por supuesto la United Fruit Company15 se rehusaba a cumplir, ya que le implicaba extender los beneficios que otorgaba esta norma a los trabajadores de las plantaciones. Ocho días antes de presentarse los sucesos de la matanza de los huelguistas, los periódicos regionales sobre el conflicto en sí reseñaban un halagador panorama, como lo mencionó La Prensa de Barranquilla, donde se aludía que la Huelga se estaba arreglando satisfactoriamente, producto de una conferencia telegráfica realizada desde Bogotá por el jefe de la Oficina del Trabajo, Dr. Hoyos Becerra, en el que se anunciaba que los ministros de Industrias y de Gobierno, apoyados por miembros de dichos gabinetes, se encontraban en la región bananera del Magdalena para tratar asuntos relacionados con la solución de la huelga. Según los reportes periodísticos, mencionaban que la situación se encontraba en condiciones amigables, ya que los funcionarios superiores del Gobierno y los trabajadores delegados de la huelga habían sabido mantenerse dentro de las leyes, con moderación y civismo ejemplar 16 . A raíz de la huelga, y en aras de mermar la presión ejercida hacia la compañía, producto de la agitación obrera, la United Fruit el día jueves 29 de Noviembre de 1928 paga la primera quincena de los salarios que adeudaba a los trabajadores, por valor $30.000, suma que según la multinacional podía servir para resistir la huelga otros días, máxime que la situación del comercio era angustiosa; las ventas disminuyeron tres cuartas partes y los bancos confrontaban una sensible baja en los cobros 17 . La huelga en la región bananera del Magdalena comenzó en la segunda semana de noviembre; y aunque para el último día del mes y ya transcurridos tres semanas de huelga, la información que llegaba a los medios de comunicación por parte del Gobierno sobre la relación de un probable término del movimiento resultaban manifiestamente contradictorias. Lo único cierto era que el estado de cesación del trabajo aún persistía. La huelga de por sí tuvo dos comisiones de trabajadores; la primera de ellas era la encargada de llevar a cabo las actividades de logística y apoyo que los manifestantes requerían, pues su principal función era la de llevar comida, abrigo y bebidas a los huelguitas, los cuales- como segunda comisión- tenían la tarea de hacer la actividades de vigilancia. Estos últimos tenían como finalidad asegurarse de que en las fincas de los productores que no apoyaban la huelga, no se cortara, transportara o comercializara la fruta. Esta situación ocasionaba cada vez más grandes perjuicios, pues en la dinámica económica y social, los trabajadores en huelga no eran los únicos perjudicados, sino también los empresarios y el comercio grande y pequeño 18 . Eran casi 30.000 pesos oro que diariamente se sustraían de la economía del departamento del Magdalena a causa de huelga, lo que quiere decir que, en promedio, en menos de un mes que duró el conflicto fue de 1.000.000 pesos oro la suma que dejó de recibir y en la que el tejido empresarial del Magdalena mermó sus ingresos 19 . 15 Las condiciones sociales de los trabajadores se pueden apreciar con lujo de detalles en Legrand, Catherine, “Campesinos y asalariados en la zona bananera de Santa Marta, 1900-1935”, en El Caribe colombiano: selección de textos históricos, Ediciones Uninorte, Barranquilla, 1988. 16 Esta problemática laboral no sólo se presentó en Colombia, sino en todos los lugares dónde la United Fruit Company tenía operaciones. Ver Bucheli, Marcelo, “United Fruit Company in Latin America”, en Banana Wars. Power, Production, and History in the Americas, Duke University Press, Durham and London, 2002. 17 La Prensa, Nº 242, Barranquilla, jueves 29 de noviembre de 1928, f. 5ª. 18 Ibíd. 19 Para conocer mejor quiénes eran los empresarios bananeros y cuáles empresas funcionaban en esa región y época, ver Vitoria de la Hoz, Joaquín, “Historia Empresarial del Guineo: Empresas y Empresarios Bananeros en el Departamento del Magdalena, 1870-1930”, en Cuadernos de Historia Económica y Empresarial, Nº 23, Centro de Estudios Económico Regionales, Banco de la República, Cartagena, Mayo de 2009.