Motivación
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El desarrollo de este
proyecto se centra en la creación de objetos de aprendizaje en
un contexto temático que podemos sintetizar en la siguiente
frase que hemos usado como título del proyecto: |
EL METRO: PATRÓN INEXACTO PARA MEDIR EXACTAMENTE
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En la selección de este
título se ha buscado reflejar el objeto primario de estudio –el
metro– y se introduce un planteamiento paradójico mediante la
yuxtaposición de un adjetivo calificativo –inexacto– a un
sustantivo –patrón– que define un concepto que implícitamente es
exacto; adicionalmente se refuerza la paradoja mediante la
contraposición en una misma frase de dos términos opuestos:
inexactitud y exactitud, mostrando el primero como causa del
segundo, lo imperfecto generando perfección. Con este
planteamiento se busca captar la atención del lector fomentando
su curiosidad, impeliéndole a profundizar en el tema propuesto.
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Pero ¿por qué
desarrollar este tema? ¿Qué puede inspirar un concepto tan
“simple” para necesitar tanto desarrollo? ¿Por qué afirmar que
el metro es inexacto? ¿Cómo surge y se resuelve la paradoja
planteada?... Tratemos, consecuentemente, de motivar la elección
de este tema mediante la siguiente introducción: |
Es altamente probable que si a
cualquier persona, al menos de mediana edad, le preguntamos:
–
¿Qué es el metro?
Rápidamente contestará, casi
irreflexivamente, como producto de un inevitable acto reflejo
–condicionado por su particular Paulov, es decir, su querido
maestro de primaria–:
– “El metro es la diezmillonésima
parte de un cuadrante del meridiano terrestre”.
E incluso, el interrogado, regresará a
su más tierna infancia y posiblemente resonará en él la potente
voz educadora que modulaba y daba soporte a una larga cadena de
preguntas –las cuales, sin duda, buscaban motivar la siempre
difícil reflexión y a través de ella la compresión y
conceptuación del conocimiento–:
– ¡Bien!, pero ¿qué es en sí el
metro?
Y una reflexión, no siempre reflexiva,
le conducía a una nueva mecánica respuesta:
– ¡Ah, la unidad de medida lineal!,
¡El patrón del sistema métrico decimal!
Respuesta a la que el maestro –como
prestidigitador que encadenadamente, y sin aparente fin, extrae
de la boca peligrosas y afiladas cuchillas de afeitar, enlazadas
en resistente hilo– continuaba con una cascada de inexplicables
e interminables “qués” o “por qués”... resumidos, ¡felizmente
resumidos!, cuando, en un sublime acto de realista magia
matemática, aparecía una prismática vara de madera, con
broncíneos terminales, acompañada de un efusiva y simplificadora
expresión:
– ¡Esto es un metro!
A la par que extraía el aliviado
aliento y en esos momentos casi el último suspiro infantil...
– ¡Y sirve para medir!...
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Efectivamente la
magistral conclusión final sintetiza el concepto de patrón o
unidad fundamental de medida, así como su fin, identificando el
concepto con su soporte físico, es decir, el metro no es más que
una vara que permite la medida lineal de un segmento mediante
comparación. Su tamaño es arbitrario y únicamente adquiere el
estatus de patrón mediante convenio y acuerdo. La génesis o el
principio que motiva su definición (diezmillonésima parte de un
cuadrante del meridiano terrestre) ha de difuminarse cuando éste
queda establecido, e incluso ha de provocarse una ruptura que
impida que una unidad fundamental tenga una base de definición
distinta a su propia definición. El metro se define a sí mismo,
la permanencia de cualquier otra connotación conduce a paradojas
en las que se tiene un patrón inexacto –pues el cuadrante
se mide con una determinada precisión, introduciendo un error–
para medir exactamente. |
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Así pues, podemos
observar la plasmación de la eterna dualidad entre lo abstracto
y lo concreto, lo virtual y lo real, lo teórico y lo práctico...
y nos sumiremos en Socráticos pensamientos paradójicos: ¡Sólo sé
que no sé nada! Nada que –en instantáneo “big-bang”– nos genera
un nuevo y extenso universo de dudas:
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¿Qué es medir?, ¿qué es una
unidad de medida?, ¿qué es eso de un sistema?, y ¿por qué es
decimal?, ¿qué es un patrón?
¿Qué es un meridiano?, ¿son
todos los meridianos iguales?, ¿por qué no elegir un paralelo? y
¿por qué para medir, he de medir primero un meridiano?, ¿por qué
no usar una vara, o un dedo, o un palmo, o
un pie, o...?
