El ser humano
está muy presionado (pero no más que los demás seres vivos) |
Un bloque cúbico de piedra de 1 m de arista puede pesar varias toneladas, pongamos tres (d = 3000 kg/m3). La presión que ejerce sobre el suelo es de 3000 x 9,81 Pa (unos 30.000 Pa). Podríamos pensar que es una presión considerable, sobre todo si tuviéramos un pie debajo del bloque, pero que no es ni la tercera parte de la que ejercen los 80 km de atmósfera situados encima de nosotros (1 atm = 101.300 Pa).
¿Por
qué no nos aplasta?. Desde la primera célula en el útero
materno, que constituye el germen de nuestro cuerpo, el agua y los gases disueltos
en la célula mantienen una presión interna que se opone a la presión
atmosférica. Desde el inicio del desarrollo celular hasta la formación
del ser vivo, este equilibrio se mantiene y, dado que la presión del
fluido se manifiesta en todas direcciones, no notamos sus efectos.
Si saliéramos al espacio exterior fuera de la atmósfera sin traje
espacial explotaríamos; y si nos trasladamos a un lugar con mayor presión
está nos aplastaría.
Viajando en avión, al despegar y aterrizar, notamos en los oídos
la variación de presión y al mover la mandíbula o tragar
saliva se igualan más fácilmente la presión interna de
nuestro tímpano con la exterior. Igualmente en nuestros pulmones se intercambia
el aire a la nueva presión para establecer un nuevo equilibrio.