376 madre, la vida y la salud, hasta que trabaje por algún tiempo en la salva- ción de los pobres infieles. Sentí que mi orden quedó cumplida. Mi madre trabajará por la salva- ción de las almas amadas de Dios. ¡Para hacer esta petición o dar esta orden, me sentí con perfecto derecho, como reina! Tengo vergüenza de releer esto, padre. Lo que pasa que pase El 14 de julio en medio de dificultades y calumnias, las que nunca me habían faltado escribí: Dios mío, ¡cuántas vicisitudes en la vida! ¿Por qué nos detendremos los mortales en lo que pasa? ¡Lo que pasa que pase! Yo me quedaré contigo que no pasas. Así quiero decirte, siempre que mi pensamiento piense en lo transitorio. Las penas pasan; las calumnias pasan; las persecuciones tam- bién pasan; por esto las dejaré alrededor mío y no les permitiré entrar en mi corazón a turbarlo. Que entren a mi alma a purificarla. ¿Cómo no he de amarlas, si el dolor es mi cariñoso amigo? Pero no habrá en mi corazón la agitación que suelen traer. Dejad persecuciones, afuera, el séquito de resentimientos, murmura- ciones y juicios de que venís cargadas. No hay lugar en mi corazón para tales sabandijas. Entrad calumnias a mi alma que os ama; ¡pero entrad desprovistas de lo que ofende al Dios de mi corazón! No rehusé los dolores María Madre de mi amor. ¿Cuántos dolores deberé llevar antes de co- menzar la obra de los indios? No rehúso los dolores; ellos vienen a mi alma como el agua al sediento. Lo que no debe ser, es la tardanza. ¡Ay Madre de mi alma! Las almas de los indios salen cada día de este mundo, sin haber sabido que hay Dios y que eres su Madre! No retardes por más tiempo la hora bendita de hacerlos hijos de Dios. Si es necesario acumula sobre mí todos los dolores que deban señalar esa gracia, pero apresura el momento. Acosada por la santidad de Dios, como respuesta de María a mi peti- ción, sentí y escribí un nuevo acto de entrega a la Santidad infinita. Des- pués de él, sentí como si todos los dolores interiores de las almas santas Capítulo XXIII. Lo que pasa que pase - Np rehusé los dolores