Título de la obra:
Cuentos clásicos
Autor:
Juan Guillermo Rivera Berrío
Código JavaScript para el libro: Joel Espinosa Longi, IMATE, UNAM.
Recursos interactivos:
DescartesJS y
Pollinations.ai
Fuentes: Lato y UbuntuMono
Imagen de portada: generada con Ideogram 2.0
Red Educativa Digital Descartes
Córdoba (España)
descartes@proyectodescartes.org
https://proyectodescartes.org
Proyecto iCartesiLibri
https://proyectodescartes.org/iCartesiLibri/index.htm
ISBN:
Esta obra está bajo una licencia Creative Commons 4.0 internacional: Reconocimiento-No Comercial-Compartir Igual.
Desde tiempos inmemoriales, los cuentos han sido ventanas mágicas hacia mundos lejanos, donde todo es posible y la imaginación no conoce fronteras. Este libro nace con el deseo de invitar a los niños —y también a quienes aún guardan un niño en su corazón— a emprender viajes llenos de aventuras, sueños y aprendizajes.
Cada historia aquí reunida ha sido tejida con hilos de fantasía, ternura y sabiduría. Encontrarán héroes pequeños con corazones enormes, animales que susurran secretos antiguos, y lugares donde la risa y la bondad son la brújula que guía el camino.
En estas páginas te invitamos a un viaje mágico donde los sueños se hacen realidad y lo imposible se vuelve posible. Cada cuento que encontrarás aquí ha sido creado con amor y cuidado, pensando en despertar tu imaginación y llevarte a mundos lejanos llenos de aventuras.
Los personajes que conocerás te acompañarán en noches de lectura bajo la luz de una lámpara, en tardes compartidas con amigos o en momentos especiales junto a quienes más quieres. Hay dragones amistosos, niños valientes, hadas traviesas y animales que hablan, todos esperando para compartir sus historias contigo.
La magia de estos cuentos no está solo en sus palabras, sino también en lo que tú agregas al leerlos. Tu imaginación es la llave que abre puertas a lugares increíbles, y cada vez que abras este libro, el viaje será diferente.
¡Bienvenidos a este rincón de magia!
Los tres cerditos y la gran aventura
1. Había una vez tres cerditos que vivían en un hermoso campo. Cada cerdito era diferente y tenía ideas especiales sobre cómo construir su casa. El primero, que era muy juguetón, decidió hacer su casa de paja, porque era ligera y fácil de construir. El segundo, que era un poco más responsable, eligió hacer su casa de madera. El tercer cerdito, que era muy sabio y trabajador, decidió construir su casa de ladrillos, porque sabía que sería la más fuerte.
2. Un día, mientras los cerditos jugaban, llegó un lobo feroz y hambriento. El lobo quería comer a los cerditos, así que decidió empezar con el cerdito de paja. Sopló con toda su fuerza y, ¡puf! La casa de paja voló por los aires. El cerdito asustado corrió rápidamente a la casa de su hermano de madera, buscando refugio.
3. El lobo, no muy contento, llegó a la casa de madera y sopló con fuerza nuevamente. "¡Soplaré y soplaré, y esta casa derribaré!", gritó el lobo. Y, ¡puf! La casa de madera también se desmoronó. Los dos cerditos asustados corrieron a la casa del tercer cerdito, que estaba hecha de ladrillos.
4. Cuando el lobo llegó a la casa de ladrillos y sopló, se dio cuenta de que no podía derribarla. "¡Esto es imposible!", exclamó el lobo frustrado. Los tres cerditos estaban muy contentos porque ahora estaban juntos y a salvo en la casa fuerte del tercer cerdito. Decidieron que era hora de pensar en un plan para alejar al lobo.
