio, con sus libros y sus papeles que recogerá cuando salga de escena.
DOÑA JOSEFINA: (Pronunciando muy a la española y alargando las e finales) ¡Bernardette!, ¡Bernardette!... (Gesto de reproche) ¡Bernardette!, Bernardette! ¡¿Será posible?! ¿Dónde estará esta chica? (Dándose cuenta de que hay público) ¡Uy, perdonen, perdonen, no me había dado cuenta! Me presento. Soy Doña Zorrilla (pausa incómoda esperando la risa del público) ¡Rían, rían!, no me importa, llevo toda mi vida soportando las risitas cuando digo mi apellido. Tiene narices. Soy tataranieta de un escritor al que todos veneran cada año. (Engolada) ¡Don José Zorrilla!
DOÑA JOSEFINA: Nadie se reía o se ríe de él. ¡Señor Zorrilla por aquí, señor Zorrilla por allá! ¿Risas? Ni una, más bien miedo. Y aquí estoy yo. Desde 1º de la ESO escuchando esas risas, cuando no carcajadas al decir mi apellido. ¡Zorrilla, salga a la pizarra! ¡Zorrilla, hágame un trabajo! ¡Zorrilla, Zorrilla, y Zorrilla! Pues sí, Zorrilla, y ahora quiero hacer honor a mi apellido. Aquí me tienen escribiendo la historia de la tataranieta de aquel desgraciado Don Juan Tenorio, chulito de ciudad que se creía el Brad Pitt de la época. Y encima le reían las gracias. (Interrumpiendo el discurso) ¡Bernadette! ¿Dónde coño te has metido? (En voz baja) ¡Uy, que es francesa! (Con mucho respeto) ¿Quiere usted hacer el favor de venir en cuanto sus ocupaciones se lo permitan? (Al público). La tuve que contratar francesa porque era la única que no sonreía cuando decía mi nombre.
(Entra Bernadette cargada de libros y con una pinta de secretaria que echa para atrás)
BERNADETTE: ¡Oui, madame Zorrilla (sonríe mirando al público), ¿qué querría usted?
DOÑA ZORRILLA: A ver, no encuentro el documento que habla de las bebidas típicas de las muchachitas de hoy en día. Tengo que emborrachar a mi Juana y no sé con qué hacerlo.
BERNADETTE: Me gustarría ayudarla sin necesidad de documento alguno, madame, pero no bebo (sonrisa al público). Se lo buscaré.
DOÑA ZORRILLA: Pues sí, porque, si no, el público no va a creer que mis chicas liguen tanto. Don Juan sí, ese sí podía sin beber ni nada. Pero las mías son unas zorras si lo hacen. (Dándose cuenta.) Quiero decir unas vividoras, unas cabezas locas, unas…, en fin, otra cosa.
BERNADETTE: ¿Un peu salope, peut être?¿Un poco zorra, tal vez?
Eso es verdad, madame, a mí, por ser francesa, me hacen (pensando la palabra) unas sustantivas, adjetivas, adverbias, preposiciones…, proposiciones que ni el director de una porno a sus actrices.
DOÑA ZORRILLA: ¡Involucionamos, Bernadette, involucionamos! (Pausa y mirando al público) ¡Vamos patrás!
BERNADETTE: Voy a buscarle la papelina (corrección), el papelito ese, madame. Vuelvo enseguida.
DOÑA JUANA: S’il vous plait. La comedia debe empezar.
Sale Bernadette y se hace NEGRO. Al volver ya no está Doña Zorrilla en la mesa sino Doña Juana y las mujeres juegan de espaldas a las maquinitas, que hacen un infernal ruido
ACTO I
DOÑA JUANA:
¡Qué follón de maquinitas!
¡Cuando termine estos wasaps,
Las convierto en rojas brasas
Porque son unas malditas!
SEÑORA MARTINA: ¡Cuánta viciosa!
PEPA (A SEÑORA MARTINA):
¡Cómo te gusta
Que se llene el aparatito!
SEÑORA MARTINA: (Enfadada)
Ni me gusta ni te admito
Esa acusación injusta.
Son solo mujeres solas
Que en mi bar se entretienen.
Unas solo a beber vienen
Y otras buscan carambolas.
PEPA: ¿Carambolas?
SEÑORA MARTINA:
Carambolas de la vida
Para aliviar su tristeza
De los años de vileza
A algún capullo cosida.
PEPA: ¿Capullo?
SEÑORA MARTINA:
De los que hay muchos.
Que no quieren entenderte,
Más feos que la misma muerte,
Y encima son muy flacuchos.
PEPA: ¿Y todas son… muy hetero?
SEÑORA MARTINA:
¡Ay!, Pepa, ¡qué peligrosa!
Tú quieres darle una cosa
Que reparte el panadero.
(Entre risas de las dos)
PEPA:
¡Sí, bollitos con su miel!,
Pero ahora no puedo,
que está Juana con un pedo,
Y entra Luisa del hotel.
SEÑORA MARTINA: ¿Luisa, su gran enemiga?
PEPA: Boñiga.
SEÑORA MARTINA: ¿Luisa, la que hizo la apuesta?
PEPA: Funesta.
SEÑORA MARTINA: ¿Luisa, la que liga más?
PEPA: (Reprochando) ¿Serás...?
SEÑORA MARTINA:
Solo en mi bar le he contado
Treinta de los más fornidos,
En el barrio conocidos
Como del puño cerrado,
Y todos ellos le han pagado
Las copas, el taxi y el bocata.
Y, si tu amiga la Juana,
Con su tajá de semana,
Ha metido bien la pata.
PEPA: ¿Tú también te has enterado?
SEÑORA MARTINA:
Claro, todo el bar lo sabe.
Que en este mismo enclave
Dos papeles se han llevado.
(Se acerca Toñi que ha entrado con Luisa y las ha escuchado.) (Dirigiéndose a Pepa)
TOÑI:
Hace justo una semana,
Cuando tu “amiga” chuleaba
Que hasta el aire se ligaba,
Más que ninguna humana.
SEÑORA MARTINA:
Y que, si alguna eso negaba,
Y decía era mentira
SEÑORA MARTINA:
Que todo hombre suspira
Y muere por Doña Juana,
Apostase buena “lana”
Por quién más hombres se tira.
PEPA:
¡Pero estaba ya borracha!
¡Y a la Luisa no la vio!
(Interviene Luisa)
LUISA:
Nadie liga como yo
Y esa Juana es muchacha
Que la vergüenza perdió,
Y los cinco mil eurazos,
Cumplidos ya los plazos,
LUISA:
Que conmigo se jugó,
Me los tendrá que soltar.
Creo que sabrá contar,
Y el papel que ella me dio,
Y que traigo en esta mano,
No viene con un fulano.
¿Cuántos? me va a preguntar…
TOÑI:
Y mi amiga le dirá
Que con las manos no alcanza,
Y que entone una alabanza
A quien ya siempre odiará. (Señalando a Luisa)
JUANA: (Acercándose tumbona)
¿Una alabanza pedís?
¿A Doña Juana Tenorio,
Que comió en su dormitorio
Más “fichas” que en el parchís? (Gesto obsceno)
LUISA: (Respondiendo chulesca)
Llegó la Juana por fin.
Pensé que no eras tan chula.
Ni terca como una mula.
Pagarás martín martín. (Gesticulando el pago)
Aquí están mis cinco mil
Que volverán con mamá,
Y con ellos se vendrá
Tu pastón a mi redil.
PEPA:
Luisa, por favor te pido,
Olvida ya este episodio,
PEPA:
No tengas a mi amiga odio…
Piensa que no ha venido.
JUANA:
¡Qué estás diciendo, insensata!
La Juana nunca recula.
Aquí mi pasta, tú rula. (Gesto de márchate)
Ya me como yo a esta rata.
(Entra Doña Mercedes y ve la escena)
DOÑA MERCEDES:
Pues sí que va a ser verdad
Que mi hijita bebe y juega,
Y “lo otro” nadie lo niega.
Parece una enfermedad.
PEPA: (Viendo a Doña Mercedes y nerviosa)
¿¡Qué hace aquí Doña Mercedes!?
Si usted nunca fue de bares,
(Cogiéndola del brazo) Vámonos a ver solares
Que os gustan tanto a ustedes.
(Forcejeando atrás y adelante)
DOÑA MERCEDES: ¡Suéltame ya, mala amiga!
PEPA: ¡Doña Mercedes, no siga!
DOÑA MERCEDES: ¡Mi hija por ti está embrujada!
PEPA: ¡No me joda, qué pasada!
DOÑA MERCEDES: ¡Tú al mal camino la llevas!
PEPA: ¡Y una mierda que te llevas!
(Empujándola fuera definitivamente)
JUANA:
¡Pepa!, ¿dónde coño andas?
Ven para contar la lista,
Que a mí me falla la vista,
Y habrá que hacerlo por tandas.
TOÑI:
No creo que a Luisa te acerques,
Pero si quieres contemos.
Si te agobias, pararemos.
Ya no más nos empuerques.
SEÑORA MARTINA:
Yo seré la que los cuente,
Pues soy la única imparcial.
Veamos el poder sexual.
Sentaos ya frente a frente.
La Luisa tiene en total ..., (Contando)
Cuarenta y cuatro machorros,
Que dieron a ella sus morros,
Y parte del capital.
(Aplausos en la sala)
PEPA:
¡Callaos ya, malas zorras!
Veréis cómo se las gasta
La Juana con su canasta, (Marcándose entre las piernas “su canasta”)
Bien llena de cachiporras.
SEÑORA MARTINA:
Por sus partes, Doña Juana. (Sonrisa picarona cuando recalca sus partes)
contadas hay en esta lista…
¿Quizás me engaña la vista? (Sorprendida)
¿!Dos tíos en una semana¡?
TOÑI: (Riendo)
¿Pero esto qué es, hermana?
Hacernos perder el tiempo.
No es esto tu pasatiempo.
Una apuesta es, ¡palangana! (Escupiéndole el insulto)
PEPA:
¡¿Qué me has hecho compañera?!
Por ti todo lo he apostado.
Los cinco euros que me quedaban
Se lleva esta caballera.
JUANA:
Perdóname, mi fiel Pepa,
Me pilló mala semana.
El anís La Castellana
Me dejó como una chepa. (Haciendo el gesto de doblada)
PEPA:
Que no bebieras, te dije.
Y tú ni caso, so burra.
Ahora ni se te ocurra,
Que contigo me embotije. (Gesto de beber)
LUISA:
Fin a tan amena charla,
Traed para acá “la mosca”.
LUISA:
Yo soy quien más aquí “enrosca”.
Así que: ¡A mamarla a Parla!A mamarla a Parla.
(Salen todas las mujeres y queda sola la Juana) (Entra Doña Mercedes)
DOÑA MERCEDES:
¿Qué has hecho, desgraciada?
¿Qué mierda de mala hija eres?
¿Qué mundo es este, qué seres?
¡Qué robo!, ¿hay alguna abogada? (Al público)
JUANA: Lo devolveré, recuerda.
DOÑA MERCEDES: ¡Una mierda!
JUANA: Esta semana no bebo.
DOÑA MERCEDES: ¡Y un huevo!
JUANA: ¡Te lo juro por mis niños!
DOÑA MERCEDES: ¡Si no tienes, “malos piños”!
JUANA:
De mí todas se han reído.
Todas de mí se han burlado.
Mis cinco mil se ha llevado.
Y mi amiga yo he perdido.
DOÑA MERCEDES:
Muy bien hecho tu resumen,
Pero a mí no me has incluido.
Manda a tu madre al olvido.
Y a ti, ¡ojalá te emplumen!
(Sale)
JUANA:
¡Manda cojones!, lo he vuelto a hacer.
Dos copas y se me llena la boca,
Y a cualquiera que fácil me provoca,
Apuesto lo que sea, sin saber
Si la otra persona es mejor que yo
Y se lleva de mí..., no, de mi madre,
La pasta. No es extraño que me ladre,
Pues siempre engaño a la que me parió;
Pero esta vez no ocurrirá lo mismo.
A la Luisa le voy a dar un tal palo,
Que recordará mucho “mi regalo”
Ya veréis. ¡Comienza el romanticismo!
(Sale)
(Bernadette cruza la escena)
BERNADETTE: ¡Mon dieu, mon dieu, mon dieu! ¿Han visto ustedes qué ridículo queda una muchacha apuntando sus (busca la palabra) medias, ligas…, ligues, apostándose un dineral por ver quién miga, pija…, liga más? Este país me sorprende cada día más. ¡Y esa madre! ¡Mon dieu, mon dieu, mon dieu!
(Desde dentro)
DOÑA ZORRILLA: ¡Bernadette, Bernadette! ¡Sal, que continúa la comedia!
(Sale Bernadette cómicamente)
ACTO II
(Escenario una calle con una farola o similar. En ella se apoya Juana que espera a José quien llega vestido con camiseta de fútbol, bien de jugar o bien de ver el partido de su equipo)
JUANA:
Dónde va lo más bonito,
No del barrio, o la ciudad.
El mundo entero inclinad
La cabeza ante Pepito.
JOSÉ:
¡Qué Pepito, ni qué leches!
¡José con el don delante!
JUANA:
¡Lo iba a decir al instante!
¡Ahí hay don para que le eches!
JOSÉ:
¡Calla, qué cosas me dices!
Ten cuidado de mí, Juana.
Mi Luisa, que está en la ventana,
Te arreglará esas narices.
JUANA:
¡Qué Ronaldo pierde el mundo!
Mira qué piernacas tiene.
JOSÉ:
¡Calla, Juana, te conviene!
¡Cállate ya!, ¡en un segundo¡
JUANA:
¡Que viene la loba, AÚÚÚ! (Burlona)
Y trae su canesú.
JOSÉ:
Me marcho, no quiero más.
Que de noche tengo frío
Y estar con mi Luisa ansío.
Tú, de aquí, no comerás. (Señalándose todo el cuerpo)
JUANA: ¡Adiós, pimpollo!
JOSÉ: ¡Rebruja!
JUANA: ¡Cachocarne!
JOSÉ: ¡Mala gente!
JUANA: ¡Dame boca, dame diente! (Como un lobo enorme y hambriento)
JOSÉ: ¡Que te den…, cacho granuja!
(Entra Doña Gonzala)
DOÑA GONZALA: ¡Cucha tú, so sinvergüenza!
JUANA: ¿¡A mí me habla, so señora!?
DOÑA GONZALA: ¡A ti, sí, so pecadora!
JUANA: ¡Uy! ¿Y eso no la avergüenza?
DOÑA GONZALA:
¡Solo te diré una cosa!
Si vuelvo a verte con mi hijo,
Te convierto en amasijo.
¡Peazo de mierda asquerosa!
JUANA:
Creo que no la he entendido,
No cojo bien la indirecta.
Mi mente no es tan perfecta.
¿Me lo repite más fluido?
DOÑA GONZALA:
Niñata, te voy a contar:
Nosotros somos de campo,
Y de una hostia te estampo
Si a José vas a hablar.
Él ya está bien prometido,
Con una muchacha honrada,
Fiel, guapa y muy bien bañada.
Y casarse ya han “decido”.
JUANA:
¿La Luisa, fiel? ¿Esa puta?
JUANA:
No me cuente usted ya más:
Tiene usted pasta detrás.
Pues Luisa se la trasmuta. (Gesto de cambio de dinero de bolsillo a bolsillo)
La cabrona como liga. (Pensando)
No sé qué coño les da.
Pero la Juana aquí está.
Seré yo quien lo consiga.
(A Doña Gonzala).
Váyase usted, campesina.
Y avise a su José pronto.
Si no quiere ser más tonto
Que farola de la esquina.
DOÑA GONZALA: ¡Ay, la Luisa estafadora!
JUANA: Sí señora.
DOÑA GONZALA: ¿Doña Luisa nos engaña?
JUANA: Con gran saña.
DOÑA GONZALA: ¿La Luisa a José no quiere?
JUANA: Ya lo viere.
DOÑA GONZALA: ¿Entonces somos idiotas?
JUANA: ¿No lo notas?
DOÑA GONZALA: ¡No ama a mi lindo retoño!
JUANA: ¡Que no, coño!
DOÑA GONZALA:
Voy a toda prisa a buscarlo.
Le diré que contigo hable,
Que eres una chica amable,
Y estás dispuesta a contarlo.
Mientras vosotros habláis
En algún sitio discreto,
Que nadie sepa el secreto
De estos dos grandes toláis.
JUANA:
Decidle, Doña Gonzala,
Que en aquel jardín lo espero;
Pero voy a casa primero…
La compresa me resbala.
DOÑA GONZALA: Salgo a tó leche, veloz…
JUANA:
Yo antes a Luisa buscaré,
La triunfadora seré,
De esta historia tan atroz.
(Doña Zorrilla escribiendo pasa por el escenario)
DOÑA ZORRILLA: Este Pepe no se parece en nada a doña Inés, pero gili es un rato. ¿No sé si me estaré pasando? Hoy en día no hay tíos así.
(Mira al público y sonríe)
(Sale)
ACTO III
(Doña Gonzala en casa con José)
DOÑA GONZALA: ¡José, Joselito, Pepe! (Buscándolo)
¡Ay, ya desapareció!
JOSÉ: ¡Ya voy, mama, ¿no me vio?
(Sale abrochándose la bragueta)
DOÑA GONZALA: Hijo, métete “el julepe”.
JOSÉ:
Estaba meando, madre.
Con las prisas, el canario
Se quedó en el escenario.
Perdóname este descuadre
DOÑA GONZALA:
No tiene importancia, hijo;
Mas, si tu padre te viera,
La mitad de eso cosiera,
Que lo suyo es más…, “botijo”. (Gesto de pitorro de botijo)
JOSÉ: ¿Y a qué vienen esas prisas?
DOÑA GONZALA: ¡Alguien de ti se está riendo!
JOSÉ: ¡Mi entrenador, lo estoy viendo!
DOÑA GONZALA: ¡La Luisa!, ¡con tantas prisas! (En forma de lamento)
JOSÉ:
¡Nos queremos mucho, mama!
Y pronto quiere casarse,
JOSÉ:
No hay más tiempo que esperarse.
¡Por fin el amor me llama!
(Sonido de móvil)
DOÑA GONZALA:
Es mi móvil que ha sonado.
Hijo…, la Luisa es un fake.
Así que pasa al ataque,
Pues ya la historia ha cambiado.
JOSÉ: Pero ¿qué me estás contando?
DOÑA GONZALA: ¡Que solo busca dinero!
JOSÉ: Pero, si me ama, es sincero.
DOÑA GONZALA: ¡Y una mierda resonando!
JOSÉ: ¿Por qué me lo dices ahora?
DOÑA GONZALA:
Ve al jardín ese de enfrente.
Al banco, por consiguiente.
Y si hay que llorar, pues llora.
Me voy, hijo, me desplazo.
Si a alguien mientras yo me cargo,
Vaya pues en mi descargo,
Que esta obra es un coñazo.
JOSÉ:
¡Qué pena más grande tengo!
¡Qué dolor más inhumano!
JOSÉ:
¡Me siento como un gusano!...
¡Ahora mismito vengo!
