468 CAPÍTULO XXX - DESCONFIANZA DE LOS INDIOS - ESCÁNDALO DE LOS BLANCOS - EL PRODIGIO DE LA LANGOSTA - OTRO PRODIGIO - MI MADRE ENFERMA DE GRAVEDAD - CONTINÚA LA FORMACIÓN RELIGIOSA - CAMBIAMOS DE NOMBRE - NOMBRE DE LA CONGREGACIÓN - NUEVOS MIEMBROS "Será llamada con el nombre del Señor la generación que ha de venir; y anunciarán los cielos la justicia de Él, al pueblo que nacerá e hizo el Señor". (Sal.21,32) Desconfianza de los indios Ahora, volviendo a los indios: Continuaron por algunas semanas las amistades con Juan de Jesús, sin conseguir sino que él protestara contra nuestra enseñanza, porque indio no atiende (aprende) porque no tiene alma. Poco a poco, con Juan de Jesús se presentaron otros, pero siempre en la misma actitud o un poco hostiles. Oían hablar de Dios con algo parecido a rabia. Naturalmente para mí, aquello no revestía la importancia que de otro modo tuviera, porque quién sabe qué Dios se imaginaban ellos. Por una parte, nuestras lenguas nos distanciaban horriblemente, de modo que ellos no se daban cuenta exacta, ni siquiera medianamente, de lo que les decíamos y nosotras no podíamos dárnosla de lo que ellos nos enten- dieran ni de los errores que tenían aquellas mentes. Por esto, les dije a las hermanas: Nuestra ventaja no está ahora en enseñarles, sino en pasar el mayor tiempo posible con ellos, oyéndoles aunque sea disparates y mos- trándoles que los amamos y que valen para nosotras mucho. Por eso llegamos a excitar alrededor nuestro, muchas habladurías: Como los tratábamos como a seres importantísimos, como no les negábamos nada, como no notaban que tuviéramos fastidio por sus pinturas, ni por su mu- gre, ni por nada, como los tratábamos como a hijos del alma y, por más que fueran los más malos, encontraban compasión, ternura y remedio en noso- tras, se produjo en los indios la desconfianza y en las gentes el escándalo. La desconfianza de los primeros provenía de que no conociendo el motivo que nos llevaba a eso, no se podían explicar el cariño, la delicade- za y el desinterés nuestro. No carecían de razón: Siempre habían sido trata-