Si el metro es una parte del meridiano,
primero tendré que medir el meridiano, ¿y cómo lo mido?, ¿qué
instrumentos usaré?, ¿con qué unidad de medida lo hago?, es
decir, ¿qué patrón utilizo para obtener el patrón del metro?, y
¿por qué es la diezmillonésima parte y no la milésima o la
cienmillonésima?
Al desplazarme los obstáculos naturales me
impedirán mantenerme a lo largo del meridiano, ¡tendré que
desviarme de mi camino!, ¡perderé la línea recta!, ¿qué haré? y
¿cómo hablo de línea recta si vivimos en una superficie esférica
y el meridiano es curvo?
¿Al medir cometeré errores?, ¿podré
controlarlos? Pero aunque los controle, no podré obtener un
valor exacto por lo que el metro será inexacto.
¡Oh, quimérica ilusión! ¡Oh
paradójica labor que crea un patrón inexacto para medir
exactamente!... |
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Pero abreviemos.
Cortemos el hilo de nuestro auto-interrogatorio, pues ¿cuántos
aspectos del conocimiento han sido necesarios para la obtención
del metro?
¡Oh,
Quijotesca empresa que en la obtención de la unidad emplea tanta
diversidad (de conocimiento)!,
pero recordemos que
según Leopold Kronecker:
“Dios
creó el uno y… el resto lo inventaron los hombres”. |
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Hemos podido observar
que un concepto tan ¿simple? como el que se refleja en la
definición de metro, casi universal y acultural –por ser una
unidad de medida de uso cotidiano e integrada en casi todas las
culturas humanas actuales dada su implantación en casi en todos
los países de nuestra Tierra–, un concepto tan simple,
escribíamos, cubre un trasfondo de conocimiento humano que es
necesario detallar para su verdadera comprensión, comprensión
que debe y puede realizarse a muy diversos niveles de
aprendizaje dada la dificultad implícita que subyace en él, y la
introducción en cada nivel de conocimiento requiere a su vez la
inmersión en otro intrincado abanico de conocimientos que
requieren un esfuerzo adicional de concreción, exposición,
práctica, experimentación,…, es decir, observamos como una
unidad temática nos conduce a una diversidad conceptual que se
ramifica, en un crecimiento exponencial, en un conjunto de
unidades temáticas diversas, que necesitan subdividirse en un
nutrido estudio de conceptos, que por sí mismos se constituyen
como unidades temáticas, que a su vez se dividen en…, que a su
vez…, … que juntos constituyen un frondoso universo donde las
hojas se configuran como objetos individuales o unidades básicas
de conocimiento, es decir, en objetos de aprendizaje
individualizados, pero que a su vez son unidades atómicas que
auto-contienen partículas analizables a nivel microatómico. |
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En fin, situándonos en
el entorno que motiva el desarrollo de este proyecto,
posiblemente, tendríamos que hacernos las siguientes preguntas:
¿Se justifica la elección de este tema? ¿Se ajusta el carácter
monotemático a la granularidad que se desea? ¿Se dispone de una
amplia diversidad de contenidos interrelacionados e
independientes como para elaborar un amplio abanico de objetos
de aprendizaje? ¿Se encuadran estos objetos en un tema básico de
importancia en el contexto educativo y social? ¿Es de utilidad
su aprendizaje? ¿Es un tema cíclico y recurrente, multinivel por
tanto, a lo largo de la vida colegial y laboral? ¿Es un
contenido transversal e instrumental entre diferentes ámbitos o
áreas de conocimiento o asignaturas? ¿Dónde no se necesita
medir? ¿No es un tema que cohesiona la, a veces, fragmentada y
compartimentada división que suele artificialmente darse al
conocimiento humano? En definitiva, o resumiendo, las fáciles
respuestas a las preguntas anteriores y otras muchas más que
podrían formularse y desarrollarse en este u otros documentos
¿justifican el desarrollo de este proyecto? Nosotros estimamos
que SÍ, y en ello hemos estado empeñados, siendo
conscientes que sólo ha sido posible plantear una mirada parcial
a determinados átomos o molecúlas dentro del universo métrico
planteado... Y es que, en una osada permutación y un atrevido
cambio del
verso de Pablo Neruda: "Es
tan corto el amor, y es tan largo el olvido",
"Es tan largo el
saber y es tan corto el camino..." |
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