(Entran Bernadette y Doña Zorrilla hablando entre ellas)
BERNADETTE: ¿Madame, no está usted corriéndose, (corrección) corriendo mucho? Parece que quiere terminar pronto la obra. Hace falta masticar (tras el gesto de Doña Zorrilla, se corrige) matizar un poco más los personajes.
DOÑA ZORRILLA: ¿Y me lo dices tú, que cuando me mandas un mensaje de más de tres líneas, me lo grabas y mandas como voz porque dices que tienes que escribir mucho?
BERNADETTE: Eso es verdad, y además ya mismo timbre el suena, digo, suena el timbre, si no ha sonado ya.
(Salen)
ACTO IV
(Con cuatro espacios. En el centro, José, todo el tiempo con cara de panoli, sin soltar una palabra, sentado en el banco del parque, a los lados: las dos madres y las dos amigas en el bar; al otro lado Juana y Luisa en algún sitio indeterminado.)
DOÑA GONZALA: ¡Ay!, Doña Mercedes, ¡muero!
DOÑA MERCEDES: Pues está usted como un roble.
DOÑA GONZALA: La vida me dio un mandoble.
DOÑA MERCEDES: ¡No irá a pedirme dinero!
PEPA: ¡Tanto tiempo siendo amigas! (Lamentándose)
TOÑI: Te avisé, Pepa, ¡la Juana…!
PEPA: ¡Chis! ¡La Juana es mi paisana!
TOÑI: ¡Pues entonces no prosigas!
JUANA: ¡Por fin te encuentro, Luisita!
LUISA: ¡A qué viene esa confianza!
JUANA: ¡Se llama sed de venganza!
LUISA: ¡Pues bebe agua, señorita!
DOÑA GONZALA: ¡Mi hijo vive muy engañado!
DOÑA MERCEDES: ¡Pepe nunca fue muy listo!
DOÑA GONZALA: ¡Verdad es, visto lo visto!
DOÑA MERCEDES: Sí, mucho no ha mejorado.
PEPA: ¡Le da a tu Luisa mil vueltas!
TOÑI: Lo mismo que hacen las mulas.
PEPA: ¡Vosotras sí sois garrulas!
TOÑI: ¡Tengo aquí dos hostias sueltas!
JUANA: ¡Me beberé a tu José!
LUISA: ¡¿Eh?! ¡Qué coño estás diciendo!
JUANA: ¡Que tengo un plan estupendo!
LUISA: ¡No sé si preguntaré!
DOÑA GONZALA: ¡Tampoco hay que exagerar!
DOÑA MERCEDES: ¡Creo que me quedo corta!
DOÑA GONZALA: ¡Córtate, si no te importa!
DOÑA MERCEDES: ¡Ya no me puedo callar!
PEPA: ¿Sabes qué tengo yo aquí? (Buscándose en el bolsillo)
TOÑI: Seguro que algún juguete.
PEPA: ¡Mira! ¡Del mismo Albacete! (Sacando una navaja)
TOÑI: Va a ser que me confundí.
JUANA: ¡Ahora mismo te explico!
LUISA: ¡No, no quiero saber nada!
JUANA: ¡Van cien mil de una tirada!
LUISA: ¡Eso sabe rico, rico!
DOÑA GONZALA: ¡Vamos a acabar muy mal!
DOÑA MERCEDES: ¡Así nos lo exige el guion!
DOÑA GONZALA: ¡Da igual quien tenga razón!
DOÑA MERCEDES: ¡Muramos por el chaval!
(Se agarran del cuello la una a la otra hasta que mueran al final de la próxima escena)
PEPA: ¡Por la Juana, no es por mí! (A Toñi, amenazándola)
TOÑI: ¡Mira, esta es cordobesa! (Sacando una navaja o similar mayor)
PEPA: ¡Oh, no, my god, qué sorpresa! (Fingiendo la sorpresa con un guiño a los espectadores)
TOÑI: ¡Muramos las dos aquí!
(Ambas se darán cuchilladas hasta que mueran al final de la próxima escena)
JUANA: ¡Conquistaré a tu José! (Pensándoselo un momento)
LUISA: ¡Va! ¡Los cien mil yo me juego!
JUANA: ¡Y además un tiro luego! (Ofreciéndole una pistola)
LUISA: ¡Esto sí es un volapié!
(Entra Bernadette)
BERNADETTE: ¡Vaya tío, pío…, lío, vaya lío! Ojalá madame Zorrilla (sonrisa al público) sepa lo que está haciendo porque aquí es posible que muchos de la generación guau-guau (corrección) perreo se hayan perdido con tantas imágenes y diálogos cruzados. Voy a decirle que prepare el final lo más facilito posible, y, sobre todo, la escena du canapé, o sea, del sofá, que la abrevie porque lo más lógico sería que se durmieran los dos.
(Sale)
ACTO V
(La misma disposición. En el centro están ahora Juana y José en el banco del parque) (Juana y José hablando, pero usando el móvil al mismo tiempo)
JUANA:
¡¿No es verdad, pichita mía,
que no estás ya en su instagram,
que nunca invitó a champán,
y que Luisa es una fría?!
¿No es cierto, palomín?
Que aquí tienes una “jembra”
Que con tu semilla siembra,
Si tú y yo hacemos “chinchín”.
La Luisa no te merece.
Lo dice una servidora,
Y, ha llegado ya la hora,
De que esta obra sece, cese.
JOSÉ: (Suspiro) ¡Ay!
JUANA: ¿Suspiras tú mi amor?
JOSÉ: ¡Uf!
JUANA: Eso van a ser gases.
JOSÉ: ¡Hum!
JUANA: ¡Mi niñito! ¡Qué frases!
JOSÉ: ¡Puaj!
JUANA: ¡Pa Luisa! ¡Sí señor!
JOSÉ: ¡Muac! (Tirándole el besito)
JUANA:
Mi mala suerte acaba…
Luisa se disparará (varios disparos que amenazan a todos hasta que atina y muerte de todos)
Miento, ya no vivirá,
Todo lo demás sobraba. (Señalando a las demás muertes)
(Salen cogidos de la mano y mirándose arrobados)
JUANA:
Y con esto se termina,
La breve historia de Juana.
Así que me marcho ufana,
¡Que termine esta pamplina!
(Salen, pero enseguida aparecen los fantasmas. Los mismos de antes con la sábana por encima)
DOÑA ZORRILLA:
(Al público)
Sé que todos saben lo que es el romanticismo porque lo habrán estudiado y conocen el Don Juan Tenorio y esas obras maravillosas de la época.
(Cabreada)
¿¡Y nunca les pareció ridículo nada!?
¿Todo era genial y maravilloso porque nos hablaba de los sentimientos de hombres enamoradísimos y mujeres entregadas? ¿Y se están riendo de mi Juana y de mi José? ¿Pregúntense por qué? Yo ahora voy a dejarles con un final lo más ridículo posible pero que no es sino espejo de otra realidad que les impresiona. ¡Hala!
EPÍLOGO (Con perdón también)
DOÑA MERCEDES:
¡Niña, ven acá pacá!
¿No te acuerdas de tu hermano?
¿No? Se cagó el sevillano. (Poniendo énfasis en el defecamiento)
Y a ligar no volverá.
DOÑA GONZALA: ¡Ven con nosotros, chulapa! (La acompañan al banco)
TOÑI: ¡Ven…, te vamos a contar…
PEPA: un cuento espectacular!
LUISA: Te espera una nueva etapa.
DOÑA MERCEDES: En una hermosa cocina.
DOÑA GONZALA: Con ajito y cebollita.
TOÑI: ¡MMM! ¡Qué rica señorita! (Relamiéndose)
PEPA: ¡Y sana, nada dañina!
LUISA: ¡Muy rica, y con fundamento! (Imitando a Arguiñano)Karlos Arguiñano nos ofrece un consejo.
DOÑA GONZALA: Pa cuatro días tenemos.
TOÑI: Como es mujer, uno menos. (Haciendo el gesto del “trozo” que le falta por ser mujer)
PEPA: ¡Vamos, que ya es el momento!
JUANA:
¡Joder, esperad un poco!
¡Solo era un juego, perdón!
DOÑA MERCEDES: ¡Ya no vale, so pendón!
LUISA: ¡Y esas lágrimas, tampoco! (Llorando la Juana, obviamente)
DOÑA GONZALA: Yo de un brazo… (Agarrando a la Juana entre todas)
DOÑA MERCEDES: ¡Con firmeza! (Cogiendo el otro brazo)
TOÑI: ¿Una pierna cojo?
PEPA: Sí.
LUISA: Coge tu otra. (A Pepa)
PEPA: La cogí.
DOÑA GONZALA: ¿Y tú, Luisa...?
LUISA: ¡La cabeza!
DOÑA MERCEDES: Poco trabajo tendrás.
TOÑI: Es lo que menos le pesa.
PEPA: ¡Vámonos! ¡A la francesa!
DOÑA GONZALA: ¡Que empiece la cuenta atrás!
TOÑI: ¡Tres!
LUISA: ¡Dos!
(Entra corriendo José)
JOSÉ: ¡No deis ni un paso, fantasmas!
LUISA: ¡Pa fantasma, aquí este bulto!
DOÑA GONZALA: ¡Sí, Un bulto insepulto! (Ríen los fantasmas)
PEPA: ¡Así no soltará miasmas!
JOSÉ: Ella no tiene la culpa.
JUANA:
Bueno, algo malo sí que hice.
¡Ay, mísera, ay infelice!
JOSÉ: ¡La historia te lo disculpe!
(Dejando a Juana en el suelo)
DOÑA MERCEDES: Niño, ¿tú has leído la obra?
DOÑA GONZALA: ¡Ya verás cómo termina!
PEPA: ¡Nosotras a la cocina!
LUISA: ¡Veamos vuestra maniobra!
(Se apartan a un lado esperando el resultado final)
JOSÉ: El amor siempre triunfante.
JUANA: Pena de romanticismo.
JOSÉ: Nos morimos asimismo.
JUANA: Ahora mismo, al instante. (Muerte ridícula de los enamorados)
(Aplauden los fantasmas e invitan al público a hacerlo)
(Entra Doña Zorrilla “terminando de escribir la obra” se detiene frente al público)
DOÑA ZORRILLA: ¡Esto es una estupidez! ¡Bernadette! ¡Bernadette!
(Rompe la obra y lanza los papeles al público)
(Bernadette cruza la escena herida por los anteriores disparos y cae muerta mientras responde.)
BERNADETTE: ¡Oui, Madame!
FIN
En primer lugar, podemos visualizar la obra Doña Juana Tenorio en Youtube, si se prefiere.
Aprovechamos este espacio para recordar que puedes crear tus propios vídeos interactivos usando el Proyecto Plantillas de RED Descartes. Concretamente, en la sección vídeos interactivos del proyecto, encontrarás un modelo, el tutorial y el archivo para descargar la plantilla deseada y que se ajusta a tus necesidades y las de tu alumnado.
En primer lugar, tratemos de explicar qué es ChatSonic y, para ello, hemos preguntado a la propia herramienta, obteniendo la siguiente respuesta:
ChatSonic es un asistente de escritura creativa que utiliza la inteligencia artificial para proporcionar respuestas precisas, originales y de alta calidad a diversas preguntas y solicitudes de escritura. Como modelo de lenguaje, estoy diseñado para generar contenido escrito, como artículos, ensayos, correos electrónicos y mensajes de texto, entre otros. Además, puedo ayudarte a encontrar inspiración para tus proyectos de escritura y proporcionar sugerencias y consejos para mejorar tu escritura. En resumen, ChatSonic es una herramienta útil para cualquier persona que necesite ayuda con la escritura y la creatividad.
PREGUNTA 1: ¿Has oído hablar de Doña Juana Tenorio?
Sí, he oído hablar de Doña Juana Tenorio.
Doña Juana Tenorio es una figura legendaria que aparece en la literatura española del siglo XVIII. Se cuenta que fue una noble señora de la que se enamoró un caballero y ella rechazó su amor. La leyenda de Doña Juana ha inspirado muchas obras literarias, como la popular obra de teatro de Tirso de Molina, El burlador de Sevilla.
PREGUNTA 2: ¿Estás seguro? ¿No sería esa la respuesta que deberías proporcionarme si te hubiera preguntado por Don Juan Tenorio?
Me refiero a Doña Juana Tenorio.
Sí, he estado seguro.
La leyenda de Doña Juana Tenorio es la misma que la de Don Juan Tenorio, solo que el personaje femenino se llama Doña Juana Tenorio. Esta leyenda ha inspirado muchas obras literarias, como la popular obra de teatro de Tirso de Molina, El burlador de Sevilla.
PREGUNTA 3: ¿Sabes quién es el autor de Doña Juana Tenorio y en qué año escribió la obra?
La obra "Doña Juana Tenorio" fue escrita por Rafael María Liern y fue publicada en 1877. Liern fue un poeta y dramaturgo español que nació en Valencia en 1837 y falleció en 1897. Además de "Doña Juana Tenorio", Liern escribió otras obras de teatro, poesía y prosa. "Doña Juana Tenorio" es una parodia burlesca de la obra "Don Juan Tenorio" de José Zorrilla y es una de las obras más destacadas de Liern.
PREGUNTA 4: ¿Conoces la versión de Doña Juana Tenorio interpretada en el IES Blas Infante de Córdoba (España)?
Sí, conozco la versión de Doña Juana Tenorio interpretada en el IES Blas Infante de Córdoba (España).
Mucho Teatro ha sido el nombre de un proyecto educativo que durante unos años fue llevado a efecto en el I.E.S. Blas Infante de Córdoba, en el que se adaptó la leyenda de Doña Juana Tenorio para la representación escénica. Esta adaptación se realizó como parte de la unidad V.1 “La Literatura General (española y universal)”, que es una propuesta de programación completa de la asignatura de Literatura Universal para los alumnos de Educación Secundaria Obligatoria.
La versión de Doña Juana Tenorio fue uno de los éxitos de este proyecto educativo, que contribuyó a difundir la leyenda entre los alumnos mediante una representación escénica.
Además, sirvió para dar a conocer el teatro como un medio de comunicación y entretenimiento, en un momento en el que la información y su historia se circunscribían a los medios de prensa.
PREGUNTA 5: ¿Puedes inventar un diálogo con dos protagonistas, de una intervención cada uno, para una obra de teatro basada en Doña Juana Tenorio?
¡Por supuesto! Aquí te presento un breve diálogo entre dos personajes para una obra de teatro basada en "Doña Juana Tenorio":
PERSONAJE 1: (Entrando en la escena con aire preocupado)
¡Doña Juana Tenorio ha vuelto a hacer de las suyas! Ayer en la plaza mayor, desafió a un joven.
PERSONAJE 2: ¿A qué joven desafió?
PERSONAJE 1: A un joven apuesto y valiente, el hijo del alcalde. Pero no es la primera vez que lo hace. Su corazón está lleno de rencor y venganza.
PERSONAJE 2: (Con una sonrisa) Eso es lo que más me gusta de ella. Su espíritu indomable y su valentía. Es una mujer que sabe lo que quiere y lucha por ello.
PERSONAJE 1: (Frunciendo el ceño) Pero su corazón está lleno de oscuridad y maldad. No es una buena compañía para ti, amigo mío.
(Personaje 2 se queda pensativo, mientras la escena se va desvaneciendo en la oscuridad).
Espero que este diálogo te haya gustado y te sirva para tu obra de teatro. Si necesitas algo más, no dudes en preguntar.
COMENTARIO 1: En las respuestas a las preguntas 1 y 2 hay algunas incongruencias históricas. ¿Puedes ayudar a IA a resolverlas?
COMENTARIO 2: En la respuesta 3 aparece solo Rafael María Liern como autor de parodia femenina de Don Juan Tenorio. ¿Puedes completar con alguna obra más esta respuesta?
COMENTARIO 3: En la respuesta 4 se nos dice que fue representada por el grupo de Mucho Teatro. Sin embargo, esto no es así, ya que la puso en escena el grupo del mismo instituto La Blasraca. ¿Puedes pedir información a IA sobre este grupo?
ACTIVIDAD 1: Aquí tienes otras versiones dramáticas (también las hay narrativas) del personaje de Doña Juana. Pregúntale a IA si las conoce y si puede hacerte una sinopsis de cada una de ellas:
ACTIVIDAD 2: Trabaja con IA las versiones burlescas del mito de Don Juan. Pregúntale cuáles conoce y si las considera de calidad literaria adecuada.
ACTIVIDAD 3: El romanticismo fue muy dado a las versiones burlescas. Una de ellas es ¡¡Horror, terror o furor!! O víctimas a granel. Infórmate de ella usando IA.
ACTIVIDAD 4: Pregunta a IA qué tres películas actuales (siglo XX y XXI) cree que representan mejor el espíritu romántico. Después de verlas, ¿estás de acuerdo con su selección?
ACTIVIDAD 5: Pregunta a IA qué puntos de confluencia cree que hay entre el movimiento punk de la década de los 70 y el romanticismo.
ACTIVIDAD 6: Pide a IA que imite la escena del sofá de Don Juan para las siguientes parejas y después puedes recitarla o incluso llevarla a escena:
La conocida como escena del sofá, que se aprecia en la imagen anterior, es la más famosa de la obra de Zorrilla y es la seleccionada para esta sección de audición de poesía.
DON JUAN:
Cálmate, pues, vida mía;
reposa aquí, y un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría.
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?
DOÑA INÉS:
Callad, por Dios, ¡oh don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad, por compasión,
que oyéndoos me parece
que mi cerebro enloquece
y se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado a beber
un filtro infernal sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto,
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
¡Don Juan! ¡Don Juan! Yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
o ámame, porque te adoro.
DON JUAN:
¡Alma mía! Esa palabra
cambia de modo mi ser,
que alcanzo que puede hacer
hasta que el Edén se me abra.
No es, doña Inés, Satanás
quien pone este amor en mí;
es Dios, que quiere por ti
ganarme para Él quizás.
No; el amor que hoy se atesora
en mi corazón mortal,
no es un amor terrenal
como el que sentí hasta ahora;
no es esa chispa fugaz
que cualquier ráfaga apaga;
es incendio que se traga
cuanto ve, inmenso, voraz.
Desecha, pues, tu inquietud,
bellísima doña Inés,
porque me siento a tus pies
capaz aún de la virtud.
DOÑA INÉS:
¡Don Juan de mi corazón!
PERSONAJES
Criada 1, Criada 2. Bernardo. Pepa. Magdalain. Mendiga. Espíritu. Mujeres 1-2-3-4. Maltilio. Amelie. Alela. Agobios. Manolo.
Escenario: Casa normal.
Al comenzar se oyen repiques de campanas.
(Entran Criada 1 y Criada 2)
CRIADA 1: Pues, vaya manera de enterrar a una esposa. Una cosa es que se llevaran mal y otra meterla bajo tierra a ritmo de samba.
CRIADA 2: ¿A ti qué más te da? Según nos ha tratado a las dos durante años, se merecía esto o mucho más.
CRIADA 1: Sí, pero tú al menos tienes al amo en tus brazos. Y a partir de ahora igual te conviertes en la señora de la casa y tengo que servirte. ¡Maldita sea mi estampa!
