Vamos a imaginarnos un juego. Supongamos que hay situada una linea en
el suelo que se encuentra a cierta distancia de nosotros. El juego
consiste en lanzar un palo que puede ser de disitintas longitudes y
tratar de que alguna de las partes de nuestro palito toque a la línea
dibujada en el suelo.
Por lógica mientras más pequeño sea el palo que lanzamos más difícil
será tocar la línea y al contrario, con uno más largo la dificultad
será menor. Evidentemente los jugadores mejores en este juego
necesitarán un longitud de palo más pequeño que los peores. Las reglas
del juego deben fijar por tanto una longitud máxima para los palitos,
algo parecido a lo que en intervalos de confianza llamaremos error
máximo admisible.
Un intervalo de confianza es siempre un
entorno centrado en la media muestral y con un radio que depende
fundamentalmente del nivel de confianza que se considere y también del
tamaño de la muestra elegida. Atendiendo a cómo calculamos los valores
de dicho intervalo, nos podemos dar cuenta de que la amplitud de dicho
intervalo depende fundamentalmente de dos elementos:
- Nivel de confianza con el que se trabaja. A medida que se aumenta el
nivel de confianza aumenta también el radio del intervalo, disminuye
por tanto la precisión de nuestra estimación.
- Tamaño de la muestra. A medida que aumenta el tamaño de la muestra
disminuye el radio del intervalo. Por tanto aumenta la precisión de la
estimación.