348 Diego Parente scientiæ zudia, São Paulo, v. 6, n. 3, p. 345-57, 2008 nes del diseñador no disponen de privilegios por sobre las interpretaciones localiza- das de cualquier otro usuario involucrado. En resumen, el argumento dennettiano se dirige, aunque sea de modo implícito, a deconstruir la primacía de la intentio auctoris en la determinación del para-qué de un artefacto. Por otra parte, Dennett considera que la pregunta acerca de la identificación de un “artefacto” en cuanto tal y la asignación de sus funciones es apenas un capítulo de un problema hermenéutico más abarcativo: el que interroga acerca de cómo somos capaces de interpretar y asignar significado a las acciones de otros seres humanos, 5 otros organismos y textos en general. 6 Para cada uno de estos casos suponemos un ‘prin- cipio de optimalidad’ (optimality principle). Tal principio implica utilizar una actitud intencional (intentional stance), es decir, un tipo de operación reconstructiva conjetu- ral que dicho autor asocia a la “retro-ingeniería” o “ingeniería reversa”. Este mecanismo, en cuanto requisito hermenéutico, juega un papel sustancial en disciplinas que tratan con objetos cuya inserción cultural se desconoce parcial o totalmente. Por ejemplo, la arqueología y la etnología deben enfrentarse con útiles cuyo significado resulta accesible sólo luego de una reconstrucción conjetural del “mundo cultural” que los portaba. 7 De tal modo, el método de “ingeniería reversa” no se com- pleta con una mera identificación de los componentes de un artefacto y de sus particu- lares contribuciones causales en relación al todo, sino que requiere pensar la función en un determinado contexto cultural. En este sentido acotado, se puede afirmar que comprender un artefacto qua artefacto (tanto en su esfera teleológica como simbólica) significa realizar una serie de hipótesis sobre usos y significados particulares, lo cual requiere remitirse a una cierta Lebensform. 8 5 En este sentido, Dennett se aproxima a la posición defendida por Ricoeur (2001), quien concibe al texto como modelo de análisis y comprensión de las acciones humanas. De acuerdo con Ricoeur, el significado de la acción humana (en tanto que un tipo de “enunciación”) también es algo que se dirige a una serie indefinida de posibles lectores. Es decir, al igual que un texto, la acción humana es una obra abierta cuyo significado está “en suspenso” (2001, p. 181). 6 Indudablemente el caso de los organismos constituye el más conflictivo. Si bien permanece fuera del tópico de este trabajo, la dificultad consiste en cómo descubrir “intenciones” o “propósitos” en la naturaleza. De acuedo con Dennett la vía es adoptar una actitud intencional hacia el proceso de selección natural y considerar los diseños racionales hallados. Esto significa, en su terminología, convertirse en “adaptacionistas”, es decir, suponer la optimalidad de diseño en los organismos estudiados. La utilización de tal supuesto de optimalidad no responde a que creamos que la evolución ha hecho “el mejor de los mundos posibles”, sino que “debemos ser intérpretes si queremos hacer algún tipo de progreso, e interpretar requiere la invocación de optimalidad” (1990, p. 185). 7 Desde su experiencia como etnólogo, Leroi-Gourhan (1984) ha destacado estas dificultades propias de la inter- pretación de materiales fósiles. 8 No sería arriesgado pensar que este último tipo de comprensión involucra un tipo de aproximación cercano al utilizado por el último Wittgenstein cuando concibe a los juegos de lenguaje como ‘forma de vida’. En este sentido, la interpretación plena de productos artificiales supondría necesariamente la descripción de entornos culturales o “modos de vida”.