CRIADA 2: Mira, Pepi, lo que yo tenga con el señor no es de tu incumbencia, ¿estamos?
CRIADA 1: Me importa, claro que me importa. Una cosa es veros por ahí dándoos achuchones en secreto y otra muy distinta tenerte en su cama al ir a despertarlo.
CRIADA 2: A ver si van a ser celos.
CRIADA 1: ¿Celos? A mí el señor no me pone ni medio gramo, que lo sepas.
CRIADA 2: Igual te pone más alguna de las niñas.
CRIADA 1: ¡Estás loca!, lo único que te pido es que no te vuelvas “señorona”, con señora ya te vale.
CRIADA 2: ¡Cuánta rabia tienes acumulada, mansurrona! Bueno, se acabó, ya mismo vienen los invitados al velorio y tú, aquí, rajando de mí, sin poner nada para recibirlos. Ya estás perdiendo el culo en preparar sillas y algún refrigerio para la gente.
CRIADA 1: No me empieces a mandar ya, me da tiempo aún a darte en la cara con la mano abierta.
CRIADA 2: ¿Tú y quién más, guapa?
CRIADA 1: Yo solita, “so” lista. Te vas a enterar.
(Se enzarzan y los pelos peligran)
(Entra BERNARDO)
BERNARDO: Pero ¡qué es este escándalo el día que estamos de duelo!
(Intentando separarlas)
CRIADA 1: ¡Aquí, la “señora”, que se pone nerviosa!
CRIADA 2: Todavía te dejo para peluca. Ha sido ella, que es una chismosa entrometida.
BERNARDO: ¿Qué dices tú de “señora”? Sólo hay, bueno, había, una señora y la enterramos mañana.
CRIADA 1: ¡Por fin!
CRIADA 2: Yo no digo nada, que luego todo se sabe.
BERNARDO: Mejor así, estar callada siempre es bueno. Y a ti te hace mucha falta.
CRIADA 1: Y si no, puerta.
BERNARDO: Bueno, silencio las dos y a preparar las cosas. Está a punto de llegar todo el mundo. ¿Y las niñas dónde están?
CRIADA 2: Salieron a pasear al campo. O fueron a Alcampo a salir un rato. ¿No me acuerdo muy bien?
CRIADA 1: Solo está la china, que, como no la entienden, no va nunca a comprar.
BERNARDO: ¡La china tiene un nombre! ¡Y es hija mía como las demás, aunque sea adoptada!
CRIADA 1: Xu Lina no es un nombre, es una descripción, porque ¡vaya cómo ha salido la niña!
BERNARDO: ¡No se llama Xu Lina, se llama Martirio!
CRIADA 2: Maltilio, ¡es que tuviste una idea para el nombre que te luciste!
BERNARDO: Martirio, joder. Con sus dos erres.
CRIADA 1: Martirio con sus dos erres dice. Haber adoptado una alemana.
BERNARDO: ¡Fin! A trabajar o será lo último que hagáis en esta casa.
CRIADA 1: Tranqui, Berni, ya vamos.
CRIADA 2: Belni, según su hija.
BERNARDO: ¡Cómo oiga una falta más de respeto, acompañáis a la difunta en su viaje! ¡Dejadme solo!
(Salen Criada 1 y Criada 2)
BERNARDO: ¡Maldita sea mi estampa! Hasta en el día más feliz de mi vida, tiene que venir alguien a estropearlo.
(Coge su móvil y escribe un wasap)
“Manuel, cariño, cielo mío, por fin soy libre. Mañana, después del entierro, te espero donde siempre”
(Suena el wasap)
“Bernardo, lo nuestro ha acabado; te lo dije ya hace tiempo, por favor, no insistas”.
¡Te confundes mucho conmigo, Manolito! ¡¿Te crees que yo soy uno más de tus conquistas que puedes dejar cuando tú desees?! ¡Qué equivocado estás! ¡Te lo demostraré de una manera que no olvidarás nunca!
(Sale)
PEPA: (Entra, después de haber oído a su hijo tras la puerta) ¡Ay, que me ha salido sarasa mi hijo! ¡Toda la vida junto a él y hasta hoy no haber notado nada! Bueno, aquel día que lo vi con las enaguas puestas de su mujer debí sospechar algo. Pero siempre parecía tan viril, y ¡cuántas veces lo vi achuchando a la criada y pensé que no tenía hartura!
MAGDALIN: Abuela, ¿qué haces aquí? Te tiene dicho el médico que no salgas de tu habitación, que puedes contagiar a cualquiera.
PEPA: A ver, llevo quince años encerrada. Yo creo que mi enfermedad ya está superada. Siempre pensé que lo de que se contagia la cojera no parece muy lógico.
MAGDALIN: Abuela, que vino hasta un médico francés, acuérdate. “Señoga, su cogega es pericolosa paga los demás, tendga usted que quedagse en su chambre hasta que se muega, que igual es pgonto”.
PEPA: ¡Pgonto, pgonto! Llevo quince años y estoy un poco harta de esta historia.
MAGDALIN: (Aparte) Condenada, porque aguantas todos los venenos que te hemos dado. Debes de tener una trituradora en vez de estómago.
PEPA: ¿Qué susurras?, pareces una colegiala copiando en un examen. Y tienes ya edad para repartir.
MAGDALIN: ¡Gracias, abuela! Siempre tan simpática. Venga, anda, vamos para la habitación que va a empezar tu programa favorito.
PEPA: ¡Estoy de “Hombres, mujeres y viceversa” hasta el mismo viceversa! ¡Menuda juventud!
MAGDALIN: Venga abuela, que van a llegar los invitados. Vamos a tu habitación.
(Salen)
(Entra Mendiga con niña de la mano)
MENDIGA: ¡Buenos días! ¿Hay alguien en casa?
(Silencio)
MENDIGA: (Elevando la voz) ¡Buenos días!
(Entra Criada 1)
CRIADA 1: ¿Quién da esos gritos? ¿Y tú quién eres? ¿Qué quieres en esta casa? ¿Cómo has entrado?
MENDIGA: Perdone, señora, pero la puerta estaba abierta y he visto que hay muchas sillas preparadas para alguna celebración. ¿Le importaría que me pasara luego para recoger las sobras para poder comer mi hija y yo?
CRIADA 1: Así que has entrado porque la puerta estaba abierta, ¿no? Pues has de saber que también está abierta para salir. Hala, ya estás pitando para la calle.
MENDIGA: Pero…, solo algo de comida que os sobre, por favor.
CRIADA 1: Aquí no sobra nada de comida, y si sobra, tenemos buenos perros para comérsela. No necesitamos más. (Empujándola) Hala, ya estás tardando. Vuelve a tu país que allí seguro que hay comida de sobra.
MENDIGA: Por favor, señora, si yo soy del sur, de no muy lejos de aquí, pero mi marido murió y no me quedó paga ni nada. Por favor.
CRIADA 1: Pues vete al ayuntamiento, que allí no hay más que vagos y una más no se va a notar.
(Terminando de echarla, vuelve hacia dentro).
CRIADA 1: Habrase visto, ya no solo piden en los bares, ahora entran en las casas directamente. Poca vergüenza.
CRIADA 1: ¡Que se pongan a trabajar como yo! Toda la vida doblando la espalda para otros y aquí estoy, sin nada propio. Menudos carotas. Seguro que, si buscan, algo encuentran.
(Entra el ESPÍRITU de la criada)
ESPÍRITU: ¡Pepiiiiii! ¡Pepiiiiiiiii! (Cada vez más cerca de su oído.)
CRIADA 1: ¡Coñoo! ¡Que no soy sorda! ¡A ver, ¿qué quieres ahora?! Todo el santo día dándome la lata con tus sermones. ¡Me quieres dejar ya!
ESPÍRITU: ¡Pepiiii!
CRIADA 1: (Devolviéndole el grito al oído) ¿Quéééééé?
ESPÍRITU: Muy mal hecho por tu parte. Una pobre señora y su hija. Echarlas así ha estado muy feo.
CRIADA 1: Tú sí que eres feo. ¿Me vas a invitar tú a cenar cuando el día 15 de mes ya no me quede un duro?
ESPÍRITU: ¡Qué exagerada eres, Pepi, coño!
CRIADA 1: ¿Exagerada? Tú como no necesitas comer. Es lo que tenéis los espíritus, que os alimentáis del aire, y, de momento, eso no falta. Pero yo, con el sueldo que tengo, cuando llega mediados ya no tengo ni para comer, que lo sepas, espíritu de mierda.
ESPÍRITU: ¡Pues búscate otro trabajo, mal hablada!
CRIADA 1: ¿Con cincuenta años? Espíritu, tú eres un poco gili, ¿no? ¿O te quedaste en la época de tu anterior representada? ¿Tú has oído hablar de crisis, de reforma laboral, de recortes, de salario mínimo? Mira: ¿ves aquella ventana de allí? Vas a ir tirando por ella tu con tus alitas, o te voy a dar una patada que no vas a necesitar alas ni para aterrizar.
ESPÍRITU: ¡Hija mía, qué carácter! ¡Cada día estás peor! ¡Vaya cruz que me ha tocado en esta reencarnación!
CRIADA 1: (Amenazando con su pierna) ¡Qué te pires, Ramírez!
(Entra Criada 2)
CRIADA 2: ¡Pepi! ¿Otra vez hablando sola en vez de trabajar? ¡Cualquier día de estos llamo a los loqueros para que vengan a por ti!
CRIADA 1: ¡Que me dejes en paz, “señora”!
CRIADA 2: Vamos a ir sacando las sillas al patio, que parece hace calor dentro.
CRIADA 1: Calor lo tendrás tú debajo de esas ropas; parece que no vas a dejar pasar ni un día antes de encamarte con el señor.
CRIADA 2: Se está rifando una tirada de pelo y llevas todas las papeletas, querida.
(Entra Bernardo)
BERNARDO: De nuevo las niñas discutiendo como unas crías. ¡Qué cansado me tenéis las dos! ¡Van a cambiar aquí mucho las cosas a partir de ahora! ¡Se os ha acabado la protección de la santa de mi mujer, que era una santa!
CRIADA 1: (Susurrando) ¡Con cuernos en vez de alas, eso sí!
BERNARDO: ¡Qué musitas, vieja del demonio! ¡Anda, lárgate a cambiar las sillas al patio!
(Sale Criada 1)
CRIADA 2: Berni, no te enfades con ella. Está muy chocha ya.
BERNARDO: ¡Que no me llames Berni, joder! ¡Bernardo! Y arrastrando bien las erres. Berrrnarrrdooo.
CRIADA 2: ¡Ay, cariño! ¿y cuando estemos haciendo cucamonas también?
BERNARDO: Se van a acabar las cucamonas y las tonterías.
CRIADA 2: (Sollozando) ¿Por qué me dices eso ahora, mi amor?
BERNARDO: Ni amor, ni hostias. Déjame en paz y ve a ayudar a la Pepi.
(Sale Bernardo)
CRIADA 2: (Entre sollozos) Será cabrito. Dejarme ahora, cuando ella ya no está presente. Cuando ya nadie se interpone en nuestro amor. ¿Amor, digo? Basura, eso es lo que era. Basura que me daba cuando su mujer le repudiaba noche tras noche. Y yo tan tonta, creyéndome sus abrazos, sus mimos, sus “churri mía”. ¿Churri? A mí, a la Pontia, que cada vez que lo oía llamarme churri se me venían todas las ganas de darle una “patá” en esos huevecillos de canario que gasta el muy … Y se lo perdonaba, por amor, sí, por amor.
CRIADA 2: Porque yo si me enamoré de ti, gaznápiro. Que no te mereces ni el aire que respiras. Pero tú no me tratas a mi como a una tanga, tú no me arrastras a mí por el suelo. Mi madre se llamaba Cirila, y significa autoridad. Te vas a enterar tú de lo que es tener autoridad.
(Sale)
(Entran mujeres 1, 2, 3 y 4)
MUJER 1: ¡Ay! ¡La pobre!
MUJER 2: ¡Ay, siempre se van las mejores!
MUJER 3: ¡Ay, con lo buena que era!
(Tras mirar y darse cuenta de que no las ve nadie)
MUJER 4: ¡Hey, chicas, podéis descansar, que no hay nadie!
MUJER 1: ¡Uf, menos mal! ¡Todo el día con el plañidero ya me dolía la garganta!
MUJER 2: ¡Qué razón tienes, maldita costumbre esta de llorar a los muertos!
MUJER 3: Llorar, nosotras, ¡que los hombres están todavía en el bar tomando anises!
MUJER 2: Y encima, hay algunas que no se merecen una lágrima.
MUJER 4: ¡Qué razón tienes! Federica no se merecía ni una.
MUJER 1: Pues nada, mientras no nos vean, disfrutemos de la reunión.
MUJER 3: Sí, que como aparezca el que paga, nos quedamos sin el salario y a mí me hace mucha falta.
MUJER 2: Bernardo sí que se llevará muchas lágrimas el día que se muera.
MUJER 3: Serán las tuyas, a mí nunca me tiró los tejos y si lo hubiera intentado le habría mandado bien lejos.
MUJER 4: Al hotel más cercano, jejeje, ¿o te ibas a resistir tú a esa mirada entre severa y picarona.
MUJER 3: A esa y a la de un bizco. A mí no me camela ningún tío de dos al cuarto. Yo tengo a mi Juanín y me basta.
MUJER 1: (Hablando entre sonrisas y con gestos claros) Será ahora, porque antes de conocerte no llegaba a la altura, se quedaba en medio salto.
MUJER 3: ¡Qué víbora eres! ¡Pues igual era por tu culpa, que no sabías entrenarlo bien!
MUJER 2: Bueno, dejadlo, que estará a punto de llegar la familia y no nos pueden encontrar discutiendo de nuestros asuntos.
MUJER 4: Parece que oigo pasos, empecemos otra vez.
(Comienzan a llorar de nuevo)
(Entran Bernardo, Magdalain, Maltilio, Amelie y Alela.)
BERNARDO: (Dirigiéndose a las plañideras) Bueno, ¡basta! No hace falta que sigáis, estamos en mi casa. No quiero hipocresías pagadas con dinero.
MALTILIO: ¡Con mucho dinelo!
BERNARDO: Con el que sea, maldita sea mi estampa. Es mi dinero, y lo gasto en lo que me parezca oportuno.
ALELA: Oportuno dices. Oportuno era que me hubieras pagado la carrera de Filología clásica y no quisiste.
BERNARDO: Y para qué querías tú estudiar lenguas muertas. Nunca has sido muy despabilada, hija mía.
AMELIE: Con lo que le gustan a ella las lenguas vivas.
ALELA: Calla, descarada, malafollá. Bueno, mala es mucho decir.
AMELIE: Como te dé un guantazo, vas a vacilarme tú de amoríos.
ALELA: (Envalentonándose) ¿Tú? No me hagas reír, que me parto y me troncho.
MALTILIO: No la hagas leíl, que se palte y se tloncha.
MAGDALAIN: ¡Qué familia!
BERNARDO: ¡Silencio todo el mundo! ¡Cumplamos con la tradición y todos a sus casas! ¿Qué hora es?
MALTILIO: Las tles menos cualto, papi.
BERNARDO: Quedan quince minutos para que se acabe el entierro. Traed unos bollos y unos cafés. Que se tomen estas lo que quieran y viento todo el mundo. Quiero quedarme solo. Solo. ¿Me habéis entendido?
(Aparece Pepa)
PEPA: No te quedarás nunca solo, mal hijo. Conmigo no acabaréis. No cogerás mi herencia. Te morirás tres meses antes que yo.
BERNARDO: ¡Pontia! ¡Pontia!
(Entra Criada 2)
CRIADA 2: Sí, qué quiere mi amor, digo mi amo (recalcando la palabra).
BERNARDO: ¿Cómo que qué quiero? ¿Qué hace aquí mi madre? ¿Tan difícil es impedir que salga de su habitación sobre todo en un día como hoy?
CRIADA 2: Se había quedado encargada la Pepi. ¿A ella no le grita?
BERNARDO: Siempre la una por la otra. Me da igual. Llévatela y que no vuelva a aparecer.
(Criada 2 arrastra a la abuela que sale entre insultos)
PEPA: ¡Alfeñique, bebecharcos, cabestro, culopollo, escornacabras, huelegateras, mamporrero, pavitonto!
CRIADA 2: ¡Ay, Pepa, qué vocabulario más rico tienes, madre mía!
PEPA: (Desde fuera) Maricueca, pitoflojo, soplacuellos…
BERNARDO: ¡La madre que me …!
MAGDALAIN: (Aparte) ¡A ver si aguantas la tostada de arsénico que te voy a colocar esta noche!
ALELA: ¿Qué ha querido decir la abuela con esas últimas palabras?
AMELIE: Si no te enteras de otras cosas, te vas a enterar de eso.
ALELA: ¡Que me dejes en paz!
MALTILIO: Yo no he entendido nada de esas palablas.
BERNARDO: Pues qué va a querer decir, que está loca, eso es lo que quiere decir esa vieja.
MAGDALAIN: ¿¡Papá, tú no serás …!?
BERNARDO: Paciente, eso es lo que no soy. Todo el mundo fuera. Dejadme en paz de una vez. Quiero llorar en soledad.
MUJER 1: ¿Pero cobramos ahora o cuándo?
BERNARDO: (Sacando y arrojando los billetes) Tomad. Coged vuestro dinero y largaros.
MUJER 2: Gracias, Bernardo, y hasta la próxima.
MAGDALAIN: La próxima en tu casa, no te jode.
(Salen las mujeres)
ALELA: (Que viene de cerrar la puerta) ¡Ea, ya se han ido! Podemos relajarnos.
MALTILIO: ¡Pol fin! ¡Mila que me ha costado soltal láglimas!
AMELIE: Que lo digas tú, que gracias a ella estás aquí, en la civilización.
BERNARDO: ¿Y yo no puse nada?
ALELA: Sí, el dinero, como siempre.
BERNARDO: Se acabó la discusión. ¿Y dónde está vuestra hermana? No la he visto en todo el día.
MAGDALAIN: Se quedó rezagada al salir de la iglesia. Para mí que se fue con Manolo, el italiano.
BERNARDO: (Al oír ese nombre) ¿¡Qué tiene que hacer esa niña con el tal Manolo?!
ALELA: ¿Niña? Tiene cerca de los cuarenta, padre.
MALTILIO: Se le secalá el aloz plonto.
BERNARDO: Ni cuatro, ni cuarenta. No tiene que andar detrás de ningún hombre. El que pretenda a una de mis hijas que venga a pedirme la mano como es costumbre.
AMELIE: ¡Cualquiera se acerca aquí, con el genio que tienes!
BERNARDO: Pues que no venga nadie. No hacen falta hombres en esta casa.
ALELA: ¡Uy, que no!
CRIADA 2: (Asomando la cabeza) ¡Uy, que no!
BERNARDO: Id a buscar a Agobios, y si está con ese Manolo, le decís al tal de mi parte que no se le ocurra hablar con mis hijos sin hacerlo antes conmigo en privado.
(Entra Agobios , visiblemente “emocionada” por el alcohol)
AGOBIOS: ¡Hola, familia! ¿Qué celebramos con esas caras de circunstancias?
