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que llegó al señor obispo la noticia de que habían sido sacados de San
Pedro, furtivamente y a la media noche o antes de amanecer. Esto era lo
que más indignaba al señor Builes. Yo le contesté diciéndole que los había
sacado porque los creía propiedad de la Congregación, por regalo hecho
por él mismo y que los había sacado de San Pedro, a la clara luz del día y
sin ocultarlo a nadie. Esta queja fue enviada a la nunciatura en su carácter
de robo.
El reverendo Padre Urrea me escribió asegurándome que los catres no
habían sido regalados, sino comprados para las misiones de la Diócesis.
Esto era una salida y contesté que pagaría los catres. Los cobraron a $ 20
pesos cada uno, catres de $ 12 pesos. Entonces le pasé la cuenta, con el fin
de disminuir esa suma que me quedaba muy difícil, de los gastos de viaje
de las hermanas de Cáceres y de Santa Rita, con lo cual sólo tuve que
mandarle $50 pesos. No obstante haberle mostrado y consultado al doctor
Elorza sobre la carta en que me constituyo deudora, les pareció poco co-
medida en Santa Rosa y el reverendo padre Urrea me envió un regaño, que
le agradecí, naturalmente.
Al fin, todas las postulantas que eran 20 fueron llegando a Antioquia
por tanditas. Y era de ver cómo salían de San Pedro: por temor de que los
reverendos padres eudistas, colocados en la azotea, como en torre de vi-
gía, las vieran salir de la casa de San Pedro y dieran cuenta al señor Builes,
quien, aunque no tenía ningún derecho a impedirlo, según los cánones, sí
era muy capaz de hacerlos, se iban desde la víspera para una finiquita que
teníamos cerca al monte y allí dormían como podían, para madrugarse por
dentro del rastrojo para salir al camino real y llegar a Medellín, a pie, en
donde aguardaban las bestias para seguir a Antioquia que era cuestión de
tres días de camino, entonces. Carmelita las hospedaba con caridad asom-
brosa y les arreglaba el viaje con alguno de los indiecitos de San Pedro.
¡Todas, sin haberse puesto de acuerdo, resultaban rezando el Magnífi-
cat al pasar el Cauca, límite de las dos diócesis! Cuál era la alegría que allí
sentían, sólo podrá decirlo quien la haya sentido. ¡Se veían ya en manos de
un ordinario que las acogía y amaba, y lejos de la jurisdicción de uno que
quiso despedazarlas y acabar con su Congregación tan amada!
Fundación de un nuevo noviciado en Antioquia
De acuerdo con los sagrados cánones, se determinó fundar un nuevo
noviciado con el fin de dejar que el de San Pedro se terminara por consun-
Capítulo LXII. Fundación de un nuevo noviciado en Antioquia