5. Los cerditos idearon un plan y decidieron hacer ruido para asustar al lobo. Cuando el lobo voltou a intentar entrar, los cerditos gritaron y se asomaron por la ventana. El lobo, asustado por el ruido, decidió marcharse y nunca volvió. Desde entonces, los tres cerditos vivieron felices y aprendieron que trabajar juntos y construir algo fuerte era lo mejor. ¡Y así, nunca más tuvieron que preocuparse por el lobo!
El Patito Feo
1. Había una vez en un hermoso estanque, un grupo de patitos que nadaban felices. Un día, la mamá pata se dio cuenta de que uno de sus patitos era diferente. Era más grande, tenía plumas grises y no parecía tan bonito como los demás. Los demás patitos lo llamaron el "patito feo" y se burlaban de él. El patito se sintió muy triste y decidió alejarse del grupo.
2. El patito feo decidió explorar el mundo fuera del estanque. Caminó por el bosque, donde conoció a una familia de conejos. Les pidió que jugaran con él, pero los conejos también se rieron de su aspecto. Con el corazón roto, el patito siguió su camino, pensando que nunca encontraría amigos que lo quisieran.
3. Un día, el patito feo se encontró con un grupo de aves que volaban sobre un lago. Miró con admiración cómo eran tan elegantes y hermosas. Se sintió aún más triste porque no podía volar. Sin embargo, siguió caminando y soñando con un día en el que él también sería especial.
4. Con el paso del tiempo, el patito feo fue creciendo y se convirtió en un hermoso cisne. Un día, al mirarse en el agua, se dio cuenta de que ya no era feo. Sus suaves plumas blancas brillaban bajo el sol, y ya no sintió tristeza. Se sintió orgulloso de ser un cisne.
5. Finalmente, regresó al estanque donde había sido rechazado. Los otros patitos quedaron asombrados al ver lo hermoso que se había convertido. El patito feo ya no era feo, y ahora era el más elegante de todos. Desde ese día, el patito feo y los demás patitos jugaron juntos y aprendieron que lo importante era lo que llevamos dentro y no cómo nos vemos por fuera.
Caperucita Roja y el Bosque Mágico
1. Había una vez una dulce niña llamada Caperucita Roja, que siempre llevaba una capa roja que su abuela le había tejido. Un día, su madre le pidió que llevara una cesta de galletas a su abuela, que vivía al otro lado del bosque. Antes de salir, le dijo que no hablara con extraños y que se mantuviera en el camino. Caperucita asintió, emocionada por la aventura que le esperaba.
2. En el camino, Caperucita se encontró con muchas flores hermosas y mariposas de colores. A medida que avanzaba, no pudo resistir la tentación de recoger algunas flores. Mientras se agachaba, un lobo astuto apareció entre los árboles. Él le preguntó a dónde iba, y aunque Caperucita recordó las advertencias de su madre, se dejó llevar por la conversación.
3. El lobo, al saber que Caperucita iba a visitar a su abuela, ideó un plan travieso. Corrió rápidamente hacia la casa de la abuela y, sin que nadie lo notara, entró para disfrazarse de ella. Cuando Caperucita llegó a la casa, se sorprendió al ver la puerta abierta. Entró con su cesta y se acercó a la "abuelita".
4. “¡Qué ojos tan grandes tienes, abuela!” exclamó Caperucita. “¡Son para verte mejor!” respondió el lobo disfrazado. Justo cuando Caperucita se dio cuenta de que algo no estaba bien, un valiente cazador que pasaba por ahí escuchó el alboroto y corrió a la casa. Entró de un salto y vio al lobo con Caperucita. Con valentía, lo ahuyentó y liberó a la abuela.
5. Desde ese día, Caperucita Roja aprendió a ser más cautelosa y siempre recordó lo importante que era seguir los consejos de su madre. Tanto ella como su abuela vivieron muchos días felices en el bosque, cuidando de las flores y jugando con las mariposas, siempre sonriendo al recordar aquella mágica y aventurera visita. Fin.