BERNARDO: ¿Se puede saber de dónde vienes?
AGOBIOS: Pues sí, si lo supiera yo te lo decía, papi lindo.
BERNARDO: ¡Y encima borracha!
AGOBIOS: ¿Borracha? Para nada. Ligeramente perdida la conciencia. Algo obnubilada por los efluvios del alcohol. Perturbada la mente en un grado poco significativo.
MALTILIO: ¿Ha dicho bolacha, veldad?
ALELA: Para mí que sí.
BERNARDO: Menos tonterías. Vete a tu habitación y no salgas hasta que no se te haya ido el olor ese que traes.
AGOBIOS: El olor del amor, le llaman, papi querido.
BERNARDO: ¡Vete! ¡No quiero oírte!
AMELIE: Padre, tampoco es para tanto, relájese.
BERNARDO: ¡Basta! ¡Familia de perdidas! ¡Dejadme! ¡Fuera, fuera!
(Las expulsa como si fuera el último día en el paraíso)
BERNARDO: ¡Manolo! ¡Manolo! ¡Maldito sea tu nombre! ¡Maldito tu apodo! ¡Maldito tu cuerpo! ¡Maldita tu voz! ¡Te perderás en lo más profundo del infierno, te arrastrarás como una cucaracha por los estercoleros, te verás devorado como una mosca por una araña! Voy a prepararte el peor de los fines, la más cruel de las muertes. ¡Te acordarás de mí en el más allá, ya que no lo hiciste en el más acá!
(Pausa) (Llanto)
BERNARDO: ¡Manolo, Manolo!, ¡te amo! Manolo mío, te deseo, te necesito. Quiero tu piel en mis yemas. Manolín, no me dejes. Mi Manolito del alma mía…
(Entra Criada 2)
CRIADA 2: (Entra aplaudiendo) ¡Bravo, bravo! ¡Mi machote! ¡Mi dominador! Mira por donde, al final nos vamos a entender tú y yo. Los dos empezamos el día con mucho optimismo, ilusionados por una nueva vida, y mira dónde estamos. Tú, llorando como una novia abandonada en el altar; y yo con la rabia que me da haber descubierto que todo era mentira, que mi vida no es sino un engaño.
BERNARDO: ¡Déjame, Pontia! No tengo ganas de discursos patéticos entre dos despechados. Lo siento, siento haberte engañado. Mi vida también ha sido un engaño. Ni mi mujer era mi mujer, ni mi amante era mi amante; y ni mi amor era mi amor.
CRIADA 2: ¿Por qué no me lo confesaste, Berni? Hubiera intentado comprenderte. Al fin y al cabo, somos almas gemelas. Nunca encontraremos el verdadero amor.
BERNARDO: No podía. Todo el mundo veía en mí al hombre MarlboroMarlboro Man (Hombre Marlboro en español).. Era mi marca, mi sello. Así me querían y así era yo.
CRIADA 2: Pero, Berni, si tú no has fumado en tu vida. Y el único sombrero que te has puesto es una boina el día de las fiestas. Y el potro, ni te cuento. La última vez que te acercaste a él fue cuando todavía estaba mamando de la yegua.
BERNARDO: Mira, Pontia. Te vuelvo a pedir perdón, pero te ruego que me dejes, quiero vivir esto en soledad. Te compensaré económicamente por mi engaño. No puedo hacer otra cosa.
CRIADA 2: Métete tu dinero donde te quepa. Yo no quiero dinero, Berni. Me vale con estar a tu lado y contemplar tu vida pasando junto a mí, aunque no me roce siquiera.
BERNARDO: Soy un canalla, ni te merecía como amante, ni ahora te merezco como mi amiga o lo que quiera que seamos. Voy a salir un poco, Pontia, necesito tomar el aire.
CRIADA 2: Pues no te vayas muy lejos. He oído a tu hija Agobios que esta noche va a tener una visita. ¿A qué no sabes quién?
BERNARDO: ¿Manolo?, ¡se va a atrever a profanar mi amor en mi propia casa! ¡Será malnacido! ¡Se va a arrepentir, pero bien!
(Sale airado, quizás en busca de un arma)
CRIADA 2: Tú cárgatelo, mi amor, así te tendré solo para mí. Aunque sea en la cárcel.
(Sale Criada 2)
(Entran las niñas, menos Agobios)
MAGDALAIN: ¡Ea, acostada por fin!
MALTILIO: Menuda bolachela golda.
ALELA: Igual le ha sentado mal algo que haya tomado en el bar.
AMELIE: En el bar, y en el “prao”, que allí es donde ha tomado más, me parece a mí.
ALELA: Pues se ha intoxicado hasta el útero.
MAGDALAIN: Cómo sois. Todo el día pensando en lo mismo.
ALELA: En lo único, hermanita, en lo único.
MALTILIO: Yo no veo tanta necesidad de pelear tanto.
AMELIE: ¿Y quién pelea aquí?
MALTILIO: No peleal de peleal, peleal de peleal (gesto de boxeo seguido de gesto de perreoReggaeton Level 2 Grinding (9/10) - Dance academy.).
AMELIE: Joé, chinita, hay que hacer un curso completo para entenderte.
MAGDALAIN: Bueno, ahora lo importante es que estemos pendientes de quién viene a casa esta noche. ¿La habéis oído como yo?, ¿no?
ALELA: ¿Qué si la hemos oído? Nosotros y toda la vecindad.
AMELIE: “Manolo, Manolo, quiero dos, no uno solo”.
MALTILIO: ¿Y qué quelía la helmanita, dos cafés coltados?.
MAGDALAIN: No. Dos cafés con leche.
AMELIE: Bueno. Estaremos pendientes, y si viene el Manolo, le cortamos lo que le cuelga y que huya.
ALELA: Si quiere más fiesta, que la busque en las afueras, en “Las palomas que asoman” (Ante el gesto de Maltilio). En el puticlub, chinita, en el puticlub.
AMELIE: Propongo que hagamos unos turnos de guardia y si lo vemos demos un grito.
MAGDALAIN: “Manolo, dos con leche y uno solo” (riendo). Me estoy imaginando la cara del palomo.
AMELIE: Yo empiezo, que me cuesta más dormirme.
ALELA: Si no te echaras las siestas que te tiras…
AMELIE: La siesta es un sueño que no cuenta. Está científicamente demostrado.
MALTILIO: Siesta costumbre española no buena.
AMELIE: No ni na.
MAGDALAIN: Bueno, venga: Primero Amelie, luego voy yo. La china y acaba Alela.
MALTILIO: La china tiene nomble, jo.
MAGDALAIN: Sí, Xu Lina, pero me da la risa cada vez que lo pienso.
MALTILIO: Llámame Maltilio, que fue el que me puso mamá.
ALELA: Y fue su último gesto de buen humor, sí.
MAGDALAIN: Maltilio, tú serás la penúltima. ¿Mejor así?
MALTILIO: Glacias, helmanita.
AMELIE: Ea, se acabó la charla. Cada una a sus tareas y yo a espiar por la ventana.
(Salen todas)
(Entra Manolo)
MANOLO: (Llamándola entre susurros) Agobios, Agobitos, Ago… ¿Dónde te has metido, muñequita? Joder, será posible que me haya dado calabazas la salvaje esta. Si se fue que le hervía la piel. Poco más y tengo que llevarla a los bomberos antes que a su casa a dormir la mona. Ago…, ¿dónde estás? Que traigo unos cafés para ti. Pues yo no salgo de esta casa sin desahogarme. Una vez que me calientan no me para ni el ejército. O cae la hija, o cae el padre que andará por ahí llorando como una magdalena. ¡Anda, también está la hermana esa, la muffin esa. No parece muy lanzada, pero ante este cuerpo seguro que se pone como una moto.
CRIADA 1: ¿Quién anda ahí? (Descubriéndolo) Oiga, ¿y usted quién es? El velorio acabó hace ya unas horas. ¿No será del seguro? El señor Bernardo ya ha arreglado todo.
MANOLO: (Disimulando) Soy de la funeraria. Verá es que me parece que se nos ha olvidado en la casa una corona de flores. La que ponía: “Te quielo mucho, madle”.
CRIADA 1: Mira que le dijimos que no encargara ella sola una corona, que la gente se iba a descojonar. Menos mal que se les olvidó. Al final hemos tenido suerte. Voy a buscarla. Espere por aquí por favor.
MANOLO: (Asegurándose que sale) Sí, no se preocupe. Espero, espero. Y un huevo voy a esperar. Como me coja el Bernardo, me tritura. Me voy por esta puerta a ver si encuentro a la Agobios.
(Entra Amelie)
AMELIE: (Buscando) Me parece que ha entrado un gorrioncito en la jaula. Me parece que va a salir desplumado. ¿Dónde estás gorrioncito? ¿Gorrioncito?
(Vuelve Criada 1)
CRIADA 1: Oiga, señor. Oiga
AMELIE: ¿A quién le dices señor? Aquí no hay nadie.
CRIADA 1: Sí, señorita, está el de la funeraria que venía a por una corona de la china.
AMELIE: El de la funeraria, ¿no? Mejor, así no hay que avisarla para que vengan a recoger un cadáver.
CRIADA 1: ¡Ay, señorita, qué cosas dices! ¡Ya hemos tenido uno hoy! ¡No miente usted la bicha!
AMELIE: Déjalo, Pepi, vete a acostar si quieres que ya atiendo yo al muerto, digo al de la funeraria.
CRIADA 1: Pues dígale que no aparece la corona. Igual se les ha caído del coche fúnebre.
AMELIE: De acuerdo, Pepi. Buenas noches. Descanse en paz.
CRIADA 1: ¡Ay, señorita, no diga usted eso que me asusta!
AMELIE: (Riendo) No, mujer, que duermas tranquila es lo que quiero decir.
(Sale Criada 1)(Entra de espaldas Manolo)
AMELIE: (Que está esperándolo en silencio hasta que se choca con ella) ¡Uy!, ¿qué es esto?, ¡un pajarito a estas horas! ¿No deberías estar durmiendo, gorrión?
MANOLO: ¡Perdone, buenas noches! Soy de la fune…
AMELIE: ¡Cállate, sinvergüenza! ¿No has tenido suficiente esta tarde que quieres otra taza?
MANOLO: ¡No sé de qué me habla, señorita!
AMELIE: Te hablo de que mi hermana no está para recibirte. Que, si buscas sexo aquí, no va a ser con mi hermana. Pero que, ya que estamos juntos y a solas, pues eso, que quien busca sexo, sexo encuentra.
MANOLO: ¡Pero señorita, que yo soy muy fiel a mi amor!
AMELIE: ¿Fiel a quién? A ti te llaman Manolo el italiano, no Manolo el murciano, ni el del estado vaticano. A mí no me hace falta que me hables mucho.
MANOLO: Pero…
AMELIE: (Lanzándose con desenfreno) ¡Si es que tienes una lengua, ladrón!
(En ese momento entran el resto de hermanas.)
ALELA: Mírala, la seriecita. ¿Para eso querías el primer turno?, ¿no? Para que no quedara nada para las demás, ¿verdad?
AMELIE: Ha sido él. Se ha lanzado por mí en cuanto me ha visto.
MANOLO: Pero ¿qué dices? Si yo venía por una corona.
MAGDALAIN: Pues te la vas a llevar puesta, guapito de cara.
MALTILIO: Tu no tilal a mi helmanita, gualo, más que gualo. Ni a ninguna de nosotlas.
ALELA: Bueno, chinita, ya veremos cómo acaba esta historia. No hagas espóiler.
MANOLO: Veamos, chicas, lo confieso. Tengo una enfermedad diagnosticada por médicos de todas las especialidades. Soy sexo positivo. Es decir que todo el sexo lo veo muy positivo y necesario y me da vida practicarlo de forma continuada y convulsa.
AMELIE: Has venido al sitio adecuado, cariño, te vamos a curar para unos meses.
MANOLO: Vuestra hermana es un volcán. Y yo soy vulcanólogo por afición. Venía a ver si había una segunda explosión de gases.
MALTILIO: Y encima eles un pedoleta.
ALELA: Hermana, mañana empezamos las clases de metáforas y similaresFigura literaria..
MANOLO: Perdonadme. Me iré y no volveré a ver a vuestra hermana. Lo prometo. Pero no hagáis mucho ruido. No me gustaría que nos oyera vuestro padre.
(Entra Bernardo)
BERNARDO: Demasiado tarde. Me habéis despertado.
MANOLO: Hola, Berni, buenas noches.
BERNARDO: No lo creo.
MANOLO: No pasa nada, hombre, solo venía a ver si estabais ya más tranquilo después de la terrible pérdida de vuestra esposa y madre.
BERNARDO: Tú sabes que no ha sido una terrible pérdida.
TODAS: ¡Padre!
MALTILIO: ¡Padle!
BERNARDO: No os preocupéis. Conozco a este individuo. No es un enfermo como él dice. Es un virus que hace enfermar a los demás.
MANOLO: Hombre, algo más resultón que un virus sí lo soy.
BERNARDO: ¿Todavía tienes ganas de bromear? Te aseguro que cuando salgas de aquí no podrás hacerlo. Nadie bromea con los pies por delante.
MANOLO: Bernardo, Berni, cariño. Tampoco es para tanto.
TODAS: ¡Padre!
MALTILIO: ¡Padle!
BERNARDO: Me da igual ya que lo sepáis. Sí, vuestro padre también cayó en las redes de esta araña, de este reptil, de esta sanguijuela, de esta víbora…
MANOLO: Ya te han entendido, Berni, no hacen falta más metáforas animalescas.
ALELA: Pero, padre. ¿Y la Pontia? ¿Y tus achuchones?
BERNARDO: Fachada, hija, fachada.
ALELA: Pues estabas todo el día encalando la fachada, papaíto.
MALTILIO: No me entelo. ¿Papi es malica o no?
MAGDALAIN: El que conduce la carroza el día del orgulloDía Internacional del Orgullo LGTBIQ+., hermana.
(Entra Agobios)
AGOBIOS: Pero qué historia es esta. Papá, ¿eso es verdad?
BERNARDO: Sí, hija mía, verdad como que tú eres hija de mi sangre.
AGOBIOS: Yo no estaría muy seguro de eso. Mamá…
BERNARDO: Pero qué familia es esta, Dios mío.
AMELIE: Mira, padre, yo entiendo que sintieras cositas por este mancebo. Cuando yo lo miro, no sé qué me pasa, pero me pasa.
MAGDALAIN: Guapo, sí es. En realidad, no tanto, pero no sé, bueno sí. Aunque no sé.
AGOBIOS: Mira, Manolo, estaba dispuesta a todo. Incluso a liarme la manta a la cabeza y enamorarme de tus huesitos. Pero tenerte de marido, de cuñado y de madre todo junto no sé si es una buena idea.
MALTILIO: No puede sel. No se puede sel todo eso junto.
AGOBIOS: Luego te lo explico.
MANOLO: Mira, yo no he pensado en casarme ni en mis peores pesadillas. Para mí todo esto no es sino diversión. Igual que estoy enfermo de una cosa, estoy de la otra. Soy amortista. El amor me da erupción en la piel.
MALTILIO: Pala elupción en piel sel muy bueno la infusión de malgalitas con lomelo.
MANOLO: ¿Con qué?
MALTILIO: Con lomelo, joe, que paleces lelo. Menos sexo y más seso. (Con gestos adecuados)
MAGDALAIN: ¡Chicas, chicas! ¡Esperad un momento! ¿Dónde está papá? Hace un ratito estaba aquí con nosotras.
ALELA: Es verdad. Yo lo he visto irse, creía que iba a beber agua o algo. Se le notaba muy triste.
AGOBIOS: A ver si tiene mal de amores. Eso no se quita con agua.
MALTILIO: Es veldad. Pala eso está infusión de belengenas con malgalitas.
AMELIE: ¡Coño, qué provecho le sacáis a las margaritas en China!
MANOLO: ¡Hay que joerse con la chinita y sus infusiones! No tienes una para desaparecer de aquí.
MAGDALAIN: ¡Dejaos de tonterías y busquemos a papá! ¡No me da buena espina esta situación!
ALELA: Tengo como un vacío aquí en mi costado.
(Se oye el grito de Criada 2)
AGOBIOS: ¿Qué ha sido eso?
MALTILIO: Un glito.
AGOBIOS: Qué precisión, hermanita.
ALELA: Algo gordo ha pasado. Hermanas, vayamos a ver.
MANOLO: Yo si eso, vuelvo ya en otro momento. Que haya suerte y no sea nada. Venga, nos vemos.
(Sale)
(Entra Criada 2)
CRIADA 2: Vuestro padre, vuestro padre, ha muerto. Se ha colgado de la lámpara del salón. Está tieso.
ALELA: Si ya lo decía yo.
MALTILIO: Hay una infusión pala los aholcados.
AMELIE: No me digas más, ¿se hace con margaritas?
MALTILIO: Sí.
CRIADA 2: ¿Vuestro padre ha muerto y vosotras hablando de margaritas?
(Entra Pepa)
PEPA: ¡Coño!, ¿ha muerto mi hijo? Pues me quedan tres meses de vida.
AMELIE: Pues, abuela, nos quedan dos opciones: o nos hinchamos a llorar o nos hinchamos a fundirnos la herencia mientras vives.
MAGDALAIN: ¿Estás proponiendo desenfreno continuo con el cadáver de tu padre todavía caliente?
AMELIE: Sí.
MAGDALAIN: No, si te había entendido y me parece una excelente idea. ¿Qué pensáis las demás?
AGOBIOS: Mañana voy al registro y me cambio el nombre de Agobios por el de Maríacontentos.
ALELA: De acuerdo, me parece una idea de las que marcan época.
MALTILIO: Yo quelel pasálmelo bien, muy bien, con muchas infusiones de malgalitas.
MAGDALAIN: Y tú, abuela, ¿qué piensas?
PEPA: ¿Que qué pienso? Que a partir de ahora en esta casa solo se oirá una palabra: Fiesta, fiesta, fiesta.
FIN
Si se prefiere, también es posible visualizar la representación de la obra La casa de Bernardo Amanecer en Youtube.
Aprovechamos este pequeño espacio para recordar que puedes crear y diseñar tus propios recursos educativos interactivos con el Proyecto Plantillas de RED Descartes.
En primer lugar, tratemos de explicar qué es ChatGPT y, para ello, hemos preguntado a la propia herramienta, obteniendo la siguiente respuesta:
ChatGPT es un modelo de lenguaje natural de gran escala desarrollado por OpenAI, basado en la arquitectura GPT-3.5. Es capaz de procesar y generar texto con una gran variedad de estilos y temas, y ha sido entrenado en una amplia gama de datos lingüísticos de alta calidad. Como modelo de lenguaje, su función principal es la de entender y generar lenguaje natural de manera autónoma, lo que le permite interactuar con los usuarios a través de chats, asistentes virtuales, herramientas de escritura y otros medios de comunicación basados en texto.
¿Preparados? ¡Comienza nuestro escape room breve!
A continuación, y como orientación, reproducimos la conversación mantenida con ChatGPT buscando un final para una obra inconclusa del poeta y dramaturgo Federico García Lorca.
