Unidad L1221: Cómo cepillarse los dientes

   

Estímulo

     Deslumbrada por tantas y tan maravillosas invenciones, la gente de Macondo
no sabía por dónde empezar a asombrarse. Se trasnochaban contemplando las
pálidas bombillas eléctricas alimentadas por la planta que llevó Aureliano Triste
en el segundo viaje del tren, y a cuyo obsesionante tuntún costó tiempo y trabajo
acostumbrarse. Se indignaron con las imágenes vivas que el próspero
comerciante don Bruno Crespi proyectaba en el teatro con taquillas de bocas de
león, porque un personaje muerto y sepultado en una película y por cuya
desgracia se derramaron lágrimas de aflición, reapareció vivo y convertido en
árabe en la película siguiente. El público que pagaba dos centavos para compartir
las vicisitudes de los personajes, no pudo soportar aquella burla inaudita y rompió
la sillería. El alcalde, a instancias de don Bruno Crespi, explicó mediante un
bando que el cine era una máquina de ilusión que no merecía los
desbordamientos pasionales del público. Ante la desalentadora explicación,
muchos estimaron que habían sido víctimas de un nuevo y aparatoso asunto de
gitanos, de modo que optaton por no volver al cine, considerando que ya tenían
bastante con sus propias penas, para llorar por fingidas desventuras de seres
imaginarios.

Macondo

1. ¿De qué trata el artículo?

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RESPUESTA

2. ¿Qué recomiendan los investigadores británicos?

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RESPUESTA

3. Según Bente Hansen, ¿por qué debes cepillarte la lengua?

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RESPUESTA

4. ¿Por qué se menciona un bolígrafo en el texto?

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RESPUESTA