Las Aventuras de Pinocho
1. Había una vez un pequeño muñeco de madera llamado Pinocho, que deseaba con todo su corazón convertirse en un niño de verdad. Un buen día, su creador, el viejo carpintero Gepetto, le dio vida con un toque mágico. Pinocho estaba tan emocionado que decidió salir y explorar el mundo, prometiendo siempre ser honesto y amable.
2. Mientras caminaba, Pinocho conoció a un pequeño grillo llamado Pepito, que se convirtió en su mejor amigo y consejero. Pepito siempre le decía que debía decir la verdad, porque sus mentiras harían que su nariz creciera. Pinocho pensó que sería fácil seguir el consejo de Pepito, así que se adentró en la ciudad con una sonrisa.
3. Sin embargo, Pinocho se encontró con un grupo de chicos traviesos que lo invitaron a un circo lleno de magia y diversión. Estaba tan emocionado que olvidó lo que Pepito le había dicho. Cuando le preguntaron si tenía dinero, él mintió, y su nariz creció un poco. Pinocho se asustó y decidió que era hora de regresar a casa.
4. En su camino de regreso, Pinocho se dio cuenta de que la verdad es siempre la mejor opción. Aprendió que las aventuras son divertidas, pero ser honesto y cuidar de sus amigos era aún más importante. Prometió nunca más decir mentiras y se sintió feliz al recordar las enseñanzas de Pepito.
5. Finalmente, Pinocho regresó con Gepetto y le contó todas sus aventuras. Gepetto, orgulloso de su valiente muñeco, le dijo que, por ser honesto, merecía convertirse en un niño de verdad. Con un destello de luz, Pinocho se transformó en un niño pequeño y, desde ese día, vivió feliz con su padre, siempre recordando que la verdad y la bondad son las verdaderas cualidades que hacen a alguien especial.
La cenicienta y el baile mágico
1. Había una vez una hermosa joven llamada Cenicienta que vivía con su malvada madrastra y sus dos hermanastras. Ellas siempre le daban muchas tareas en la casa y no la dejaban jugar ni divertirse. Cenicienta soñaba con salir de su hogar y conocer el mundo, pero su vida parecía ser muy triste. Cada vez que terminaba sus tareas, se sentaba junto a la chimenea y las cenizas, de allí le vino su nombre.
2. Un día, el rey del reino decidió organizar un gran baile para que su hijo, el príncipe, pudiera encontrar una novia. Todas las personas del pueblo estaban emocionadas, incluyendo a las hermanastras de Cenicienta. Ellas se estaban preparando con bellos vestidos y joyas. Pero al ver que Cenicienta no podía ir, la dejaron sola en casa, sintiéndose más triste que nunca.
3. Justo cuando Cenicienta pensaba que no podría asistir al baile, apareció su hada madrina. "¡No te preocupes, querida!", dijo el hada. Con un toque mágico de su varita, convirtió una calabaza en un hermoso carruaje, y unos ratones en espléndidos caballos. Además, le dio unos zapatos de cristal que brillaban como estrellas. "¡Ve al baile y diviértete!", le dijo el hada antes de desaparecer.
4. Cenicienta llegó al baile y todos quedaron sorprendidos con su belleza. El príncipe se enamoró de ella al instante y pasaron toda la noche bailando y riendo juntos. Sin embargo, cuando el reloj dio la medianoche, Cenicienta se dio cuenta de que debía irse pronto. Corrió fuera del palacio, dejando atrás uno de sus zapatos de cristal, pero el príncipe no tenía idea de dónde se había ido.
5. Al día siguiente, el príncipe decidió buscar a la dueña del zapato. Visito casa por casa y, cuando llegó a la de Cenicienta, sus hermanastras intentaron ponérselo, pero no pudieron. Finalmente, Cenicienta se probó el zapato, ¡y le quedó perfecto! El príncipe sonrió y se llevó a Cenicienta a su palacio. Desde ese día, vivieron felices y llenos de amor, y Cenicienta nunca volvió a ser triste.