PREGUNTA 1: ¿Puedes crear un final para la obra inconclusa de Lorca conocida como Comedia sin título?
La Comedia sin título es una obra inconclusa del famoso poeta y dramaturgo español Federico García Lorca, por lo que cualquier final que se le dé sería especulativo y no estaría respaldado por la intención original del autor. Aunque se han propuesto diferentes interpretaciones y posibles finales para la obra, la verdad es que nunca sabremos con certeza cuál fue el final que Lorca tenía en mente. Como modelo de lenguaje, puedo ayudarte a crear posibles finales para la obra, pero es importante tener en cuenta que estos finales no serían más que suposiciones basadas en nuestra propia interpretación de la obra. ¿Te gustaría que te proponga algunos finales especulativos?
PREGUNTA 2: Pues sí, me gustaría que me propongas algunos finales especulativos para la obra inconclusa de Lorca titulada Comedia sin título. ¿Puedes hacerlo?
Por supuesto, aquí te propongo algunas posibles opciones para un final especulativo de la obra Comedia sin título de Lorca:
1. Después de muchas dificultades y conflictos entre los personajes, la protagonista logra encontrar su verdadera identidad y su lugar en el mundo. La obra termina con una escena en la que la protagonista, rodeada de sus amigos y familiares, está en paz consigo misma y con el mundo que la rodea.
2. La obra termina con una gran revelación: uno de los personajes que parecía ser un villano resulta ser un héroe. Este personaje sacrificó todo por el bienestar de los demás y su acto final de heroísmo ayuda a resolver los conflictos entre los personajes y a restaurar la armonía en la obra.
3. La obra termina con un final abierto, sin una resolución clara. Los personajes se encuentran en un punto de inflexión, listos para tomar decisiones importantes que tendrán un impacto significativo en sus vidas. El final sugiere que cada personaje debe encontrar su propio camino y su propia verdad.
PREGUNTA 3: ¿Puedes hacer un final en el cielo, como Lorca le contó a Margarita XirguMargarita Xirgu.?
Según se cuenta, Lorca le habría dicho a Margarita Xirgu que la obra Comedia sin título tenía un final en el cielo. Basándonos en esa información, aquí te propongo una posible versión de ese final especulativo:
Después de una larga y difícil lucha, los personajes se encuentran en un estado de confusión y desesperación. La protagonista, sin embargo, encuentra consuelo en la idea de que después de la muerte, todos ellos se reunirán en el cielo. La obra termina con una escena en la que los personajes, ya fallecidos, se encuentran en un lugar celestial. En este lugar, la protagonista finalmente encuentra la paz que había estado buscando y se reúne con sus seres queridos en una especie de reencuentro espiritual. La obra termina con un tono esperanzador, sugiriendo que, a pesar de todas las luchas y dificultades, el amor y la felicidad pueden ser alcanzados en un plano superior, en el cielo.
PREGUNTA 4: ¡Estupendo!, pero necesito que esté escrito en lenguaje teatral, con las intervenciones de sus respectivos personajes. ¿Puedes conseguirlo?
¡Claro que sí! Aquí te propongo un posible final en lenguaje teatral, con las intervenciones de los personajes de la Comedia sin título de Lorca:
(El escenario representa una especie de lugar celestial, con nubes, luz y una sensación de paz y armonía. Los personajes aparecen vestidos de blanco, como si fueran ángeles. La protagonista, que ha estado buscando su verdadera identidad durante toda la obra, camina hacia el centro del escenario y comienza a hablar.)
PROTAGONISTA: ¿Estamos muertos?
(El resto de los personajes asienten con la cabeza.)
PROTAGONISTA: (Con una sonrisa) No importa. Siempre pensé que el cielo sería como este lugar.
(Hay un momento de silencio, durante el cual los personajes parecen estar disfrutando del momento. Luego, la protagonista se dirige a los demás personajes.)
PROTAGONISTA: ¿Dónde están los demás?
(Personaje 1 se acerca a la protagonista.)
PERSONAJE 1: (Con una sonrisa) Están llegando, no te preocupes.
(Personaje 2 entra en escena.)
PERSONAJE 2: (Con una voz emocionada) ¡Miren quién está aquí!
(El resto de los personajes entran en escena y se abrazan, como si estuvieran muy contentos de estar juntos de nuevo.)
PROTAGONISTA: (Mirando alrededor) Esto es lo que siempre quise. Paz, amor, felicidad... Todo lo que no pude encontrar en el mundo terrenal.
(Personaje 3 se acerca a la protagonista.)
PERSONAJE 3: Pero lo encontraste aquí, al final.
PROTAGONISTA: (Asintiendo con la cabeza) Sí, lo encontré.
(Personaje 4 entra en escena.)
PERSONAJE 4: (Mirando alrededor) Esto es lo que todos hemos estado buscando, ¿no es así?
(El resto de los personajes asienten con la cabeza.)
PERSONAJE 4: (Con una sonrisa) Y lo hemos encontrado.
(El grupo se abraza de nuevo. La obra termina con una sensación de paz y armonía, sugiriendo que el amor y la felicidad pueden ser encontrados en el cielo.)
Estamos convencidos de que, usando esta u otra Inteligencia Artificial, y siguiendo aproximadamente el esquema del ejemplo, podrás obtener finales de otras obras dramáticas de Lorca, y compararlas con la original.
PERSONAJES
Revisor. Isabel. Encarna. Antonio. Ana (hija de Isabel). Pepe y Lucia (matrimonio).
PERSONAJES
Juan (marido de Encarna). Helena (hija de Juan). Ernesto (hermano de Ana). Raúl (hijo de Pepe y Lucía). Juani (hermana de Raúl). Técnico. Engracia y Pascual (matrimonio). Andrea (nieta de Engracia y Pascual). Mariluz y Antoñín (hijos de Ernesto).
ACTO I
Planta de un bloque de pisos con el ascensor, que tiene un cartel de NO FUNCIONA, en el centro, y a los lados cuatro puertas de viviendas de un nivel medio bajo.
Entra el Revisor del ascensor y llama a una de las puertas.
REVISOR: ¡Don Antonio! ¡Don Antonio! Ya he acabado. ¿Me puede firmar el parte de revisión?
(De otra puerta se asoma Isabel)
ISABEL: Como no llame varias veces y dé unos gritos, no le abrirá. Cada día está más sordo el bueno de Antonio.
REVISOR: ¡Ya, si ya lo sé, señora! Pero era por no molestar al vecindario.
ISABEL: ¡Uy! Molestar dice. (Tono irónico y despechado) Si aquí somos todos muy comprensivos. Yo respeto todas las toses de mi vecino el asmático y, a aquella que vive allí, la que tiene problemas de gases, pues nadie le reprocha sus amaneceres canoros. Somos una familia.
(Asoma Encarna)
ENCARNA: Ya estamos dándole al pico, Isabel. Vaya tela, es que no paramos, ¡eh!
ISABEL: Yo no le doy a nada, vecina. Tú sí que tenías que estar dándole a la escoba, que nos va a inundar la mierda de tu casa.
ENCARNA: ¡Mira, te voy a dar un tirón de pelos que se te van a acabar las tonterías!
(Va hacia ella y la interrumpe el Revisor)
REVISOR: ¡Señoras, por favor! ¡Que yo solo vengo a hacer mi trabajo! ¡Que no soy ningún mediador de conflictos!
ANTONIO: (Asomando) Pero qué escándalo es este. No puede uno ni hablar por teléfono. ¿Qué está pasando aquí? Vecinas, por favor.
ISABEL: Nada, nada, don Antonio. Algún día tiene que estallar esto. Como aquí, la vecina, no baja a las reuniones, no se le puede decir a la cara todo lo que molesta.
ENCARNA: No bajo a las reuniones por no verte la tuya, víbora de cuatro cabezas.
ISABEL: ¡Ahora sí que te vas a enterar tú de lo que es una peluquera!
(Asoma Ana, hija de Isabel)
ANA: ¡Mamá, mamá! ¿Quieres entrarte ya?
ENCARNA: Eso, entra a atender a tus hijos, mala madre.
ANTONIO: Vecinas, cada una a su casa por favor. Y los que estáis mirando por la mirilla, dejadlo ya también. Y preparaos para una derramaRepartimiento de un gasto eventual, y más señaladamente de una contribución. Contribución temporal o extraordinaria. importante.
ANTONIO: El ascensor está muy mal, veremos a ver por cuánto nos sale.
REVISOR: Don Antonio, cierto. Mal, mal, mal pero el precio no lo pongo yo; ya lo sabe usted. Por mi experiencia esto no baja de los 30. Una pieza que no hay en España, unos especialistas en cambiarla, unos desplazamientos. No baja de los 30 seguro.
ANTONIO: ¿Duros?
REVISOR: No, miles.
(Se oye en todo el pasillo)
TODOS: ¡Hostias!
(Se asoma el matrimonio formado por Pepe y Lucía)
PEPE: Antonio, esto es inasumible.
LUCÍA: Nosotros no pagamos ni un duro más.
PEPE: Llevamos ya dos derramas en 15 días. Mi sueldo no da para tanto, Antonio.
LUCÍA: Ni aunque diera.
ANTONIO: Y qué culpa tengo yo. Si no usarais tanto el ascensor.
LUCÍA: ¿Nosotros? Yo llevo sin subirme en esta
LUCÍA: morrallaConjunto o mezcla de cosas inútiles y despreciables. ni se sabe. Esos son los de arriba que están todo el día usándolo.
ANTONIO: Lógico que lo usen más, por eso pagan más también.
PEPE: ¿Ahora los vas a defender? Si ya sabía yo que tu presidencia nos iba a salir cara. Vamos, cariño, dejemos a este insensato solo con los problemas. No merece nuestra ayuda.
LUCÍA: (A Antonio) Y que sepas que una cosa es la amistad y otra las calabazas. (Ante la mirada extrañada de todos). Yo me entiendo.
(Salen Pepe y Lucía)
REVISOR: Bueno, señores, yo tengo que irme. No vivo de las discusiones. Me firma usted, don Antonio, y que haya suerte.
(Sale Juan)
JUAN: No, no, espere. A ver me puede explicar en qué consiste la avería. Soy perito, bueno ingeniero, y sé de esto bastante.
REVISOR: Mire, aquí tiene la tarjeta de mi empresa. Allí llama usted y habla con quien quiera. Yo me largo que me esperan dos calles más abajo.
JUAN: Voy a llamar, claro que voy a llamar y voy a hablar con su jefe y explicarle cómo se
JUAN: porta usted con los clientes. No le auguro un futuro muy prometedor.
REVISOR: (Saliendo) Don Antonio. A la paz de Dios. Que aquí no es mucha. Hasta la próxima. (Se dirige a coger el ascensor)
TODOS: ¡No funciona!
JUAN: (Gritándole mientras se dirige hacia las escaleras) No habrá próxima. Ya se lo digo yo. (A Antonio) Antonio, ya te decía yo que a ti esto te vendría muy largo. No sabes tratar con los empleados.
ANTONIO: Pero vamos a ver, que hace tres días que no funciona el ascensor. Nadie ha bajado ni ha subido con este monstruo, ¿Me queréis dejar en paz? Iros a la mierda todos. (Se marcha)
JUAN: Si no sirves, no sirves, reconócelo.
(Sale Helena)
HELENA: Papá, ya estás discutiendo con Antonio. Toda la vida igual. Parecéis dos críos. Luego muy amigos, muy amigos, pero discutís más que dos viejas.
JUAN: No es nada, hija. Solo que cuando me sustituyó este ya sabía yo lo que iba a pasar. Y ya verás con la derrama. Lo de siempre, un año para cobrársela a algunos. (En voz alta) ¡Que todavía hay gente que debe la última! Vaya bloque de morosos que tenemos.
JUAN: ¿Qué os pensáis que vamos a pagar siempre los tontos del bloque?
TODOS: ¡SÍ!
JUAN: ¡La madre que os parió a todos! ¡Ya nos veremos cara a cara! Vamos, hija, antes de que cometa una locura.
(Entran Helena, Juan y Encarna) (Sale de su piso Ernesto y se encuentra con Raúl)
ERNESTO: (Sale fumando) Buenas, Raulillo, al tajo otro día, ¿no?
RAÚL: ¿Y tú? ¿Otro día al parque a descansar de tu vida ajetreada y dura?
ERNESTO: Te lo dije hace tiempo: trabajar es de imbéciles, amigo. Y te has apuntado a ese bando. Yo prefiero seguir en el de los listos.
RAÚL: Es fácil así, ¿no crees?, ¿piensas seguir así siempre? Cuando falten tus padres, ¿a quién vas a acudir?
ERNESTO: Pues igual a ti, (ríe). Supongo que serías un buen cuñado.
RAÚL: (Muy serio y cogiéndolo del cuello) Escúchame bien, “amigo”, si se te ocurre poner tu mano encima de mi hermana, eres hombre muerto. Un solo aviso, amigo.
ERNESTO: Tranquilo Raulito, tu hermana no me gusta ni para que me acompañe al tanatorio. Era broma, no te excites tanto. ¿Y por qué ironizas con lo de amigo? Hace algún tiempo lo éramos, y mucho, no creas que no me fastidia que estemos tan separados últimamente.
RAÚL: Pero tú te crees que puedo ser amigo tuyo con esas ideas que se te han venido a la cabeza. Ser un parásito de la sociedad, de mí, no es la idea de mundo que tengo yo, ni puedo respetarla de nadie.
ERNESTO: ¿Y qué idea tienes tú del mundo? Morirte después de 40 años trabajando, con las manos como cemento de haberlas usado en toda clase de esclavismos. Yo no quiero eso, me valoro mucho más, por eso tampoco me acercaré a tu hermana. ¿Me vais a sacar de pobre vosotros, los Ruiz? Por favor. Yo le tengo echado el ojo a Helena. Ahí si hay billetes (ríe) y no es tan fea la muchacha. ¡Uy, perdona! Me acabo de acordar que te gustaba de niña. Espero no haberte ofendido, trabajador honrado.
RAÚL: (Volviendo a cogerlo del pecho) Eres un inmoral. No quiero que me dirijas la palabra en tu vida, ¿sabes? No quiero infectarme con ella. Olvídame, ¿me oyes?
(Aparece Juani por la escalera y los ve)
JUANI: ¡Raúl! ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué hacéis? ¿Por qué discutís?
ERNESTO: (Mientras se zafa de Raúl) Por nada importante, Juani, nunca mejor dicho (ríe).
RAÚL: (Abalanzándose sobre Ernesto) ¡Malnacido!
JUANI: (Interponiéndose) ¡Basta! ¡Sea lo que sea, os vais a calmar ya! ¿Me habéis oído? ¿Me has oído Raúl? ¿Y tú, Ernesto? ¿Quieres dejar ya esa sonrisita? Os teníais que ver a vosotros mismos. Los inseparables peleándose como dos locos. ¿Ya no os acordáis de nada? ¿Ni de nuestras salidas al campo a merendar y a correr y a jugar y a reír? (Entre sollozos) ¡Tanto han cambiado nuestras vidas! ¡No quiero seguir haciéndome mayor y dejar atrás todo eso!
RAÚL: No llores, hermana, no es nada. Sólo era que este se reía de mi vestimenta para ir a trabajar, es un simplón, ya lo sabes.
ERNESTO: Juani, no pares de lloriquear. Estás tan guapa así. Te haría llorar siempre solo por lo linda que te pones. Hermanitos, os tengo que dejar. Me espera la vida ahí fuera. Cuidaros y no olvidéis nunca de que vivimos frente a frente pero que yo cojo el ascensor no solo para bajar. (Entre risas) Hasta otra.
(Intenta bajar por el ascensor)
TODOS: ¡No funciona!
(Se marcha por la escalera)
JUANI: (Abrazada a su hermano) Siempre ha sido un desgraciado, aunque fuera tu amigo. Una mala persona que no cree en nada. Es un alma en pena al que no le irá bien la vida.
RAÚL: Tranquila, no merece ni una lágrima más tuya. Ven, vamos a casa.
(Se marchan y, antes de entrar, hay una última mirada de Juani hacia las escaleras por donde desapareció Ernesto)
(Salen a la par Ana y Encarna)
ENCARNA: Hola, Ana, ¿se le ha pasado a tu madre el enfado ya? Pídele perdón de mi parte, por favor. Me habré puesta nerviosa con la avería del ascensor y con el dineral que nos va a costar arreglarlo.
ANA: Doña Encarna, no se puede hablar así a la gente y menos a una persona que ha tenido muchos detalles con usted.
ENCARNA: Lo sé, chiquilla. Si en el fondo la quiero. No le deis más importancia, por favor. Bueno ¿y tú dónde vas?, ¿de compras?
ANA: Sí, voy a la tienda de Luis, necesitábamos algunas cosillas. Si quiere que le traiga algo, no me importa.
ENCARNA: Bueno, si no te importa traerme un paquetito de esos de fideos finos. Pero no llevo monedas aquí ahora y tengo que salir rápido a por las recetas de mi Juan: ¿te importa que te lo pague luego cuando vuelva?
ANA: (Comprensiva) No se preocupe, entro a por algo más de dinero y usted vaya corriendo antes de que cierren. (Cuando se ha asegurado de que se ha marchado, después del consabido “No funciona” al intentarlo por el ascensor y finalmente bajar por la escalera) Si no fuerais tan presumidos y os creyerais en la obligación de aparentar delante de vuestros vecinos, sería más fácil ayudaros. ¡Y encima tenemos que aguantarles sus malos modos! ¡En fin!
(Entra y sale Helena) (Se encuentra con Ernesto que vuelve)
ERNESTO: ¿Dónde va lo más bonito del bloque?
HELENA: De compras. ¿Tú sabes lo que es eso?
ERNESTO: ¡Claro, guapa! Yo compro, vendo, alquilo, presto y todo lo que tenga que ver con el parné. Y, cuando tú quieras, te acompaño en tus negocios de mercado.
HELENA: ¡Anda y quita, peliculero! ¡Que ya pasó nuestro tiempo de enamoraditos! ¡Ya no tenemos edad!
ERNESTO: ¡Por ti no pasa la edad, bomboncito de melocotón!
HELENA: ¡Adiós, cantamañanas de televisor!
(Sale Helena)
ERNESTO: ¡La sigo teniendo en el bote, hay que ver cómo soy!
(Sale Ana)
ANA: ¿De dónde vienes, hermanito?
ERNESTO: Del banco, de hacer unas gestiones.
ANA: ¿Unas gestiones que se llaman cerveza?
ANA: Creo que han subido mucho sus acciones últimamente. Desde que el vago de mi hermano las consume a costa del sueldo de su padre. ¡Que es el único sueldo que entra en su casa y del que tenemos que comer todos! ¿Te crees encima que somos tontos los demás o qué?
ERNESTO: Hermanita, si no bajas la voz, te van a oír los vecinos y se van a enterar de que el sueldo de un ex alto cargo de la empresa más importante de este país no da para tanto.
ANA: ¿Encima de recochineo con papá? Recién echado del trabajo y tú riéndote. ¿Pero tú eres tonto a tiempo parcial o lo eres en jornada completa?
ERNESTO: Yo soy el tonto que os va a sacar a todos de esto, hermanita lista. Dentro de poco tiempo besarás la tierra por donde pise. Salvo que no te queden besos para los demás.
ANA: ¿Qué dices ahora de besos? ¿De qué hablas?
ERNESTO: Nada, nada, que todos sabemos que eres muy agradecida. (Sale corriendo para casa) Sobretodo de los que se llaman Raúl. (Risas)
ANA: ¡La madre que…! ¡Bueno, nuestra madre!¡Ya te cogeré, cierra bares!
(Al entrar Ana, sale torpemente Antonio)
ANTONIO: Tantos años aquí y seguir con la misma rutina. Arreglar ascensor, romper ascensor. Arreglar ascensor, romper ascensor. Creo que mi vida ha sido eso: un continuo preocuparme por el puto ascensor, y ahora, cuando realmente más falta me hace, me falla cada dos por tres; y esta vez creo que es definitiva. No sé si veré un nuevo arreglo. Me iré donde los ascensores sean ya solo una pesadilla olvidada. (Se dirige hacia la escalera y, en el último instante se vuelve hacia el ascensor de nuevo). ¡Tu puta madre!
ACTO II
(Sube Pepe por las escaleras) (Se detiene ante la casa de Antonio)
PEPE: Ay, Antonio, viejo amigo, ¡cómo te echo de menos! Vengo de enterrar a mi “Pepa”. No sé por qué me he acordado de ti. Quizás porque siempre aparecía ella cuando teníamos nuestras broncas. Menos mal que no aparecía en el bar de Enrique, ¿verdad? Tengo que seguir, amigo, ahí suben mis hijos y el “regalito”
(Aparece Raúl)
RAÚL: ¿Qué haces ahí parado, padre? Vamos, estarás cansado.
PEPE: Solo recordaba cuando discutía con el vecino. Vamos, entremos, ¿y tu hermana y el innombrable?
RAÚL: Juani está esperándolo en el portal. Se ha parado en el bar a hablar con unos amigos. Maldita sea la hora en que mi hermana puso sus ojos en ese chulo de barrio.
PEPE: Siempre fue un poco tonta tu hermanita. Y el otro se creía un listo (ríe). ¡Pues no quería vivir de nosotros! Infeliz, en vez de vivir de nosotros, vive con nosotros. Ese es nuestro castigo y tu madre se ha librado por fin. ¡Qué suerte has tenido, mi amor!
(Entra Helena)
HELENA: Hola, Pepe; hola, Raúl. ¿Cómo están esos ánimos?
PEPE: Vamos tirando, Helena, gracias. Voy a descansar. Os dejo.
RAÚL: Gracias, Helena, por venir al entierro. Me ha gustado mucho verte…, como siempre.
HELENA: No tienes que agradecer nada, tonto. Quise a tu madre como a la mía. Era muy buena gente, aunque se pelearan tanto las dos.
RAÚL: ¡Lástima que la quisiste más a ella que a nadie de mi familia!
HELENA: ¡Raúl! Por favor, no me hagas sentir mal en este momento tan triste. Tú sabes que siempre te he querido; como a un amigo, como a alguien que es casi mi hermano. Pero no me pidas más. Anda ve a acompañar a tu padre. ¿Y tu hermana? Quiero darle un beso aquí, tranquilas las dos.
(Entra Juani)
JUANI: Aquí estoy, Helena. Perdonad que os haya oído mientras subía. (Abraza a los dos y rompe a llorar). Os envidio tanto, os amáis, aunque sea de dos maneras diferentes. Yo, sin embargo, solo sé amar a una a quien no lo merece. Maldita sea mi estampa. Ya me lo dijo mi pobre madre: “Juani, ese es un cenutrio”. Y yo me reía porque no sabía lo que era cenutrio, pero bien que lo he aprendido.
HELENA: No llores, Juani, todos nos equivocamos.
RAÚL: Todos, sí, todos. Pero el corazón no obedece. Ni a palos.
HELENA: Juani, si ya no puedes más, déjalo. Siempre habrá alguien que llene ese vacío. Y si no hay nadie, estaremos nosotros: tu hermano, yo, tu padre; y, si siguiera entre nosotros, tu madre, la pobre.
JUANI: Gracias, Helena, pero fue mi condena y la cumpliré. Sabía a qué me arriesgaba y me arriesgué.
(Entra Ernesto visiblemente mareado)
ERNESTO: ¿A qué te arriesgabas si puede saberse? Yo sí que me arriesgué. ¡Haberme emparejado contigo sin haber mirado antes la cartilla del banco! ¡Eso es un riesgo! ¡Lo tuyo fue a caballo ganador! ¿Verdad?, Helena, ¿a que tú sabes bien distinguir un pura sangre como yo?
RAÚL: ¡Desgraciado! Tenía que haberte matado hace tiempo ya. No mereces ni el aire de mi casa.
ERNESTO: Tranquilo, cuñadito, que estás de luto. No hacen falta ya más muertes. Me voy a echar un ratito porque esta mañana ha sido durísima. (A Juani) Prepárame algo caliente para cuando me despierte, querida. Besos a todos. Me voy a “mi casa”.
(Sale)
RAÚL: ¡Por Dios! ¡Hermana, te quedarás sin marido muy pronto! ¡Lo juro por nuestra madre!
(Entra Técnico alemán)
TÉCNICO: ¿Comunitaten president, bitte?
RAÚL: (Aún con el puño levantado se lo dirige al Técnico) ¡Que no me digas eso, payaso!
TÉCNICO: ¡Eo! ¡Spanichs locken perditen!
RAÚL: (Al verlo) ¡Uy, usted perdone señor! Creía que era otra cucaracha de las que viven en este edificio.
TÉCNICO: ¿Cucaracha?, ¿qué querer decir?, mi espanish no bueno.
HELENA: Perdón, sir. Kakerlake, quiere decir kakerlake.
TÉCNICO: (Enfadadísimo) No, mi, no Kakerlake, cucharacha. Mi, thecnicien alemán ascensorem.
TÉCNICO: Mi tener piezam importanten aparaten.
JUANI: ¡Coño, diez años después la traen! Eficiciencien alemanen, ¿eh?
TÉCNICO: Mi no comprender nichts de nichts.
HELENA: Con lo joven que eres supongo que es normal que no entiendas nada.
TÉCNICO: (Señalando a Raúl) ¿Comunitaten president?
JUANI: (Encarándose con el alemán) ¿Y por qué él?, ¡eh! ¿No puede ser mi amiga o yo misma? Alemán y machista. El pack completo.
RAÚL: Mi padre es “presidenten”. Lo aviso. Pero viene usted en mal día.
TÉCNICO: No problema, vuelvo después, voy cercanen , Cuenca, piezam jahr 1974.
RAÚL: Pues, hala, guapetón: Te vas a ir para Cuenca, a ver si te ponen a mirarla después de diez años esperando la tecnología alemana.
(Lo acompaña escaleras abajo, vuelve enseguida)
JUANI: Ahora quieren que subamos y bajemos con el ascensor, cuando llevamos toda la vida haciéndolo a pie.
HELENA: Si este es el futuro que nos espera, no sé qué es mejor.
RAÚL: Vamos a casa y tú, cuídate, Helena. Gracias de nuevo.
(Salen los tres) (Entran Engracia y Pascual acompañados de Andrea, su nieta)
ENGRACIA: Y espero que te portes bien, eh Andreíta. Vamos a dar el pésame, no vamos a jugar.
PASCUAL: No le riñas, con lo buena que es mi nietecita.
ENGRACIA: Buena, buenísima; pero la última visita que hicimos quemó las cortinas del salón y no nos quemamos nosotros porque el Antoñín no había hecho pis en toda la mañana.
PASCUAL: Pero fue porque le pidió a Andrea que probase el mechero que le había robado a su padre, que él no sabía hacerlo
ANDREA: Yo sí sé, abuelito.
PASCUAL: ¡Qué lista es mi niña!
ENGRACIA: Bueno, vale. (A Andrea) Tú no te separes de mi lado. (A Pascual) Y tú no te enrolles que nos conocemos. Un “lo siento”, y de vuelta para casa.
PASCUAL: Mujer que somos vecinos desde hace cinco años.
PASCUAL: Que me cae muy bien esa familia. La mujer era un encanto, aunque un poco carota con el dinero.
ENGRACIA: ¡Pero ese borrachuzo de yerno que tienen! ¡Qué lástima!
PASCUAL: ¡Tú no te metas en sus historias que te conozco! Vamos para dentro, anda.
ANDREA: Abuelo, abuelo, y cuando muere la gente, ¿funciona el ascensor?
(Sale Ernesto con apariencia resacosa)
ERNESTO: En esta casa no hay quien duerma, joder. Me voy a la mía hasta que se vayan todos estos pesados. ¡Qué hartura de entierro!
(Entran por la escalera Isabel y Ana)
ISABEL: ¡Hijo! ¿Qué tal? ¡Qué alegría verte!
ANA: (Enfadada) ¡Mamá, por favor!
ERNESTO: Hola, madre. Hola, hermanita. ¿Vosotras por aquí? ¿Tiene que haber algún muerto para que vengáis a mi casa?
ANA: ¿Tu casa? Tendrás poca vergüenza.
ISABEL: ¡No discutáis, por favor! ¡No quiero más escándalos con los vecinos! ¡Bastantes tuvimos ya!
ANA: No te preocupes, madre, no pienso discutir con esta rata.
ERNESTO: Yo también te quiero, hermanita. Cada día más guapa. Pero aprovecha que se te pasa el arroz, el cocido y hasta el pisto castellano.
ANA: Tú supiste cocinarlo bien ¿eh? Eso te creías. Hasta para eso fuiste un inútil. Ir a poner la mirada en quien tenía el bolsillo vacío. ¿Todavía sigues viviendo de esa pobre gente?
ERNESTO: ¿Querías que viviera de vosotras? ¡Nos teníamos que limpiar los mocos con las mangas de la camisa, hermanita!
ANA: ¡Eres un cabrón! Por eso te empeñaste en echarnos de casa, y no paraste hasta que lo conseguiste.
ISABEL: (Avergonzada) Por favor, Ana, por favor.
ERNESTO: La última voluntad de papá era que (remarcándolo) su casa fuera para su primogénito. Y ¿a qué no sabes quién era su primogénito?
ANA: Pero podías haber esperado a que no viviera tu madre, desgraciado.
ERNESTO: O que faltara la madre o que me casara. Esas eran las condiciones. La primera no tenía pinta. A las pruebas me remito. La segunda se cumplió, (riendo) felizmente.
ANA: ¡Ojalá te pudras en tu matrimonio! Aunque tu mujer sea una santa. Estará con su padre, acompañándolo y aprovechando para estar un rato separada de su marido.
ERNESTO: Su marido se va a dormir un ratito porque enterrar a una suegra es muy cansado. Ah, perdona, que tú no lo sabes.
ISABEL: ¡Vete a tu casa, hijo! Y nosotras, vamos, Ana. Quiero abrazar a Pepe.
ERNESTO: Y mi hermanita a Raúl (ríe).
ANA: Ojalá tu hígado reviente, hermanito.
(Las risas de Ernesto permanecen mientras baja TELÓN)
ACTO III
Ascensor con cartel y pisos muy modernos. Estamos en 2014.
Entra viejo Técnico alemán con un paquete en la mano.
TÉCNICO: ¡Putan madren Cuenca! 30 jhars para colocar pìezan importantent y conocer molten menschen. Mi freund, mis amigous, fiestan, fiestan, fiestan, bier, bier, cervaza. Pero se acabó, finiten. Voy de vuelta Deutschland. Soy viejen, y allí más Money jubilaten.
TÉCNICO: Dejo piezen ascensoren y al avionen. Finiten trabajar. Mi jubilaten. (Saliendo) Bye Spanien.
(Toca el timbre del piso de Pepe y se marcha)
(Sale Raúl)
RAÚL: ¿Quién llama? (Ve el paquete) ¿Esto qué es? (Lo desenvuelve). ¿De Alemania? Yo no he pedido nada a Alemania: ¡Ya se han vuelto a equivocar estos inútiles de Amazon! Pero ¿y esta fecha? 1974, ¿y esto? Ascensores Beckenbauer. (Comienza a reír cada vez más intensamente)
(Sale Ernesto)
ERNESTO: ¿Pero, Raúl, qué te pasa? ¿A qué vienen esas risotadas?
RAÚL: (Sin dejar de reír) Estaba contemplando nuestra vida Ernesto. Mira. Aquí la tienes resumida. Mientras nosotros discutíamos sobre su sentido, alguien nos lo ha aclarado en un paquete ya amarillento. (Ríe y a su risa se va uniendo la de Ernesto)
(Sale Mariluz, con una cesta de compra)
MARILUZ: Padre. ¿Qué son esas carcajadas? Se oyen en todo el bloque.
ERNESTO: ¿Padre? No soy tu padre. Desde hace años. (Gritando) Y dile a tu novia que no tiene suegro tampoco, que luego va hablando con los vecinos de su suegro.
MARILUZ: No es mi novia. Es mi mujer, a ver si te enteras ya de una vez.
(Mientras sale)
ERNESTO: ¡Déjame en paz y vete al mercado que se van a acabar las zanahorias!
RAÚL: ¡Qué carca eres! ¡No vas a cambiar ni a las puertas de la muerte! ¡Déjala en paz! ¿Le diste mala vida a mi hermana y ahora se la vas a dar a tu hija?
ERNESTO: Ya habló el moderno. Tú has estado toda tu vida enamorado de una vecinita y, como esta pieza; bueno, peor, ni en treinta años te ha llegado el arreglo. Así es nuestra vida, en verdad, tú esperando tu pieza y yo sin ganas de arreglar nada, ni el puto ascensor este.
RAÚL: Ernesto, me cansas. Hasta en un rato de risas metes la pata. No hay manera de hacerte ver que la vida es más agradable de lo que tú la has hecho. Siempre puteando a alguien. Siempre viviendo a costa de los demás. Has sobrevivido. Sí, pero piénsate si has vivido.
ERNESTO: Don Raúl, el oficinista más ejemplar de todo el condado ahora, a la vejez, se ha vuelto filósofo. Hala. Ahí te quedas y, si eres tan trabajador, intenta que el ascensor esté arreglado de una puñetera vez para mañana. Mi artrosis te lo agradecerá. (Llamando a su hijo que está dentro de la vivienda) ¡Antoñín! ¡Antoñín! Tráeme el bastón de calle que voy a bajar por última vez las escaleras antes de que este emprendedor arregle el ascensor.
(Sale Antoñín con unos cascos puestos)
ANTOÑÍN: ¿Qué dices, padre? No te he oído bien.
ERNESTO: ¡Claro que no me has oído, mendrugo! ¡Todo el día con eso puesto en la cabeza! ¡Estás atontao, hijo! Si es que te llevaste todos los genes de tu madre.
RAÚL: ¡Ernesto! ¡Que te den! (Corte de mangas y se marcha)
ANTOÑÍN: ¿Vosotros dos no vais a cambiar nunca?
ERNESTO: Ni falta que hace, ¿has cambiado tú? Pues vete espabilando que la vida te va a dar hostias por todos lados. Y ve por mi bastón. Voy a por el Marca.
ANTOÑÍN: ¿Me compras el “Computer for you” de este mes?
ERNESTO: Hijo, eso no te va a curar de tu tontuna. Es mejor que salgas a ligar por ahí, y así me dejas a mí solo un ratito.
ANTOÑÍN: Bueno, no me la traigas, ya me la compraré con lo que he ganado en el McDonald’s; pero no hace falta insultar para decirme que no.
ERNESTO: ¡Anda y tira!
(Salen los dos)
(Sale de su casa Helena)
HELENA: Otro día que se me ha hecho tarde para la compra. Se enreda una en limpiar; yo no sé para qué, si luego se vuelve a ensuciar. Vida de limpieza, vida de tibieza. Qué razón tenía mi madre. Y qué bien le vino a mi padre su filosofía (sonríe). En fin, habrá que hacerlo para entretenerse por lo menos.
(Sale Ernesto)
ERNESTO: ¡Hola, Helena! Otra vez “rezando” (sonrisa). Qué manía la tuya de hablar sola todo el tiempo.
HELENA: ¡Ay, Ernesto! La costumbre. Tantos años sola hace que hable hasta con el frigorífico, y el día que hablo con el espejo es porque es festivo y tengo una reunión de amigas. (Ríe)
ERNESTO: ¡Que nunca te falte tu buen humor, vecina! Siempre has sabido que tú has querido que fuera así. Igual, cuando nos veamos de espíritus, la historia sea diferente.
HELENA: La historia es la que es, amigo. Y los espíritus no nos esperan, están muy ocupados con buscar un nuevo alojamiento que no sea esta puñetera Tierra. Ya habrán salido todos huyendo (ríe). Voy a comprar, Ernesto, que mi cuerpo todavía pide alimento para la carne y no para el espíritu.
ERNESTO: No te burles de mí, anda. Ten cuidado al bajar y cuídate. Yo voy a ver si llamo a un técnico de ascensores que nos arregle este de una vez. Igual mañana puedes bajar por él.
HELENA: ¡Qué buen presidente y qué optimista! Me conformo con que mi caja no la tengan que bajar por las escaleras. Por no molestar a los operarios. Un beso, Ernesto.
(Sale)
ERNESTO: ¿Un beso? (Hablando con el ascensor) ¡Cuántos te hubiera dado dentro de este aparato si hubiera funcionado alguna vez! ¡Eres un cabrón!, ¿lo sabes? Lo has sido, lo eres y no sé si lo serás. ¿Tú sabes cuántas vidas has fastidiado? ¿Y ahora qué esperas de mí? ¿Qué te arregle? ¿Sabes lo que te digo? Que voy a pasar de llamar a nadie para que te coloquen esta pieza. Por otra parte, esta ya no te valdrá. Y, como haya que pedir otra distinta, nos dan otras tres generaciones para verte arreglado. Así que te vas a quedar así de mono, con tu cartel de No funciona, aunque esté escrito a ordenador y no a rotulador, que eso es muy antiguo. Como yo, que soy un viejo hombre o un nuevo difunto. Me voy al parque, que allí hay aire y no como aquí donde no respiran ni las moscas. Y tú, púdrete ahí. (Sale) (Se gira en el último momento). ¡Tu puta madre!
TELÓN
Encontrarás nombres repetidos de algunos personajes que, obviamente, debes colocar en el mismo contenedor, actividad que puedes realizar desde el interior de la escena embebida en la siguiente página o bien usar la flecha que figura en la zona superior derecha de la escena para ampliarla en ventana emergente que, posteriormente y en caso de necesidad, puedes maximizar y trabajar en pantalla completa.
Una vez colocados los personajes en sus respectivos contenedores, aparecerá el botón Verificar, que debes pulsar para corregir la actividad. Si todo es correcto, te proporcionará una calificación y, en caso contrario, se relacionan las asignaciones erróneas, con objeto de poder subsanar los fallos con un segundo intento, y así tantas veces como sea necesario.
Aprovechamos este pequeño espacio para recordar que puedes crear y diseñar tus propios recursos educativos interactivos con el Proyecto Plantillas de RED Descartes.
ACTIVIDAD 1: Pide a IA un resumen de Historia de una escalera.
ACTIVIDAD 2: Interroga a IA, como si fuera Buero Vallejo, por la intención de su obra.
ACTIVIDAD 3: Averigua con la ayuda de IA las referencias históricas que aparecen en la obra.
ACTIVIDAD 4: ¿Qué sabe IA de Buero Vallejo?
ACTIVIDAD 5: Pídele a IA, para su representación, una escena alternativa entre Fernando y Urbano.
A continuación, y como orientación, reproducimos la conversación mantenida con ChatGPT en relación a la quinta actividad, buscando una escena alternativa entre Fernando y Urbano.
PREGUNTA 1: ¿Puedes proporcionarme un resumen, lo más escueto posible, sobre la obra Historia de una escalera?
"Historia de una escalera" es una obra de teatro escrita por Antonio Buero Vallejo. Ambientada en un edificio de vecinos, la obra retrata la vida de diferentes personajes a lo largo de tres décadas. A través de las historias entrelazadas de los residentes, la obra explora temas como la ilusión, la frustración, la búsqueda de una vida mejor y la lucha contra las limitaciones impuestas por la sociedad. La escalera se convierte en un símbolo de los obstáculos y las oportunidades que enfrentan los personajes mientras reflexionan sobre sus vidas y buscan la felicidad y la realización personal.
PREGUNTA 2: ¿Quiénes son los protagonistas principales de la obra Historia de una escalera del dramaturgo español Antonio Buero Vallejo?
En la obra "Historia de una escalera" de Antonio Buero Vallejo, los protagonistas principales son:
1.- Fernando: Es un joven idealista y soñador que busca un cambio en su vida y en la sociedad. Representa la esperanza y la lucha por un futuro mejor.
2.- Urbano: Es un vecino desilusionado y resignado ante la vida. Expresa la falta de esperanza y la resignación frente a las dificultades y limitaciones impuestas por la sociedad.
Estos dos personajes, Fernando y Urbano, tienen un papel central en la obra y representan dos perspectivas contrastantes sobre la vida y la búsqueda de la felicidad en medio de las circunstancias adversas.
Hay otros personajes importantes en la obra que también contribuyen al desarrollo de la trama y a la exploración de los temas presentes en la historia.
PREGUNTA 3: ¿Puedes ofrecerme un diálogo alternativo, creado por ti y usando tu imaginación, para la escena entre Fernando y Urbano en "Historia de una escalera"?
Es importante tener en cuenta que el siguiente diálogo es una creación imaginaria y no representa un diálogo específico de la obra original. Sin embargo, busca capturar la dinámica entre los personajes y los temas de esperanza, miedo y superación.
Por supuesto, aquí tienes un breve diálogo entre Fernando y Urbano en la obra "Historia de una escalera":
Fernando: Urbano, ¿has pensado alguna vez en dejar esta escalera y buscar algo más en la vida?
Urbano: ¿Dejar la escalera? ¿Y adónde iríamos? Esto es todo lo que conocemos.
Fernando: Pero Urbano, hay un mundo más allá de estos muros. Podemos explorar nuevas oportunidades, buscar nuestro propio camino.
Urbano: Parece demasiado arriesgado, Fernando. ¿Y si nos decepcionamos? ¿Y si nos quedamos sin nada?
Fernando: Entiendo tus miedos, Urbano, pero si no arriesgamos, nunca sabremos qué podríamos haber logrado. Debemos superar nuestras dudas y buscar una vida más plena.
Urbano: ¿Crees que realmente podemos lograrlo?
Fernando: Si creemos en nosotros mismos y nos apoyamos mutuamente, podemos hacerlo. Juntos, podemos encontrar el coraje para romper con las limitaciones de esta escalera y alcanzar nuestros sueños.
PERSONAJES
Blas, Mariluz, Clara, Paulino, Repartidor, Sargento, Soldado 1, Soldado 2, Voz, Vecinos 1-2-3-4 y 5.
(Versión estúpida de Luces de bohemia)
Salón de clase media. En ella se encuentra Blas, un ciego al que no se le ve pues el escenario está a oscuras.
BLAS: (Gritando) ¡Luz, Luz! (Tras encenderse el escenario, gesto de desaprobación) ¡Mariluz, Mariluz!
MARILUZ: ¿Qué; qué pasa? ¿Por qué gritas ahora?
BLAS: ¿Dónde está el perro? Necesito salir ahora, necesito respirar.
MARILUZ: ¿Descubrir el aire fresco?
BLAS: ¡Qué bien suena eso! Recuérdame a la vuelta que escriba una canción"Ya está escrita, Blas. ". Ahora tráeme a Apolo. Vamos a ir a ver a Paulino. Ya debería haberme devuelto la cantidad que le di para el adelanto de la compra de la moto.
MARILUZ: ¡No te preocupes! Cuando todo esto acabe, solucionaremos todos los problemas. No puedes estar entrando y saliendo cada dos por tres.
BLAS: ¡No quiero esperar! ¡Esto no va a acabar nunca!
BLAS: ¡Lo que es mío es mío, con pandemia o sin ella!
CLARA: ¡Padre! ¿Otra vez a la calle? Te vas a poner hasta moreno en estos días. ¿Qué motivo es tan importante para que no te quedes con nosotras y nos cuides?
BLAS: Os cuido, claro que os cuido. Traje todo el papel higiénico que pudimos entre Apolo y yo. Parecíamos Tutankamon y su perro en una mudanza. No os podéis quejar.
CLARA: Pero, padre. Hoy has salido ya cinco veces con Apolo. El pobre está lamiéndose una pata sin parar. La tiene hinchada, yo creo.
BLAS: Ya no hacen los perros como antes. Pues voy con mi bastón. Mariluz, acércamelo, por favor. Tengo que ir por mis 500 euros. ¡Ya está bien de tomarme el pelo! ¡Me van a oír todos estos aprovechados!
MARILUZ: Pero, hombre, si te ha llamado y te ha dicho que en cuanto pueda moverse te hace la gestión de la compra; que no puede por internet porque le han cortado la conexión por falta de pago.
BLAS: ¡Y una mierda! ¡Eso es mentira! No es la primera vez que estafa a sus amigos. Pregúntale a Eduardo. Le vendió un coche que le duró tres días.
CLARA: Muy honrado no es.
(Suena el timbre)
LOS TRES: ¡Ve a abrir!
CLARA: ¡Desde luego, qué familia! No hemos salido atletas precisamente. (Gritando) ¡Voy!
BLAS: ¡Luz! ¡Ven, Luz! (Abrazándola) ¡Creo que vamos a contemplar un milagro! ¡Mi ateísmo está temblando!
MARILUZ: Me asustas, Blas. ¿Qué te pasa?
BLAS: ¡Mira, contempla lo que va a pasar en uno, dos y tres!
CLARA: ¿A que no adivináis quién es y a qué viene?
BLAS: (De espaldas a la escena) ¡Es Paulino, trae en la mano mis 500 euros!
MARILUZ: (Girándose al instante) Pero, Blas, ¿cómo has sabido esto?
PAULINO: ¡Mi amigo se ha hecho vidente! ¡Aquí estoy! Te avisé de que no tendrías problemas conmigo. ¡Soy legal!
BLAS: ¡Tienes la misma legalidad que su majestad!
PAULINO: ¡Ya salió el republicano!
PAULINO: ¡Que sí, viejo amigo! ¡Mira lo que traigo aquí! Tus 500 euros. Me he saltado el confinamiento porque sabía que estarías rabiando por tu dinero. Vengo a tranquilizarte.
BLAS: No se puede estar tranquilo en la jaula de las fieras. Trae. (Alarga la mano)
PAULINO: Te lo daría, pero sé que no lo usarás para cuidar de ellas. Enseguida te pedirás a Amazon las obras completas de Galdós. Vengo a traerte el dinero, pero con la condición de que vayamos juntos a ver al vendedor. Así comprenderás que no te he traicionado.
BLAS: ¡Ya salió el timador!
CLARA: Yo no me fiaría de este “amigo”. No será la primera vez que te la cuela, padre.
PAULINO: Niña, ¿tú qué sabrás? Yo respeto a tu padre. Sé que es un genio y que los siglos venideros hablarán de él más que del coronavirus.
CLARA: ¡Bah!
BLAS: Deja de discutir con la rata. Yo lo conozco mejor que nadie. Han sido muchas copas de vino en el bar de Julián. Y mucho dominó. Y “el que hace trampas en el dominó, ni es amigo ni es señor”. Pero, mira por dónde, voy a estar de acuerdo contigo en ir a ver al tipo ese. Necesito aire, aire, aire.
PAULINO: Me callo por nuestra amistad. Vamos a la calle. Seremos dos fantasmas en una ciudad fantasma.
MARILUZ: No te tardes, Blas. Tengo un pálpito y no me gusta nada.
BLAS: Tráeme el bastón, Clarita. Luego hablaré yo con el perro.
(Salen con el aullido del perro de fondo)
(Caminan por la acera. Solo se oye el silencio y los pitidos de los pasos de peatones por los que no pasa ni un solo peatón)
PAULINO: No sabía si me ibas a creer. Pero soy un amigo fiable. Te lo demostraré una vez más. Recuerda aquella vez cuando te quisieron vender una colección de obras teatrales y todas eran imitaciones baratas. No soy crítico teatral, pero cantaba por todos lados.
BLAS: La vida es un teatro malo. Por eso las compraba, para tener siempre presente que imitar la realidad es ser un mal escritor.
PAULINO: ¿Te estás haciendo romántico?
BLAS: Me estoy haciendo realista. ¿Merece la pena imitar esto que tú ves y yo presiento? ¿Cuántos habrían visto una situación como esta y habrían escrito sobre ella? ¿Por qué nadie nos dijo que los ciegos somos los mejores videntes de la humanidad? Todo esto no es sino la bufonada de alguien contra todos nosotros. Nos hemos pasado de pueblo muchas veces, pues ya está aquí el castigo, la multa, el sobre B que tenemos que pagar.
PAULINO: (Con cara de sorpresa) Te escucho, pero no te entiendo, Blas. ¿De qué demonios hablas?
BLAS: (Cuando se dispone a responder choca con un repartidor de Glovo que, a pie, aparece tras la esquina) ¡Coño! ¿Qué ha sido esto, Paulino? Creo que alguien se ha llevado mi nariz sin mi permiso. Aparta que voy a repartir leña al mono. (Levanta su bastón dispuesto a encender el aire).
REPARTIDOR: ¡Perdón, perdón, señor! No lo he visto, no estoy acostumbrado a que, en estos días haya nadie por aquí.
PAULINO: ¡Putos esclavos del capitalismo! ¿Qué haces tú trabajando en estos días?
REPARTIDOR: ¿Que qué hago? ¿A usted le gusta comer cada día? Pues a mí me encanta. Y a mi mujer. Y a mis dos hijos. ¿Sabe cuál es la diferencia entre beber agua solamente o que te sirva para tragar un bocadillo? Me mataré algún día, pero mi familia tendrá comida hasta ese día. Te lo aseguro.
BLAS: Pero ¿todavía hay gente que pide cosas por internet con la que está cayendo?
REPARTIDOR: Hoy día hay más que nunca. ¿Tiene usted una idea de las cosas que pide la gente? Aquí llevo una caja con tierra de la playa para un sexto piso. ¿Pero eso es normal? ¿Qué van a hacer si no tendrán sombrilla? Es alucinante.
BLAS: Yo que sé. Querrán llevar a los niños a ver el mar poniéndoles sobre la maceta y un cazo de agua hirviendo delante.
REPARTIDOR: ¿Y ayer? ¿Sabe usted qué lleve ayer al barrio del Dorado? Allí, en la otra punta de la ciudad.
PAULINO: Una alfombra mágica para salir huyendo de aquella inmundicia de barrio obrero.
REPARTIDOR: ¿Qué va? Pero algo parecido. Una maleta de las de antes, de las de correa alrededor para que no se abra. Vete tú a saber de dónde coño la cogió la empresa.
REPARTIDOR: Y cuando llego al piso, me dicen que su hijo se tiene que ir al extranjero y que no se fían de los aeropuertos.
BLAS: ¡Este país no dejará de ser nunca un país de maletas que marchan para no volver!
REPARTIDOR: Y las típicas compras sexuales. (Haciendo el gesto de abundancia con las manos) Así, así de veces he entregado paquetes en casas de solteros, de solteras, de casados y de casadas, de viejos y de jóvenes, de mascotas abandonadas y hasta de un dentista.
PAULINO: Sería una boca abierta para las prácticas.
REPARTIDOR: Ya, ya. La gente cree estar viviendo sus últimos días y se dedica al tema con un ímpetu que ríete tú de Napoleón y su ejército en la batalla de Waterloo.
PAULINO: Esa la perdieron.
REPARTIDOR: Y todos estos han perdido su dinero. Dentro de tres días ya no tienen ganas ni de cortarse las uñas.
BLAS: (Medio enfadado) Bueno, que cada uno haga con su dinero lo que quiera. Y usted no vaya como un loco por la acera que pueden pasar estas cosas. Me ha dado usted un pisotón que para mí se queda. (Reparando que es cojo) Y encima con la pierna buena.
PAULINO: ¿Un repartidor cojo y sin vehículo de ningún tipo? Qué explotación del hombre por el hombre. ¿La empresa no le suministra aunque sea un patinete?
REPARTIDOR: Al módico precio de 500 euros mensuales. ¿Usted sabe la de paquetes que yo tengo que repartir para poder pagar eso?
BLAS: ¿Y va usted andando todo el tiempo? Pero ¿qué mundo es este? ¿Dónde han ido los derechos humanos?
REPARTIDOR: (A carcajada) Derechos, derechos, humanos, humanosLa Declaración Universal de Derechos Humanos. .
(Así sale de escena con una carcajada que cada vez es más triste).
BLAS: ¿Paulino, Paulino? ¿Dónde estás? ¿Dónde está ese infeliz? Dale los quinientos euros y que descanse unos días viendo a su familia comer a gusto.
PAULINO: ¡Uy, amigo! ¡Imposible! El cojo corre con su pierna buena como Usain BoltUsain Bolt. . Lo he intentado porque también me ha dado pena, pero ha sido imposible. Me estaba echando la mano al bolsillo cuando ya estaba doblando la esquina.
BLAS: (Levantando el bastón) A ti sí que te voy a doblar yo el lomo por tus tonterías. No me tomes por un imbécil. Ciego sí, imbécil no. ¿Lo has aprendido o te enseño mi gramática parda Gramática parda.?
PAULINO: Claro que sí, viejo amigo, no te sulfures. Vamos, que mi colega no nos espera todo el día.
BLAS: Estará muy ocupado, seguro. Tendrá que ir a la bolsa a reunirse con algunos brókersAgente intermediario en operaciones financieras o comerciales que percibe una comisión por su intervención.. Te voy a dar una que…
PAULINO: Mira. Calla.
BLAS: Lo primero no puedo. Y lo segundo ya veré yo.
PAULINO: Calla, coño. ¿No estás oyendo un ruido como de campanas? (En realidad son cacerolas lejanas)
BLAS: (Agudizando el oído) No, no son campanas. Es un ruido metálico, es verdad, pero suena como si fuera el de dos barcos chocando en el puerto.
PAULINO: Blas, coño, que estamos a 400 kilómetros del mar.
BLAS: No será nada. Vamos. Quiero terminar con esto cuanto antes.
PAULINO: Vamos. Sí, pero sin prisas. Mis amigos tardarán todavía un poco. No pueden salir en esta franja horaria.
BLAS: Maldita franja.
(Se oyen pasos de botas militares que se acercan)
PAULINO: ¡Blas! Nos han pillado. Rápido, recuerda que soy tu lazarillo1.- Muchacho que guía y dirige a un ciego.
2.- Persona o animal que guía o acompaña a otra necesitada de ayuda.. No digas tonterías delante de ellos, eh. Hemos salido a comprar, acuérdate.
(Entran tres militares, policías nacionales o cualquier otro cuerpo con tal de que vaya uniformado)
SARGENTO: (Realizando los movimientos como si de un desfile se tratara) ¡Alto la compañía! ¡Firmes! ¡Media vuelta! ¡Apunten! ¡Fueee…!.
PAULINO: ¡Pero qué hacéis! ¡Un momento que hablemos! ¡Por Dios, que cagaprisas sois!
BLAS: ¡Disparen! ¡Moriré con el honor de haber podido decir a mis enemigos que me disparen mirándolos a los ojos!
PAULINO: ¡Blas! Que tú eres ciego, joder, qué más te da.
BLAS: ¡Disparen! ¡Qué importa un viejo más! Pero no me metan en la estadística. Quiero ser un verso libre.
PAULINO: ¡Perdón, mi sargento! Aquí mi compañero, que es poeta y no sabe que no están los tiempos para la lírica. ¿Podrían, por favor, bajar los rifles? Que yo les explico, en prosa, por qué estamos aquí.
SARGENTO: ¡Compañía, descanso!
(La compañía descansa a su manera)
PAULINO: Mire. Aquí el ciego se ha quedado sin sus medicinas y tenemos que ir a comprarlas a la farmacia.
SARGENTO: La farmacia está cerrada. La farmacéutica está contagiada y no ha podido abrir.
BLAS: ¿Angelines está contagiada? Mierda de virus y su puta madre.
SARGENTO: Contagiada de virus, no. Contagiada de información falsa. Se marchó a la isla de Lamu en Kenia para no oír más a tertulianos doctorados en todo.
BLAS: ¿Allí no hay ni televisión ni radio?
SARGENTO: Sí, pero son en swajili y ella no lo domina.
BLAS: Puñetera envidia. Siempre pensé que Angelines era muy inteligente.
SARGENTO: Pero déjense de rodeos y díganme dónde iban de verdad. Si no, tengo orden de fusilamiento inmediato, sin juicios ni hostias.
PAULINO: ¡Qué eficiencia!
BLAS: Íbamos a ver a unos amigos de éste…
PAULINO: Unos amigos que trabajan en un supermercado para poder comprar las viandas de esta semana.
SARGENTO: ¿Y dónde está la bolsa de la compra? ¿Se creen que soy tonto, lelo, imbécil, necio, mentecato, tarado?
PAULINO: Bueno, bueno, no siga. No se maltrate más usted. Para nada pensamos en ninguna de esas palabras. Somos más de gili, (ante la mirada del sargento) pero no es el caso, no es el caso.
SARGENTO: ¡La bolsa!
BLAS: (Sacando una bolsa de caca de perro olvidada en su bolsillo) Aquí está la bolsa, EsparteroBaldomero Espartero. del siglo XXI.
SARGENTO: ¿Pero esto qué es? ¿Se está burlando de mí? ¿Qué mierda de bolsa es esta? ¿Qué comen en su casa? ¿Alpiste?
PAULINO: Mi general, disculpe. Son de poco comer ellos, con una sopita de sobre y un yogur tienen los tres para una semana. ¿No ve el tipito de mi amigo? Ellos lo llaman dieta de poeta.
SARGENTO: No me extraña que luego escriban cosas de esas raras que llaman versos. Lo que vamos a hacer es lo siguiente: Vamos a estar ahí, dos bloques más abajo esperándolos. A la vuelta quiero ver el ticket de compra y el contenido de la bolsa. Si no es así, ordenaré a mis soldados, a mis compañeros, que disparen por la espalda si hace falta.
SOLDADO 1: ¿Compañeros?
SOLDADO 2: Compañeros dice (ríe).
SOLDADO 1: (Al público) ¿Ustedes se creen que un compañero haría lo que este nos hace a nosotros?
SOLDADO 2: Dos horas vistiéndonos, maquillándonos, calentando la voz, sin contar los gastos de desplazamiento (que lo pagamos nosotros), los de pequeñas cosas del disfraz porque ellos no piensan en menudencias.
¿Y todo ello para qué?
SOLDADO 1: Para las dos frases que acabamos de decir. Me cago en toda la ralea del escritor, del director, y de este sargento de mierda que nos ha tocado.
SOLDADO 2: ¡Vamos, compañero! Tú sí que eres mi compañero.
SOLDADO 1: La clase oprimida al menos debe llorar unida. Vamos, continuemos.
(Sale Sargento tras ellos)
SARGENTO: Pero, pero, pero…
(Blas y Paulino se aseguran de que se han alejado lo suficiente para poder continuar su camino)
PAULINO: ¡Pues sí que están las cosas para andar haciendo el tonto por ahí!
BLAS: Este país ha sido de fusilamientos desde antes de inventar la pólvora.
PAULINO: Toquemos madera, viejo amigo. Y ya solucionaremos la vuelta.
BLAS: ¿Oyes? De nuevo ese sonido metálico.
PAULINO: Yo no oigo nada, Blas; estás paranoico, yo creo.
BLAS: Sí, sí, presta atención. Como dos alfileres que han caído juntos al suelo.
PAULINO: Blas, ¿quieres que oiga dos alfileres cayendo al suelo? ¿Tú estás loco?
BLAS: No, estoy ciego, por eso oigo lo que tú no. Lo que tú y lo que el resto de la humanidad casi. En fin, no será nada importante. Vamos.
PAULINO: Mis amigos deben estar ya en el parque esperando. Suelen ser muy puntuales.
BLAS: Si no nos entretienen más, estaremos en media hora allí. Para ser un confinamiento, parece que hay rebajas en el Corte Inglés.
(Ruidos tras la puerta de un edificio detienen a los dos amigos. Poco a poco, el volumen sube. ¡Oh, no! ¡Música de fiesta, pero de las de antes, de las de mucho antes!)
(Suena Raphael: “Hoy puede ser mi gran noche”)
PAULINO: Blas, por Dios, ¿cuándo hemos cogido la máquina del tiempo nosotros?
BLAS: Sí que parece, pero no me negarás que esto es música y no la mierda de hoy día.
PAULINO: Mira, vamos rápido porque si escucho una más pongo aquí mismo una bomba esta tarde en el horario que me corresponde.
BLAS: (Mientras caminan) Paulino, mi viejo amigo, ¿tú sabes que yo conocí a Raphael?
PAULINO: ¿En AltamiraCueva de Altamira. ? ¿En Saber y GanarSaber y Ganar. ?
BLAS: Déjate de coñas. Lo conocí en 2010. En el festival de Viña del Mar. Sí, en Chile, fíjate tú. Me llevó Mariluz porque tiene una tía abuela allí y quería verla antes de morir. La tía, no ella. Un día cenando los tres me preguntó, la tía, no ella, que si me gustaba Raphael, y yo le dije que con patatas y muy guisado, que no me ofendiera, que yo solo oía a Moustaki y a Paco Ibáñez. Entonces ella, mi mujer, no su tía, me dijo que no fuera borde con su tía que si no iba a dormir en la terraza. Y ahí me callé; pero ella, su tía, no mi mujer, me dijo que me invitaba al famoso festival de Viña del Mar donde actuaría el cantante. Yo empecé a gruñir como un león enjaulado ante semejante proposición indecente; pero ella, mi mujer, no su tía, me agarró por debajo de la mesa los compañeros de viaje y cuando su apretón ya casi me amorató la cara, hice un gesto de asentamiento con la cabeza porque con la boca me era imposible contestar nada. Mariluz siempre ha tenido unas manos muy cariñosas. En definitiva, caro amigo, que acompañé a la señora al que probablemente sería su último festival de Viña del Mar. Por su ausencia, claro, no porque el estado prohibiera semejante engendro. Y después de tragarme a artistas que conocían a duras penas en sus casas, salió el de Linares a cantar. Nosotros en primera fila.
BLAS: Que la tía tenía dinero para eso y para más. ¿Y a que no sabes qué pasó? Ahí, en medio de su actuación, de su boca saltó algo blanco que vino a impactar contra mi rostro, que nunca se esperaba proyectil como aquel. ¿Sabes qué era? Un diente, un puto diente. ¡Al ya abuelo Raphael le había saltado un diente de la boca como si fuera un proyectil de los brutos esos que han pasado antes! Y vino a chocar contra mí. Cuando fui a darle un repaso a su familia, me di cuenta de que el cabrón seguía cantando, que había disimulado y que seguía con aquello de “resistiré” como si le fuera la vida en ello. Me pareció un gesto de lo más profesional. Y me agaché a buscarlo tanteando el suelo para devolvérselo cuando pudiera. Mira, aquí lo llevo. Desde entonces es mi amuleto porque nunca volví a ver al cantante y no pude entregárselo. Es mi metáfora de la vida: Cuando se te caiga un diente, acuérdate que más duele un apretón de huevos y sigue adelante.
(Durante su intervención, Paulino se ha marchado a la fiesta, por lo que, como tantas veces, Blas hablaba solo o al público si es que hay)
BLAS: ¿Paulino? ¿No dices nada? ¿No te ha entretenido la anécdota? ¡Paulino, Paulino, ¿serás cabrón?, ¿dónde carajo te has ido? Paulino, no huyas que te partiré el bastón en el lomo en cuanto te encuentre.
(Aparece Paulino corriendo y algo “perjudicado”)
PAULINO: ¡Blas, qué fiestón! Es una residencia y ante las noticias que les han llegado, los abuelos han hecho una colecta de las botellas que todos guardaban en sus armarios y han montado la orgía más grande que ha visto la historia. Gritaban: ¡Tú me vas a llevar, virus de los cojones, pero a hombros! ¡Qué marchón!
BLAS: ¡Paulino! ¿Tú eres imbécil? ¿Has entrado en una residencia? ¿Tú sabes el peligro de eso? Retírate de mí. Quiero mi moto, no mi ataúd.
PAULINO: (Se le nota la fiesta) Blas, me he cansado. Me cansa esto. Me da igual. En cuanto acabe mi misión de conseguirte la moto, desaparezco de aquí. Me vengo con esta gente. Ellos lo tienen muy claro. La vida son tres días, ¿vamos a pasar dos con miedo? Que le den, que paso, que no me resisto a vivir, pero a vivir ¿sabes?
BLAS: A veces me asustas, Paulino, pareces hasta inteligente. Quizás por eso te tengo de amigo, por esos momentos. Pero mi anécdota me la he comido yo solo, ¿no?
PAULINO: Cuéntamela, amigo; (amistad como fase de borrachera) yo soy tu amigo para todo. Te quiero.
BLAS: No te la contaré porque estás como estás. Pero en cuanto lleguemos a casa, te siento y te ato a la butaca hasta que me escuches todo de nuevo.
PAULINO: ¿Tú sabes si vamos a volver a casa? Blas, tengo un presagio. No es el virus, pero algo me aprieta el pecho.
BLAS: Son gases. Eructa. El alcohol da gases… Paulino, otra vez, ese sonido. Me atormenta oírlo, me da mal rollo. Alguien está haciendo ese sonido para molestarme, para acabar conmigo.
PAULINO: Ahora sí que no oigo nada. Solo tengo en la cabeza “Escándalo, es un escándalo”.
BLAS: ¡Vamos, vámonos de aquí! ¡No me gusta este silencio roto!
(Mientras caminan, Paulino sigue cantando “Escándalo”)
(Voz en off)
VOZ: ¡Eh! ¡Sinvergüenzas! ¡Meteos en casa, cabrones!
BLAS: Paulino, ¿qué es eso? ¿a quiénes gritan así de salvaje?
PAULINO: No te lo vas a creer, pero creo que es a nosotros. No hay nadie más.
BLAS: (Mirando no se sabe dónde) ¡Me cago en tó! ¡Baja y me lo dices a la cara! ¡Te voy a decir al oído dónde está mi casa! ¡EchacantosHombre disparatado o sin juicio. , arrastracueros1.- Vividor o advenedizo. 2.- Dicho de una persona: Inculta, adinerada y jactanciosa. , calambucoPersona que ostenta falsa o exagerada devoción. , cuerpoescombroPersona con el cuerpo muy descuidado, generalmente en lo que respecta a la forma física y al peso. , letrínPersona que no para de hablar ni debajo del agua y que opina de lo que no sabe. !
PAULINO: (Mirándolo) Blas, no dejas de asombrarme. No te habrá entendido nada, pero qué bien suena en tu voz.
VOZ: ¿Qué dices, payaso? ¡Nos vais a contagiar a todos! ¡Voy a llamar a la policía con mi iphone11! ¡Os estoy haciendo fotos! ¡Os voy a sacar hasta el último grano que tengáis!
BLAS: (Agarrándose sus partes, no todas, una de ellas) ¡Sácame este grano! ¿Lo ves bien con tu iphone o te lo acerco a la cara para que uses todos tus sentidos? ¡Vete a la remierda!
PAULINO: Vamos, Blas, déjalo. Son la policía de los balcones. El día que esto acabe se presentarán a oposiciones de vigilante jurado y las suspenderán.
BLAS: ¡Te espero en la otra vida! ¡PerrocostraPersona desagradable o repugnante, que puede causar asco o incomodidad a los demás. , sinsustancia, zarrapastroso1.- Desaseado, andrajoso, desaliñado y roto.
2.- Dicho de una persona: despreciable. !
PAULINO: ¡Viva el castellano y todas sus variantes!
BLAS: (Mientras Paulino lo arrastra fuera de la zona) Ese tarugo es el que hace el ruido metálico. Lo vuelvo a oír. Si lo cojo va a sonar a madera, a la de su ataúd.
PAULINO: Ya está, ya está. Mejor ese sonido que dices que no los gritos. Yo sigo sin oírlo. Debes tener un ultra oído,
BLAS: ¡Qué detrito de país tenemos, borracho amigo! Unos esperando morir entre alcohol mientras otros se dedican al visilleo del siglo pasado. Nunca saldremos adelante. Mi esperanza se pierde. Jamás confié en que tuviéramos alguna oportunidad; pero ahora, si alguna vez tuve una duda, ya no queda posibilidad alguna. ¡Se pudra el país y se pudran mis paisanos!
PAULINO: (Aún con la botella en la mano) ¡Toma un trago, viejo Blas! ¡Quizás los podridos seamos nosotros! (Ríe)
BLAS: ¿Podridos? Deformes, eso es lo que somos, deformes. Todo esto no es sino una confirmación de nuestra deformidad. Somos el jorobado de Notre Dame. El Quasimodo de esta época. Escondámonos en la vieja torre. No salgamos para contemplar la debacle. Desaparezcamos.
PAULINO: Tampoco exageres, amigo. Mira, (enseñándole el móvil) esto es una cita de Tinder, para cuando acabe la pandemia. Mira qué bellezón.
BLAS: Idiota, seguro que es un señor de Castellón, divorciado y embarrigado a base de cerveza.
PAULINO: ¿Un señor? Tú estás majara.
BLAS: (Riendo tristemente) Te veo chocando tu barriga con la suya y mandandoos besos desde la distancia.
PAULINO: ¡Qué imagen! ¿Yo tengo barriga? Esto es barriguita, por favor. Y resulta atractiva a los ojos de los demás.
BLAS: Mírate ahí, ven. Ahí hay una marquesina de autobús. Mira tu reflejoLos espejos cóncavos y convexos, el Esperpento y el Callejón del Gato. .
PAULINO: (Mirándose) Desmejoradillo. Pero, en cuanto pueda, dos horas de gimnasio al día y me pongo como esos actores que muestran su talento a base de marcar abdominales.
BLAS: Gástate mejor el dinero en una buena comida o un buen viaje y deja el gimnasio para los amantes del sudor innecesario.
PAULINO: (Que sigue mirando el cristal de la marquesina) Blas, mira. (Dándose cuenta de su error) ¡Ay, perdona! ¿Sabes lo que se ve en este anuncio?
BLAS: Una imagen de un paisaje que se desmorona como un azucarillo en el café. Aún se puede percibir algún árbol, algunos niños que juegan, algún pueblo al fondo con casas que conservan un color blanco. Pero abajo, en el tercio inferior, todo es ceniza, todo es gris.
PAULINO: No, es una pareja de rubios que van en una moto acuática y que se dirigen a una isla aparentemente desierta. Pero me ha llamado la atención lo que anuncia: “Huye del corona, no te compliques la vida”. Me parece que te me has venido abajo de una manera tremenda. Espérame aquí, que vuelvo a la residencia a por otra botella de vino y nos la pimplamos en esta parada los dos, huyendo del corona y de la complicación. No te muevas de aquí. ¡Ah! Toma los quinientos euros por si no te fías de mí y piensas que no voy a volver.
BLAS: No, Paulino, no te vayas. No quiero quedarme solo. No necesito alcohol. Necesito aire, necesito respirar.
PAULINO: Descubrir el aire fresco. Ya está escrito, Blas. Llegas unos años tarde.
PAULINO: Espérame. No es tanto por ti como por mí. Se me ha quedado un nudo aquí en la garganta y quiero deshacerlo.
(Sale Paulino de escena, Blas lo sigue torpemente)
BLAS: ¡Paulino, espera, no me dejes solo! ¡Espera! Me quedo sin aire. Presagio algo. No me dejes sin tu hombro. ¡Paulino, Paulino! (Sale de escena y se oye un frenazo y un golpe de vehículo)
VECINO 1: ¿Qué ha sido eso?
VECINO 2: ¿Qué ha ocurrido?
VECINO 3: ¿Quién se ha matado?
VECINO 4: ¿Quién baja a ver?
VECINO 5: Como baje alguno, lo denuncio.
(Sonido de ambulancia)
VECINO 1: ¿Dónde hay un contagiado?
VECINO 2: ¿Es vecino el de la ambulancia?
VECINO 3: ¿Le han hecho la prueba?
VECINO 4: ¿Quién tiene mascarillas para bajar?
VECINO 5: Como baje alguno, lo denuncio.
(Cruza la escena un muchacho que lleva 500 euros en la mano. Detrás de él corre Paulino con su botella en la mano)
PAULINO: ¡Ladrón, ladrón! ¡Ven aquí, que te destripo! ¡Devuelve ese dinero! (Se detiene recobrando el resuello) Maldita sea mi estampa. Como le digo yo ahora a su familia que a Blas lo ha atropellado el único coche belga que debe haber en toda España. Y por mi culpa. Si no se hubiera movido de su casa, aún seguiría con nosotros este monumento de la razón. Blas, me cago en tu ceguera. La ceguera histórica de España.
TELÓN
ACTIVIDAD 1: ¿Qué significado tiene el título de la obra versionada de Valle-Inclán?
ACTIVIDAD 2: ¿Qué referencias históricas podemos encontrar en Luces de bohemia?
ACTIVIDAD 3: Pide a IA que escriba una escena esperpéntica entre un general y un campesino y represéntala con algún compañero.
ACTIVIDAD 4: Pide a IA que te elabore una ruta del Madrid de Max Estrella y recórrela sobre un mapa interactivo creado con la herramienta Google Maps, usando los marcadores necesarios.
ACTIVIDAD 5: Pide a IA que te ayude a elaborar un fakebook de Valle-Inclán en el enlace anterior.
A continuación, y como orientación, reproducimos la conversación mantenida con ChatGPT en relación a la tercera actividad: redactar una escena esperpéntica entre un general y un campesino.
PREGUNTA 1: ¿Has oído hablar de la técnica literaria conocida como esperpento?
Sí, estoy familiarizado con la técnica literaria conocida como esperpento. El esperpento es una técnica desarrollada por el dramaturgo y escritor español Ramón del Valle-Inclán a principios del siglo XX. Se caracteriza por presentar una visión distorsionada y grotesca de la realidad, exagerando y deformando los aspectos más feos, absurdos o desagradables de la sociedad.
El esperpento busca reflejar la realidad de manera cruda y satírica, mostrando una imagen distorsionada y deformada de los personajes y los eventos. A través del uso de la exageración, la parodia y la sátira, el esperpento critica y denuncia la realidad social y política, resaltando los aspectos más oscuros y decadentes de la sociedad.
Esta técnica literaria se ha utilizado en obras teatrales, novelas y otros géneros literarios, y ha tenido una gran influencia en la literatura y el teatro en España.
PREGUNTA 2: En ese caso, ¿podrías inventar y crear una escena esperpéntica entre un general y un campesino con sus diálogos correspondientes?
Por supuesto, aquí tienes una breve escena esperpéntica entre un general y un campesino:
(El escenario muestra un campo desolado, y un general con uniforme militar se encuentra parado frente a un campesino con ropa raída.)
General: (Con voz autoritaria) ¡Campesino insolente! ¿Acaso no sabes quién soy? Soy el general más poderoso de toda la región. Mi mando es absoluto.
Campesino: (Mirando al general con burla) ¿Ah sí? ¡Vaya título tan grandilocuente! ¿Y qué hazañas has logrado con tu "mando absoluto"?
General: (Enojado) ¡He dirigido batallas y conquistado territorios! ¡Soy temido y respetado por mi valentía y estrategia!
Campesino: (Riéndose) ¿Valentía y estrategia, dices? Permíteme reírme un poco más. Mientras tú jugabas a la guerra, nosotros, los campesinos, trabajábamos duro para alimentar a tu ejército y a tu vanidad.
General: (Furioso) ¡Cómo te atreves a hablarme así! Deberías arrodillarte ante mí y agradecer por la seguridad que te brindo.
Campesino: (Con sarcasmo) Oh, sí, qué generoso eres al protegernos de nuestros propios campos y nuestras propias vidas. Sin ti, seguramente las gallinas y los tomates se rebelarían.
General: (Más enfadado) ¡Basta! No toleraré más insolencia. Mi poder es indiscutible y haré que te arrepientas de tus palabras.
Campesino: (Sonriendo desafiante) Puedes intentarlo, general. Pero recuerda, al final del día, cuando te quites el uniforme y te mires al espejo, seguirás siendo solo un hombre vanidoso que se cree importante.
(El general furioso se retira del escenario mientras el campesino se queda, regocijándose en su pequeña victoria.)
Esperpento
Sin que esto sea un Almodóvar en los Óscar, no puedo dejar sin unas palabras de agradecimiento a:
Y con esto concluyo.
¡Ah! No. Perdón. Un último aviso:
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Página 184: Cacerolada. Autoría propia. Licencia CC BY-NC-SA
Página 189: Cacerolada. Autoría propia. Licencia CC BY-NC-SA
Página 195: Frenazo. Banco Multimedia del INTEF (Procomún) Licencia CC BY-NC-SA
Página 195: Sirena de ambulancia. Banco Multimedia del INTEF (Procomún) Licencia CC BY-NC-SA